Bahía Blanca | Sabado, 11 de mayo

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Los 100 años: “Pretendo que el hincha de Rosario vea el mural y se emocione”

Omar Sirena pintó un mural conmemorativo por el aniversario que el viernes 3 de abril cumplirá el club puntaltense. 

La pintura con parte de la historia.

Por Javier Oscar Schwab  / jschwab@lanueva.com

(Nota publicada en la edición impresa)

 

   Devolverle algo al club. De eso se trata…

   El sitio que nos cobijó de chicos cuando estábamos afuera de nuestros hogares o escuelas, el lugar donde se forman y trascienden las amistades, o donde se aprende a ser feliz por practicar un deporte y así poder honrar esos colores.

   La historia de Omar Sirena no es diferente a la de muchas personas que con el tiempo deciden colaborar con la institución que los formó y de la que, aún a la distancia, se sienten orgullosos.

   Recuerdos anidados, imágenes que perduran y la nostalgia a flor de piel cuando se viaja en el tiempo, se retoma el pasado.

   Rosario Puerto Belgrano cumplirá 100 años en pocos días, el viernes 3 de abril, y entre otros agasajos que recibirá la institución habrá un enorme mural que refleja todas las actividades.

   “Soy hincha de Rosario. Mi familia materna era del barrio y mi padre me llevaba a la cancha. Mi hermano me dijo que el club cumplía 100 años y se me ocurrió hacerle un mural”, afirmó Omar, el artista que vive en Santa Clara del Mar y que lleva 30 años –tiene 58- pintando murales.

  La idea trascendió rápidamente. La comisión de los 100 años del club se puso en campaña para adquirir lo necesario: pinceles, pintura, caballetes, escaleras... Y lo más importante, traer a Omar hasta su añorada y querida Punta Alta.

   “Estudié, repasé la historia del club. Cada detalle importante debía estar presente en el mural. Lo hice con mucho amor”, contó Omar.

   —No es fácil insertarse en un lugar donde hubo tantos acontecimientos importantes. ¿Cómo lográs interpretar lo que siente el hincha?

   —Por una cuestión ideológica. Llevo muchos años estando en la calle con la gente. Asumo compromisos porque observo los problemas, las necesidades de los barrios y de las personas. Un club social es un fiel reflejo de todo eso.

   —¿Captás el sentimiento y lo hacés visible?

  —Sí. Pero, además, adquiero mucha información. Pretendo que el hincha de Rosario vea el mural y se emocione, un sentimiento de pertenencia cuando vea y recuerde.
“Si me detengo a mirar digo que he podido reflejar apenas un 10 por ciento de la rica historia del club Rosario. Los fundadores, el nombre identificado con el ferrocarril que unía Rosario con Puerto Belgrano (Club Atlético Rosario Puerto Belgrano), el fútbol como iniciador; básquetbol, hockey, paddle, boxeo, bochas…; hay de todo un poco”.

Omar junto al mural que iba tomando forma.

   —¿Llegaste a practicar algún deporte?

   —Jugaba al básquetbol en las categorías menores. Un jugador de Rosario que vivía en el barrio, de apellido Marini, aunque no recuerdo su nombre, me llevaba a jugar. Mi hermano también lo hacía y hubo un año que ambos jugamos juntos a la pelota, pero nunca lo hicimos de manera oficial.

El estudio y la vida

   El tiempo transcurrió, el “purrete” se convirtió en adolescente y su destino estaba marcado: estudiar en la Universidad de Bellas Artes, en la ciudad de La Plata. 

   “Fue en 1984. Y me quedé 10 años viviendo en La Plata. Después vino una vida agitada, de nómade (risas)”, recordó Omar.

   Su primer trabajo de pintura mural tuvo lugar en la sede del club Estudiantes de La Plata (en 56, entre 7 y 8), en 1988, en pleno cursado de la carrera.

   “Perduró muchos años, aunque el tiempo y las remodelaciones taparon aquella obra. A partir de 2000 hice trabajos muy interesantes referidos al patrimonio cultural de las ciudades; contaba con el apoyo del Estado para pintar y luego reparar para mantenerlos vigentes”, aseguró.

   —¿Sentís que es un trabajo reconocido?

   —Es personal, no se gana dinero con esto. Se hace a pulmón, con mucho esfuerzo. Los muraleros estamos expuestos a la economía del país, cuando hay crisis lo primero que se sacan son este tipo de trabajos. Y cuando anda bien aparece reflejado el mural para realzar un lugar determinado.

   “Ahora la vengo peleando, es un momento difícil. Muchas veces los muraleros hacemos trabajos de donación, porque es parte de nuestro sentimiento”, apuntó.

   —¿El respaldo está en la comprensión de la gente, en quienes se detienen a ver este tipo de obras?

   —Es gratificante cuando hay reconocimiento. En el caso del mural de Rosario hice hincapié en el modernismo, que es una pintura muy directa para llamar la atención del que pasa caminando. Quien se detiene a observar se introduce en la historia, es algo figurativo y representativo.

   —¿Cuánto tiempo te llevó traducirlo en un dibujo?

   —Una semana. Para construir el retrato pasé por libros, fotos, videos, leyendas. Hice una composición de manera lineal, luego vino el dibujo, los detalles, los arreglos. Antes de pintar se vuelve a hacer una recomposición del lugar físico. En tamaño real tiene 3 metros de alto por 12 de ancho.

    A la fiesta le faltarán los invitados y el almuerzo por razones de fuerza mayor, pero los hinchas de Rosario se sentirán orgullosos de observar el mural conmemorativo por los 100 años.

   Dentro del club, en la pared lateral de la antigua cancha de bochas y paddle, detrás de la tribuna grande donde actualmente las chicas de gimnasia artística despliegan su talento, el mural de Omar Sirena está listo para ser apreciado.

   El reconocimiento, seguramente, será un sentimiento genuino, el del corazón del simpatizante tricolor palpitando a todo ritmo…