Bahía Blanca | Martes, 15 de julio

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El parate de la economía golpea duro a muchos hogares de Bahía

Muchas familias bahienses se sostienen con el trabajo diario que realizan, pero la cuarentena frenó los ingresos económicos y la crisis ya se empieza a sentir. Cuatro testimonios que dan cuenta de la situación.
 

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Por Pablo Alvarez, Mario Minervino y Sergio Prieta[email protected]
Audionota: Malena Ruppel (LU2)

   La pandemia del coronavirus COVID-19 no es sólo una crisis sanitaria, sino que también es una crisis social y económica.

   Y en las necesidades de los más vulnerables está impactando duramente en Bahía Blanca, donde una gran parte de la población tiene trabajos informales.

   Estos son apenas cuatro casos, que describen fehacientemente la crisis que ya golpea las puertas de muchos hogares.

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   Fernando se dedica a trabajos de filmación de eventos sociales.

   Cuándo menciona que “el sábado tiene una fiesta” no significa que va a divertirse como invitado sino que va  a trabajar. Por eso cumpleaños de 15, casamientos y reuniones similares son los que generan gran parte de sus ingresos.

   La cuarentena, la epidemia, el coronavirus afectó de manera directa su trabajo. Nadie puede festejar nada, no hay lugar para las reuniones sociales, no hay fiesta a la que concurrir.

   “Estoy tratando de sobrellevar al situación de la mejor manera posible”, señala desde su departamento, el que comparte con su mujer y su primer hijo, nacido a mediados del año pasado.

   Si bien aprovecha el encierro para ponerse al día con trabajos pendientes de edición de celebraciones pasadas, la realidad es que es algo que lo ocupa pero no le garantiza sostener sus ingresos, ya que la cuarentena hace que muchos destinatarios de esos trabajos se excusen de recibirlos  pagarlos hasta tanto ésta termine o se tenga más certeza de cómo va a evolucionar todo.

   “Por suerte hay algunos programas del cable o la televisión abierta donde trabajo y que por ahora se mantienen. Eso alivia un poco”, explica.

Fernando, con su hijo Bastian

   A la hora de afrontar los gastos y las cuentas, Fernando explica que por ahora están tratando de cumplir con los pagos de lo primordial y todo lo que admite ser postergado se posterga. “Así vamos organizando los recursos y sobreviviendo. Vamos a salir adelante, no veo que el panorama sea fácil pero hay que aguantarlo”, apunta.

   Ahora, si la cuarentena, si el aislamiento se extiende mucho más sin dudas la situación va a cambiar de manera drástica.

   “Podés recurrir a algunos ahorros, o recibir la ayuda social para comprar mercadería. Pero también es cierto que apenas termine esto te espera un montón de deudas. La verdad que es caótico el momento, pero trato de no pensar mucho porque sino viene la angustia”, indica.

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   Ser mecánico en tiempos del coronavirus es devastador. Con los automóviles quietos, la prohibición de circular, la obligación de mantener cerrado el negocio es claro que se deja de trabajar.

   Es el caso de Fernando Pérez, que tiene su taller, el cual es habitual ver colmado de vehículos, al punto que además de trabajar sus hijos también tiene un par de colaboradores.

   “Tuve trabajo poco más de una semana con algunos vehículos que quedaron en el taller y para los cuales por suerte ya había comprado algunos repuestos. Pero ahora se terminó. De acá en adelante no hay más trabajo” señala.

   Su caso sin embargo no es tan angustiante en el corto plazo. Porque es propietario y dispone de algunos ahorros. Pero si la situación se extiende mucho más sin dudas se tornará preocupante.

   “Pero tengo talleristas amigos que ya la están pasando muy mal. Con el taller cerrado, afrontando el alquiler y con algunos empleados no tienen un panorama alentador”, explica.

   También Fernando busca organizar sus pagos.

   “Estableceré prioridades. Hay cosas que no voy a pagar hasta saber cómo están las cosas. Porque además si dejo de tener ingresos se entiende que no tengo recursos”, explica.

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   “Obviamente la cuarentena es muy necesaria, pero también lo es el trabajo. En mi caso personal, ya me gasté los pocos ahorros que tenía y sinceramente no sé cómo voy a afrontar los gastos que se me vienen encima”.

   La frase es de Elsa (no da su apellido ni se deja fotografiar por pudor), de 46 años, quien alquila una pequeña casa en el barrio Villa Floresta, donde vive con sus dos hijos (Mauro, de 12 años, y Matías, de 8).

   “Me dedico a la limpieza de casas y negocios. Hasta antes de la cuarentena tenía dos casas fijas a la semana y al resto iba cuando me llamaban. Ese dinero me servía para vivir el día a día y que no faltara nada”, cuenta.

   Y añade: “Jamás tuve que pedir nada, pese a que estoy sola con mis hijos hace bastante tiempo. Siempre me las arreglé con mis trabajos para llevar la familia adelante, por eso esta situación me desacomoda mucho”.

   Elsa, pese  a que se resistía, ya presentó el formulario para cobrar la ayuda estatal.

   “No quería hacerlo, porque considero que debe haber gente en peor situación que la mía. Los diez mil pesos me van a alcanzar para pagar el alquiler y algún servicio y no mucho más. Familiares me están acercando alimentos, pero ya me da vergüenza seguir pidiendo, porque no están en una situación mucho mejor que la mía. También recibí el bolsón de comida del municipio, pero entre tres personas no va a alcanzar por mucho tiempo”.

   Y agregó: “Ya me llegaron las facturas de luz y gas y está por llegar la del agua y la de internet. Si esto no se resuelve pronto, no tendré para pagarlas”.

   Tampoco la tranquiliza el hecho de que el gobierno haya suspendido los cortes de los servicios esenciales.

   “En definitiva me va a generar una deuda que no sé si podré pagar, porque en este tipo de trabajos cuesta hacer la cadena otra vez”, señala.

   Dice que pensó en dar de baja algunos gastos, pero llegó a la conclusión que le traerían más problemas que soluciones.

   “Si los chicos no tienen internet, no pueden hacer las tareas de la escuela; además de que es una de las formas para mantenerlos entretenidos. Aunque trato de no transmitirles la preocupación, la realidad es que no voy a poder aguantar mucho más”.

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   Mabel Hernández tiene 46 años y desde que dejó de trabajar en relación de dependencia en el comercio decidió iniciar un emprendimiento como cosmetóloga, esteticista y masoterapeuta.

   El proyecto marchaba relativamente bien a pesar de los vaivenes de la economía argentina: juntaba el dinero necesario para pagar el alquiler, los impuestos y hasta para colaborar con la economía familiar.
Sin embargo todo cambió con el inicio de la pandemia y la cuarentena obligatoria decretada semanas atrás.

   “Desde el viernes 20 de marzo que no trabajo y por lo tanto ya no tuve más ingresos”, contó.

   “No sé cómo voy a juntar el dinero del alquiler porque con la extensión del pedido de aislamiento voy a continuar sin generar dinero. Días atrás me inscribí en el bono de 10.000 que dio el gobierno y esa es mi única alternativa por el momento”, dijo.

   Al mismo tiempo contó que algunas colegas suyas con ahorros intentaron cambiar dólares para comprar comida o pagar sus alquileres pero el precio que pagan los bancos oficiales en internet es de apenas 61 pesos, mientras que quienes venden dólar blue (se cotiza a 84 pesos) no se encuentran operando en este momento.

   “No tengo salida y estoy muy angustiada por esto que vivimos. Las compras del día a día las abono con tarjeta de crédito, pero el mes que viene, si es que esto sigue así, no voy a tener para pagarla”, se lamentó.

Cómo ayudar

   En el marco de la emergencia sanitaria, se constituyó la Red de Colaboración Social para asistir a las personas que más lo necesiten.

   Articulada por el Municipio, se trabaja en coordinación con instituciones y organizaciones de distintos sectores de la ciudad, para así reforzar el trabajo habitual de asistencia.

   Además de alimentos se entregan artículos de limpieza y otros que sean requeridos para asegurar las condiciones de seguridad sanitaria.

   El trabajo colaborativo y de todos en un mismo equipo es la base de la red, que trabaja con voluntarios, trabajadores municipales, organizaciones sociales, organizaciones de la sociedad civil, universidades, iglesias de distintos credos, delegaciones municipales, funcionarios del gobierno, concejales de todos los partidos políticos oficialistas y opositores, PAMI, CGT, CCC.

   Las familias con necesidades de asistencia deben enviar un mail a: [email protected], con los siguientes datos: nombre completo, dirección, barrio, teléfono y DNI.

   También pueden comunicarse con el comedor, merendero o institución más cercano a su casa.

   Todos los pedidos son canalizados a través de los Centros de Referencia y las Delegaciones Municipales. Y cada delegado envía a la Red de Colaboración Social, los pedidos diarios y los mismos son entregados en un plazo no mayor a 48 horas.

   Durante el aislamiento es importante no salir de nuestras casas, por lo que los pedidos se entregan en cada domicilio, con el equipo de logística.

   Para realizar donaciones (especialmente alimentos secos y artículos de limpieza) o para brindar colaboración (vehículos, logística, voluntariado, etc.) hay que escribir a este mail: [email protected]

   ¿Qué donar preferentemente? Lavandina líquida; jabón tocador; rollos de cocina; rollo PH; detergente; trapo de piso; trapo rejilla; bolsas de consorcio; pañales; toallitas femeninas; guantes; leche en polvo; arroz; polenta; lenteja; fideos largos; fideos guiseros; harina común; aceite; puré de tomate; yerba; cacao; té y azúcar.

"Changos solidarios"

   Otra campaña de recolección de alimentos para los sectores más necesitados está llevando adelante la UNS,  a través de su Subsecretaría de Extensión, con la Cooperativa Obrera y el municipio.

   En ese sentido,  la comunidad puede dejar donaciones de alimentos no perecederos y artículos de limpieza e higiene personal cuando concurra a hacer sus compras a las sucursales de la Cooperativa Obrera de Belgrano 45, el Hiper del Bahía Blanca Plaza Shopping y el Hiper de calle Aguado.

   Las primeras donaciones del “Chango Solidario” ya están en la UNS y serán desinfectadas para cortar posibles cadenas de transmisión de Coronavirus.

   Se distribuirán mediante la red de colaboración social por la crisis alimentaria que posee el municipio junto a otras organizaciones, o a través de las redes que la UNS tiene en diversos barrios de nuestro medio.

   Los “Changos solidarios” están identificados en los accesos de dichos supermercados, y los interesados en colaborar pueden dejar leche larga vida o en polvo, fideos, arroz, polenta, harina, aceite, puré de tomate, azúcar, yerba, té, mate cocido, latas de conserva de atún, lentejas, porotos, arvejas, choclo y duraznos.

   También artículos de limpieza como lavandina, alcohol, shampoo, jabón de tocador, rollos de cocina, papel higiénico, detergente, bolsas de consorcio, pañales, toallitas femeninas y guantes.

   “Todos sabemos que hay muchas familias en situación socioeconómica muy frágil, que si no salen de sus casas no consiguen recursos, y con el aislamiento social dejaron de tenerlos. Por eso instrumentamos esta campaña, con la colaboración de la Cooperativa Obrera, en la que voluntarios se ocuparán de retirarlos y se distribuirán mediante la red de atención social que tiene el municipio, y mediante las redes que la UNS tiene en diversos barrios de la ciudad", explicó el subsecretario de Extensión de la casa de estudios, Martín Jasson.