Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Una enfermera bahiense a puro esfuerzo y solidaridad en el corazón de la capital

Natalia Romero vive en Buenos Aires y se desempeña en el Hospital Alemán. Su novio, nativo de General Daniel Cerri, está terminando su pasantía como médico cirujano en el Güemes.
 

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   Natalia Romero es enfermera, bahiense, egresada de la Universidad Nacional del Sur y desde hace tres años trabajadora del hospital Alemán de Buenos Aires.

   En esa ciudad vive con su novio, José Falcon, médico cirujano, nativo de General Daniel Cerri, quien está cerca de completar su pasantía en el Sanatorio Güemes.

   Juntos viven esta singular experiencia de integrar equipos de salud en la pandemia más severa que afecta al mundo desde la edad media.

   Expuesta a los riesgos propios de su trabajo y testigo de la evolución de los infectados, se muestra optimista, convencida de lo favorable del aislamiento y de las medidas preventivas que evitaron que el virus tenga el alcance de otros países.  

Las cosas

   Natalia (Nati para los suyos) trabaja en el hospital Alemán junto a otros 900 profesionales de la salud. En condiciones normales su actividad se concentra en la atención a pacientes quirúrgicos, oncológicos y trasplantados. Con la llegada del Covid-19 toda su rutina se alteró: sus pacientes se cuentan entre los de mayor riesgo y el coronavirus es parte del día a día.

   “La verdad es que la cura de infectados viene bastante bien. Si bien los medios informan más sobre la cantidad de enfermos, son muchos más quienes se han recuperado. Esa situación hace que nuestro hospital no haya colapsado en su capacidad de respuesta. Los que ingresan son menos que los dados de alta”, indica.

Mayo, el mes

   “Lo vengo llevando bien”, señala Natalia, consultada sobre  su día a día en el hospital. “Al principio estaba muy preocupada, con mucha incertidumbre sobre los alcances de la enfermedad. Hoy estoy más tranquila porque se han establecido protocolos, está todo más ordenado y sabemos claramente cómo cuidarnos”, comenta.

   Señala además el impacto favorable del aislamiento.

   “Quedarnos en casa es, sin duda, el mejor remedio que tenemos”.

   Una de las tareas que se ha reforzado con el Covid, sobre todo para los enfermeros, es la de brindar asistencia emocional a los internados, que se ha convertido en algo más importante que preparar una sesión de quimioterapia o controlar la medicación.

   “Los pacientes no pueden recibir visitas, están solos. Por eso tratamos de acompañarlos, de asistirlos desde lo emocional y darles tranquilidad. Es momento de ser solidarios, de saber que todos podemos contar con todos frente a esta enfermedad que no hace distinciones”, agrega.

   Desde que comenzó la pandemia, en el hospital saben que mayo será el mes más complicado.

   “Porque se aguarda el pico del Covid pero además es cuando se registra una gran diversidad de enfermedades respiratorias, desde una gripe común hasta neumonías, las patologías propias del invierno”.

Aquí estamos

   Desde el comienzo del aislamiento, Nati y su marido colocaron un cartel en el hall de acceso al edificio donde viven, dando sus números de celulares para que los llamen en caso de necesitar algún tipo de asistencia, sean recetas, colocar inyecciones o prestar alguna atención.

   “Nos manifestamos dispuestos a ayudar, que sepan que cuentan con nosotros. Después escuchamos casos de vecinos que se tornaban agresivos con quienes trabajan en hospitales. No es nuestra situación: todos se muestran agradecidos y nos tratan muy bien. La verdad es que es el momento de ser solidarios, no podemos especular”.

En familia

   Natalia tiene 28 años y es la segunda de cinco hermanos, todos (menos uno) relacionados desde siempre con Villa Mitre. Perdió a su papá, Walter, hace 20 años. Además de trabajar como enfermera está completando sus estudios de kinesiología, con la idea de, en dos años, regresar con su pareja a nuestra ciudad.

   Su mamá, Vanina, no oculta su preocupación por el momento que atraviesan, tanto su hija como su yerno.

   “Lloré mucho al principio, angustiada y con mucha incertidumbre por la epidemia. Ahora estoy más tranquila, porque además entiendo que es la carrera que eligieron y que la llevan adelante con mucha pasión”.

El lugar

   El hospital Alemán está en el barrio de La Recoleta. Es una asociación civil sin fines de lucro creada en 1867.

   En 1871 generó un comité de primeros auxilios para atender a los enfermos de la fiebre amarilla y poco después, en 1886, fue reconocido como “Institución Modelo” por su accionar en la epidemia de  cólera.