Bahía Blanca | Domingo, 28 de abril

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A 50 años del final del primer portaviones argentino

En 1970 el "ARA Independencia" pasó a reserva. Un año más tarde comenzó su desguace en Rosario.

Fotos gentileza Histamar

Adrián Luciani
aluciani@lanueva.com


   Hubo una época no demasiado lejana donde la Argentina no solo soñó con tener dos portaviones, sino que estuvo a punto de lograrlo.

   Aquel sueño tuvo lugar en 1942 cuando tras ser estudiada la situación estratégica del país y los posibles teatros de operaciones se arribó a la necesidad de contar con dos buques de ese tipo.

   Al año siguiente se decide la compra de una unidad, pero la Segunda Guerra Mundial pospuso todos los planes hasta que recién a fines de los '50 Londres anunció la venta del “Warrior”.

   Poco antes habían llegado numerosas unidades estadounidenses (rezago de guerra): fragatas antisubmarinas Hércules, Heroína, Sarandí y Santísima Trinidad, submarinos Santa Fe y Santiago del Estero, destructores Brown, Espora y Rosales y cruceros 17 de Octubre (luego Belgrano) y 9 de Julio.

   La compra del “Warrior”, luego "Independencia", el primer portaviones argentino, fue decidida por el gobierno de Arturo Frondizi, quien apeló a un decreto de 1957 por el cual se facultaba a invertir lo producido por la venta de viejas unidades para modernizar la escuadra. Así fueron vendidos los acorazados "Moreno" y "Rivadavia" y el crucero "Pueyrredón".

   De esta manera la Argentina comenzaba una nueva etapa, la de los portaviones y la proyección oceánica del país.

   El anuncio "provocó que se observara, frente a las pizarras de los diarios, a numerosos grupos de personas que comentaban animadamente la noticia. Igualmente, en las calles más transitadas, como Florida, Corrientes y Lavalle, se formaron infinidad de grupos de personas que expresaban sus opiniones, originándose, de esta forma, un verdadero debate público sobre la medida adoptada y la incorporación de un nuevo tipo de buque a la Armada", mencionó en una nota escrita a fines de 2008 en La Nueva Provincia el contralmirante Eugenio Luis Bezzola, quien fuera el primer jefe de Electrónica del flamante portaviones.

   El “Independencia”, mucho menos conocido por varias generaciones que su sucesor, el “25 de Mayo”, zarpó de Portsmouth el 10 de diciembre de 1958 y llegó a Puerto Belgrano 20 días más tarde escoltado por los cruceros "Belgrano" y "Veinticinco de Mayo". 

   El sitio que ocupó en la base fue el Muelle de Acorazados, a los cuales reemplazó.

   Las primeras operaciones las ejecutó con aviones SNJ-5 Texan. Luego se conformó el Grupo Aéreo Embarcado (GAE) con aviones F4U-5 Corsair de ataque, SNJ-5 Texan de entrenamiento, Grumman S-2A Trackers de guerra antisubmarina y helicópteros S-55 y S-58 con funciones de enlace y rescate.

   En 1962  se sumaron seis aviones Grumman S-2A Trackers, dos jets Grumman F9F Cougar y dos helicópteros Sikorsky S-55.

   La nave cumplió numerosas misiones y ejercitaciones de rutina. En noviembre de 1967 el avión Tracker "2 AS 7", al mando del teniente de navío Juan Salaverri realizó el "enganche" número 5.000 en el portaaviones desde que se sumó a la Armada.

   En 1968 Argentina comienzó las tratativas con Holanda para adquirir el “Karel Doorman”, ex "Venerable" de la marina británica, otro veterano de la Segunda Guerra que luego pasaría a ser el “ARA 25 de Mayo”, más moderno y con mayores prestaciones que el "Independencia". La adquisición se concretó en octubre de aquel año.
Esto hizo que entrado 1969 el “Independencia” pasara a situación de reserva, sobre todo porque gran parte de su tripulación viajó a Holanda para alistar y traer al “25 de Mayo”.

   A partir de allí el buque entró en una lenta agonía, amarrado en Puerto Belgrano, a la espera de su destino final. Las chances de ser reutilizado como buque logístico o portahelicópteros no prosperaron, como tampoco la de ser vendido a otra marina, por ejemplo, la de Perú.

   Tras pasar todo 1970 en desarme total, el 17 de marzo de 1971 salió a subasta pública y en octubre comenzó su desguace en Rosario.

   Hoy su historia forma parte de un país que no volverá. Muy lejos está la Argentina actual de poder contar con un sistema estratégico de esas características.