Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Escenario político: a qué se debe el amesetamiento de la curva en Bahía

Bahía Blanca parece haber superado el pico de contagios. Los cruces entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio acerca de las razones que mejoraron la situación.

Gay, Kicillof y Susbielles, ayer en el Puerto. (Rodrigo García - La Nueva.)

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

   La curva de casos en Bahía Blanca se amesetó gracias a la decisión del gobernador Axel Kicillof de disponer el retroceso a fase 3, según sostiene en voz alta el titular del Puerto y último candidato a intendente del Frente de Todos, Federico Susbielles.

   "Desde entonces hasta acá el Municipio no tomó una sola medida sanitaria distinta ni el intendente o su secretario de Salud llamaron a ninguna conferencia de prensa sobre este tema. Sin embargo, los casos bajaron. ¿Por qué? Porque la gente sí tomó nota de lo que el gobernador planteaba. Incluso desde el fin de semana de la primavera, que fue cuando se decidió el retroceso, ya se empezó a ver una merma de circulación en la calle. La gente se cuidó más", afirma Susbielles.

   Desde el gobierno municipal repiten que el cambio de fase no sirvió porque los contagios no se producen mayoritariamente en ámbitos laborales, que son los afectados por el retroceso. Y la curva bajó porque se avanzó en la concientización de la gente respecto de mantener las actividades económicas en funcionamiento pero respetando los protocolos.

   "No hubo colapso en Bahía y nunca un paciente se quedó sin cama", remarcó ayer Héctor Gay, que en el transcurso de la pandemia tuvo varias declaraciones cruzadas con directivos médicos respecto de la saturación o no del sistema sanitario.

   Más allá de los motivos exactos del aplanamiento de la curva (a los que se puede agregar que la transmisión de todo virus gripal pierde intensidad cuando empieza el calor) lo cierto es que, tal como se indicó en esta columna hace dos semanas, los especialistas veían que la progresión de contagios en Bahía Blanca parecía haber encontrado su pico a mediados de este mes y que sobre finales del mismo se iba a empezar a observar una meseta. Según confían, se mantendrá incluso con un leve declive en noviembre.

   Hay otros dos datos muy relevantes: uno favorable y, el otro, no. El positivo es que la ocupación de camas de terapia intensiva para COVID en los hospitales bahienses ayer continuaba en descenso y se ubicaba en un 53%, luego de haber tocado un pico de 92% a mediados de mes. La mala es que octubre ya tiene el récord de fallecidos por coronavirus: 84 hasta el miércoles, último dato disponible, sobre un total de 175 desde que comenzó la pandemia. Casi la mitad.

   La llegada ayer de Kicillof por los 100 años de la Cooperativa Obrera sirvió para que el intendente le entregara una nutrida carpeta sobre la situación epidemiológica de la ciudad, con datos de la curva, características de los casos y la ocupación hospitalaria. ¿Figuraba en ese dossier algún planteo crítico sobre el sistema de fases diseñado por la Gobernación, tal como exteriorizó medio gabinete comunal en las últimas semanas?

   "La carpeta tenía datos y gráficos. El resto lo habló el intendente con el gobernador", juega al misterio uno de los colaboradores más cercanos a Gay. Al parecer en esos 20 minutos de diálogo privado no hubo cruces ni entredichos, solo se habló de virus, de un envío de patrulleros nuevos que debería oficializarse en breve y, muy especialmente, de la crisis del agua potable. Recién hacia mediados de 2021 empezarían las obras estructurales que prometieron y no hicieron los antecesores del actual mandatario, Daniel Scioli y María Eugenia Vidal.

   Kicillof también tuvo un breve aparte con algunas de sus principales espadas en la región.


Susbielles, Kicillof, Godoy y el titular provincial de Puertos, Juan Cruz Lucero.

   "No estamos en campaña, ayuden al intendente en todo lo que puedan", les bajó línea a Susbielles y el diputado provincial Gabriel Godoy.

   "Es lo que venimos haciendo en todo este tiempo: trabajar, ponernos a disposición para hacer gestiones en Buenos Aires y La Plata, y evitar confrontar. Con nosotros como oposición, Gay tiene una intendencia bastante cómoda", dice un hombre del círculo cercano a los dirigentes locales.

   Los bahienses le preguntaron al gobernador por qué no aprovechó la visita para formalizar anuncios sobre la continuidad de las obras de ensanche en la ruta 51. El exministro de Economía les dio la razón, pero se escudó en la maraña de temas que debe atender a cada momento. Sobre todo ayer, tras el desalojo del predio de Guernica.

   Paradojas: el cuadro homónimo de Pablo Picasso resalta por la belleza cruel con que describe a la violencia, atribución a la cual no renuncia (ni puede renunciar) ningún gobierno.

   Con el sistema sanitario en expectativa de encontrar un alivio durante la temporada de verano, los problemas de cortísimo plazo siguen estando en la economía.

   El gobierno de Alberto Fernández comenzó con las primeras señales dirigidas a poner algún límite a la emisión: se restringirá el programa ATP, que dispone el pago de un porcentaje de los salarios en las empresas con facturaciones menores este año que en 2019. A partir de ahora solo recibirán ese dinero las firmas de los sectores considerados críticos, como el turismo y la gastronomía.

   Es difícil decir que no están en crisis muchísimos rubros más, así como es inviable que el Estado se pueda hacer cargo de todos en forma indefinida. La etapa de sufrimiento, lamentablemente, recién está empezando.

   La contracara en términos de gasto público fue el anuncio de ampliar la entrega de Asignaciones Universales por Hijo, con la inclusión de cerca de un millón de chicos más al sistema. La pobreza infantil es el máximo drama de la Argentina y nadie discute la necesidad de salvavidas, la pregunta es cómo generar condiciones para que esas familias se integren al mercado laboral y sean cada vez menos dependientes de las transferencias directas. "Gobernar es crear trabajo", decía un viejo líder. Nunca dijo "gobernar es aumentar subsidios".

   Al mirar los indicadores específicos para nuestra ciudad solo aparecen alarmas. Esta semana un informe del CREEBBA (Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca-Argentina) indicó que el comercio, la industria y los servicios, a pesar de la leve recuperación observada en el bimestre julio-agosto, presentan una "situación general que continúa en niveles muy bajos de actividad, manteniendo valores negativos por decimosexto bimestre consecutivo".

   Van 16 bimestres malos ininterrumpidos, una calamidad. Agrega el estudio que "en este contexto, los encuestados mantienen expectativas desalentadoras para los meses venideros, tanto a nivel general como sectorial".

   Léase, si la tendencia continúa 4 meses más, lo cual es muy probable, se cumplirán tres años de mala racha. Sin recuperación, crecimiento y desarrollo del sector privado no hay futuro, mal que les pese a quienes creen que "hacer negocios y ganar plata" son malas palabras.

   Solo las grandes empresas del Polo y del Puerto mantienen buenos niveles de actividad y, de hecho, su pago de tasas sostuvo la recaudación municipal en niveles aceptables este año pandémico. Las pymes están exhaustas y fueron exentas del pago de tasas diversas desde julio, en una de las mejores medidas que impulsó el gobierno de Héctor Gay en 2020. (¿Las peores? Por ejemplo, el vaciamiento del área de Cultura).

   El análisis del CREEBBA ofrece un par de datos más de escala nacional que bastan para comprender la situación argentina. El primero, que el consumo de carne per cápita en el país se encuentra en los niveles más bajos de la historia, con 50 kilos por año. "Una de las explicaciones de este fenómeno es la pérdida de poder de compra del salario", subraya el organismo.

   El segundo, más de fondo, que la Argentina es el país de la región donde más cayó la inversión extranjera directa (IED) en los últimos 30 años. La comparación es con México, Brasil, Chile, Colombia, Bolivia, Uruguay, Perú y Venezuela. En la primera década estudiada nuestro país captó el 20% de la IED (1990-99) y en la última solo el 7% (2010-19). En el otro extremo, Brasil subió del 21% al 54%.

   El contraste demuestra que el clima de negocios, al final, no es tanto un problema de marcos ideológicos de los gobernantes sino de orden en las cuentas públicas y previsibilidad jurídica. El mayor crecimiento brasileño se dio bajo los mandatos de los centroizquierdistas Lula da Silva y Dilma Rousseff. El hundimiento argentino se observó durante la última etapa de la Convertibilidad y no remontó durante los gobiernos kirchneristas ni el macrista.

   Para recuperar la confianza del mundo se necesita un gran acuerdo entre todos los sectores políticos, económicos, sociales y mediáticos, tal como planteó Cristina en su reciente carta. Pero para llegar a un acuerdo hace falta negociar, que es sinónimo de ceder. ¿Quién de todos está dispuesto a ser el primero?