Bahía Blanca | Lunes, 06 de mayo

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"La ciencia nos rodea": la investigadora que quiere despertar la curiosidad

Florencia Daneri, bióloga e investigadora de CONICET en el INBIOSUR, va a ofrecer todos los martes una columna sobre neurociencias en La Nueva. titulada "Tres minutos de ciencia".

   ¿La ciencia? Unos lentes para observar la vida. Curiosidad, imaginación y asombro. Contemplar y hacernos preguntas.  

   ¿Las neurociencias? La llave para develar ese maravilloso misterio que es el cerebro. 

   Florencia Daneri es bióloga e investigadora del CONICET en el INBIOSUR y su área de trabajo son las neurociencias.

   Florencia, también docente, se dedica investigar los procesos de aprendizaje y la memoria.  

   “Las neurociencias estudian el sistema nervioso, su estructura, cómo funciona, cómo se desarrolla a lo largo de la vida, las sustancias químicas que lo componen. Estudiar el cerebro nos ayuda a entender cómo sus diferentes componentes interactúan dando origen a un comportamiento o a una habilidad y que cuando algo sale mal aparecen problemas… ¡es fascinante!”, contó la especialista. 

    Hoy en La Nueva. desembarca la columna "Tres minutos de ciencia" a cargo de Florencia, de “lecturas cortas y fáciles sobre curiosidades científicas y fenómenos que todos conocemos. Con la intención de despertar el nerd que todos llevamos dentro”. 

   “La ciencia no está encerrada en el laboratorio o en la universidad, la ciencia nos rodea y me gustaría despertar esa curiosidad en los lectores”. 

     ¿La ciencia nos rodea?

   —Hay muchos ejemplos en la vida cotidiana. Si tenemos un bebé en la familia vemos que con el paso de los meses sus movimientos son cada vez más precisos, nos maravillamos con las habilidades que va mostrando día a día. Esto es el reflejo de los eventos que están ocurriendo en su cerebro, que está en pleno desarrollo, estableciendo contactos entre neuronas y optimizando la conectividad. Esos contactos se llaman sinapsis y cuanto mayor sea la estimulación que se le dé al bebé más sinapsis se establecerán. 

   "Otro ejemplo es cuando le enseñamos a nuestro perro a dar la pata, le repetimos la frase 'dame la patita' varias veces, lo recompensamos cuando lo hace bien y con los días nos da la patita cuando se lo pedimos. Ahí ocurrió un fenómeno de aprendizaje, una asociación entre la frase y la recompensa, que puede ser simplemente una caricia. En el cerebro de nuestro perro se establecieron nuevas conexiones neuronales para retener esa asociación".

La habilidad de adaptarse

   "Pienso en la pandemia por COVID-19 y hay una frase genial de Stephen Hawking que dice ‘la inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios’. La capacidad de adaptación a los cambios ha sido clave en el transcurso de nuestra evolución como especie, nuestro sistema está diseñado para ser dinámico, en constante cambio frente a las variaciones del ambiente. Y ahora estamos viviendo un gran cambio", dijo.

   Florencia remarcó que esta nueva normalidad presenta un gran desafío que incluye, entre otras cosas, adaptarnos a nuevas formas de comunicación y de relacionarnos socialmente.

   “Seamos optimistas, nuestros cerebros son plásticos, dinámicos y están listos para adaptarse a los cambios para que podamos sobrevivir”, sostuvo Florencia.  

   Agregó: "La mayoría de nosotros aprendió algo nuevo durante el aislamiento: a cocinar, un idioma, pintar, ejercitar, para lo que nunca teníamos tiempo". 

   Según explicó, cuando hacemos algo que nos gusta, se liberan sustancias que nos dan sensación de bienestar.

   "Y hacer algo que nos gusta le hace bien al cerebro". 

   Durante el aislamiento cambió la forma de interactuar o relacionarnos con otras personas. Con distancia social y barbijo de por medio creamos estrategias para acompañarnos o ayudarnos. 

   “Somos seres sociales y con el coronavirus se generaron nuevas formas de cooperación entre familiares, vecinos o amigos”. 

   Mantenernos activos, física y mentalmente, sumar nuevos aprendizajes, caminar un rato al aire libre y respirar profundo, resaltó Florencia, disminuye el estrés.

   “Baja los niveles de sustancias nocivas para el cerebro que se liberan cuando estamos estresados".

Y la alimentación, otra pata de la mesa 

   “Hidratarnos, disminuir el consumo de alimentos procesados y aumentar el consumo de frutas y verduras es como darle combustible super a nuestro cuerpo. Nuestro cerebro es muy sensible a eso, simplemente estar deshidratados nos puede dar dolor de cabeza, cansancio o volvernos irritables", destacó la investigadora.

   Y agregó: "Apliquemos entonces la parsimonia, la opción más simple suele ser la correcta”.