Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Un raro clima de convivencia sobrevuela el protocolo oficial

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en La Plata.

Archivo La Nueva.

   El horizonte político bonaerense parece lejos de estar despejado. Mientras un caluroso clima avanza sobre casi todo el mapa, densos nubarrones se posaron sobre el mundillo dirigencial de la Provincia.

   Con la economía frenada a la espera de las señales del FMI y la reestructuración de la deuda, la convivencia política entre la Gobernación y los diferentes actores de la vida pública bonaerense no estaría siendo todo lo fluída que se necesita para gobernar.

   Después de la Asamblea Legislativa que marcó el inicio de sesiones ordinarias en la Provincia, “gusto a poco” quedó sobre la mesa a la hora de hacer un análisis de lo que vendrá.

   El gobernador Axel Kicillof se enfocó más en hacer un diagnóstico descarnado de la situación heredada, que en el anuncio de una agenda futura. Casi sin abandonar el perfil militante del universo K, el economista por poco se posicionó como un “exterminador” de las políticas “neoliberales” como calificó la implementada durante la era macrista.

   Fiel a su estilo cristinista, Kicillof decidió desmenuzar con “datos y números” la herencia recibida el 10 de diciembre en la Provincia. Sin mencionar a la exgobernadora María Eugenia Vidal y casi sin hacer referencia al término “tierra arrasada” que tanto venía utilizando como guión, describió un panorama que él mismo catalogó “de abandono”.

   Esto tensó la cuerda con la oposición de Juntos por el Cambio, abroquelando el frente interno  y beneficiando aún más el liderazgo de Vidal, en vez de acelerar un incipiente proceso de atomización que se vio en el debate por la Ley impositiva.

   Por el contrario, el oficialismo del Frente de Todos necesita que aparezcan esas grietas internas en la oposición, si quiere que sus iniciativas parlamentarias avancen sin mayores problemas en un ámbito donde no tiene la mayoría.

   Quizás el dato más importante, y que se “olfateó” durante la Asamblea Legislativa, fue la escasa movilización callejera y la ausencia de la liturgia típica de todos los actos del PJ. Tal vez, producto de que esta vez los intendentes oficialistas del Conurbano no invirtieron lo que tradicionalmente invierten cuando quieren hacer notar su “presencia propia”en algún lugar.

  “Estuvo la fiesta pero faltó el cotillón”. Es que el trato indiferente de Kicillof hacia los alcaldes de su propio espacio, en algún momento se le va a volver en contra, con acciones u omisiones, con declaraciones o silencios, con presencias o sin ellas. Pero en algún momento esa situación le pasara factura.

   Un bombo más o un bombo no hace la diferencia, pero sí algún voto necesario en la Legislatura, y como se sabe, todos los intendentes tienen sus propios jugadores en 7 y 51.

   Por ahora la rueda tarda en girar y habrá que ver cómo estas situaciones van decantando, pero está más que claro que las señales que hasta ahora ha dado Kicillof no son las esperadas por los intendentes y mucho menos por una oposición que pide “comprender que el diálogo y el consenso son herramientas fundamentales en esta etapa".

   Esa situación de “conflicto permanente” también desacomoda a la vicegobernadora Verónica Magario, quien asumió esperando tener algún otro rol más protagónico. Está claro que el enfrentamiento constante de la Gobernación con la oposición le resta juego y poder de negociación a la matancera en la Legislatura, su actual “casa”.

   Magario no puede garantizar el apoyo de los 20 senadores del Frente de Todos, smplemente porque cada uno de ellos responden a distintas “terminales politicas” del peronismo.

   Por eso la ministra de Gobierno, María Teresa García, recibe habitualmente al jefe del bloque de senadores, Gervasio Bozzano, quién actúa como “filtro” del oficialismo en la Cámara Alta.

   Es que los camporistas Federico Otermin (presidente de la Cámara de Diputados) y el jefe de la bancada del Frente de Todos, Facundo Tignanelli, reportan únicamente a Kicillof.

   El diálogo entre los dos integrantes de la exitosa fórmula que corrió a Vidal de la Gobernación no es el del comienzo. Quizás Magario sufre lo mismo que los intendentes, siendo ella misma emergente de ese espacio PJ duro.

   Actualmente el Ejecutivo provincial parece estar solo y peleando en varios frentes, quizás con el único apoyo de gran parte de movimientos sindicales que decidieron darle un tiempo de gracia para que se acomode en la gestión.

   ¿Le alcanzará ese envión para sancionar el Presupuesto y transitar el año sin mayores sobresaltos? ¿O deberá cambiar la estrategia y ensayar un estilo más componedor, más parecido al presidente Alberto Fernández?

   En definitiva, la falta de “grandes anuncios” como pretendía la oposición legislativa puede estar ligeramente vinculado con el contexto de emergencia económica y social que atraviesa la Provincia.

   Desde Juntos por el Cambio entienden que Kicillof sigue intentando construir un relato utilizando un “innecesario tono agresivo”, pero que le falta explicar un plan de gobierno concreto. Resultó llamativo que discursivamente el gobernador no haya utilizado la palabra “seguridad” ni haya anunciado trabajos de infraestructura.

   Es que la letra chica del Presupuesto bonaerense 2020 aún no fue definido por el Ejecutivo. Tal vez resolver el tema de la deuda puede resultar clave a la hora de la asignación de los recursos. La cautelosa actitud respondió a las condiciones financieras del Estado, según portavoces gubernamentales de calle 6.

   Dio algunas pistas de lo que será su gestión “para empezar a reparar ese Estado de abandono”. Pero en rigor, los únicos dos anuncios pasaron por la voluntad de pelear por mayores recursos coparticipables para la caja bonaerense y la intención de que Buenos Aires sea considerada una provincia petrolera.

   No pocos se entusiasman con esa potencialidad por ahora no explorada. En las diagonales dicen que el objetivo es potenciar la industria de los combustibles líquidos, que en un 80 % se destilan en territorio bonaerense, y facilitar el ingreso a los yacimientos de Vaca Muerta de la Pymes vinculadas a la explotación petrolera.