Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Paula Eyheraguibel y su retiro oficial: “El pádel me dio más de lo que alguna vez soñé”

Dejó su familia, los afectos y apostó en España. ¿Resultado? Ocho títulos mundiales y Nº1 del ránking. Una lesión adelantó su despedida.

Fotos: World Padel Tour y archivo La Nueva.

Por Mikel Iñurrategui / minurrategui@lanueva.com
(Nota publicada en la edición impresa)

 

   Se calcula que en la década del 90 Bahía Blanca contaba con ¡120 canchas de pádel! y casi cuatro mil jugadores, sin contar los aficionados.

    Esa fiebre por este deporte en nuestra ciudad hizo que, de la cantidad, naturalmente surgiera la calidad. A esa tormenta perfecta se le sumó la crisis económica de principios de siglo y el resultado fue inevitable: bahienses triunfando en España gracias al pádel, un deporte casi sin explorar por aquel entonces y que hoy es uno de los más practicados en el país europeo.

    Entre el puñado de bahienses que triunfó en el Viejo Continente se encuentra Paula Eyheraguibel, quien fue número 1 del ránking mundial, 8 veces campeona del mundo y la primera mujer en ganar el Olimpia de Plata en esta disciplina.

    En síntesis: tras anunciar su retiro fue reconocida días atrás por la World Padel Tour en Barcelona.

   Luego de batallar contra algunos problemas físicos en los últimos años, la bahiense decidió colgar la pala definitivamente y, de paseo por nuestra ciudad, habló con “La Nueva.” en pasado, presente y futuro.

   —¿Cómo estás sobrellevando la decisión?

   —La verdad es que ya llevaba dos años con la mentalidad de una jugadora retirada. Después de seis ingresos al quirófano en 10 meses volver lo veía como algo imposible. Fueron 10 meses sin caminar, este último año intenté recuperar el pie (izquierdo) lo máximo posible, pero fue imposible por las secuelas que me quedaron de la primera operación. Y como se jugaba en Barcelona el Master Final, era una forma de poner fin a 30 años de pádel, en un lugar emblemático. Era la situación ideal para anunciar el retiro oficial.

   —Dentro de todo lo malo de estos últimos años, fue un lindo broche de oro...

   —Sí, tengo que agradecer mucho al World Padel Tour, que está trabajando muy bien. Está haciendo crecer el padel por muchos países y ha tenido el gran detalle de hacerme este homenaje de despedida. Fue super especial, me faltó mi familia cerca, pero tenía mucha gente amiga y toda la gente del pádel de tantos años estaba ahí. 

   Los problemas para Paula comenzaron a fines de 2017, cuando sufrió la rotura longitudinal de los dos tendones de Aquiles. Una complicación en el post operatorio (NdR: la herida del pie izquierdo se le abrió por completo tras sacarse los puntos prematuramente), le impidió recuperarse con normalidad y hasta el día de hoy no puede correr o saltar. Es más, hasta corrió riesgo de perder el pie.

   "Cuando me operé (a los 44 años) pensé que podía seguir jugando. A las parejas de arriba todavía le hacía partido. El médico que me operó me dijo que en dos semanas iba a estar en un gimnasio y al final se complicó todo. Mucho no hablo del tema porque tengo una demanda con el médico", aclaró Paula.

   "Es doloroso operarte para estar mejor y terminás perdiendo el Aquiles y viviendo un montón de circunstancias emocionales muy duras. Hasta estuvo la posibilidad de perder la pierna", puntualizó.

   Paula terminó asumiendo tener que alejarse de las canchas porque, de alguna manera, es la vida misma del deportista. Pero hubo algo peor.

   "También tuve que dejar de trabajar, de entrenar, de caminar. Al final, el deporte, que yo pensé que me había permitido ganar títulos y disfrutar de momentos que jamás hubiera imaginado, con esta realidad tan dura aprendí que también me dio un montón de herramientas para pelearla en situaciones difíciles. Yo siempre me tiré de cabeza hasta la última pelota y con la lesión también tuve que pelearla hasta el final", agregó.

Años de gloria
 

   Si bien el final no fue el deseado, sería injusto que nos quedemos con este trago amargo en una carrera llena de éxitos y buenos momentos.

   —¿Qué ves cuando mirás para atrás?

   —Lo primero es volver a Bahía y mis inicios. De jugar con una compañera de colegio a, de repente, ganar ocho mundiales. ¿En qué momento pasó todo eso? Es fuerte... Haber sido la primera mujer en ganar un Olimpia en pádel. El pádel me dio más de las que alguna vez imaginé y capaz es por eso que seguí tantos años y todavía me mantengo ligada.

Paula junto a Inés Álvarez, otra bahiense multicampeona, en una producción para La Nueva.

 

   La decisión de emigrar no fue sencilla en su momento.

   "Fue duro porque en mi familia nadie quería que me fuera y porque no había ninguna argentina allá. Fue un poco abrir camino. Si miro para atrás, sí que valió la pena a nivel deportivo y personal. La parte triste es no poder compartirlo con los tuyos de cerca. Pero yo sentía que sino me iba, no podría concretar un montón de cosas que significaban todo un desafío personal. Y, al final, terminé con ocho mundiales ganados y un montón de otros logros que mi familia siempre disfrutó. Todo el dolor sanó con eso. Mirás para atrás y ves todo lo lindo y lo positivo", señaló Eyheraguibel.

   El punto inicial fue en 2000, cuando a Paula le aseguraron que si se ponía a entrenar, iba al Mundial de Francia con la Selección. Lo hizo y todo cambió.

Paula junto al equipo argentino en el Mundial 2006.
 

   "Cuando jugué el Mundial de Toulouse -recordó- dije: 'Si no lo hago ahora no lo hago más'. Era el momento. Me llamaron para jugar en España, fui tres meses a probar. Había terminado de estudiar márketing, acá era el momento del corralito y estaba complicado. Allá me habían dado las mejores condiciones, no podía decir que no".

   —¿Cómo fue el desarraigo?

   —Es difícil estar lejos de mi familia. Lo que me ayudaba era seguir compitiendo, por eso dejé tan tarde. Siempre tenía objetivos cerca y  así llegaba diciembre y me venía para casa. Llevo casi 20 años allá y todavía extraño, siempre tengo las ganas de volver. Pero allá estoy bien, trabajando en un club grande en Barcelona.

Paula junto a sus abuelas, en una producción para La Nueva.
 

   Son contadas las excepciones que logran ser número uno del mundo en lo suyo. Y Paula lo logró entre 2003 y 2004.

   "En el momento no te das cuenta, lo tomás como algo normal, salvo porque la gente se te acerca mucho. Es un poco eso de estar en la cima. Pero después -aseguró-  tomás dimensión de lo difícil que es. Me pasó de mirar los trofeos con el tiempo y decir: '¡Qué difícil que era ganar uno de estos!'.

   —¿Lograste disfrutarlo?

   —En el momento sí. Igual, me hubiera gustado haberlo disfrutado mucho más. Pero no pude por las presiones del momento, el tener que ganar... El pádel se fue profesionalizando. En la última etapa de mi carrera tuve un psicólogo deportivo. Antes, nosotras nos entrenábamos solas, con golpes nuevos que los fuimos aprendiendo. Cambiaron muchas cosas. Fuimos escribiendo la historia del pádel, entonces no fuimos tomando tanta dimensión de lo que estábamos haciendo.

   —Imagino que esto las hace sentir un poco "responsables" del crecimiento de este deporte en España...

   —Lo que aprendí de mi primer profe de pádel, Vicente Bognanni, es que la pasión es súper importante, más allá de lo técnico. Yo creo que varios de los argentinos que hemos ido a España, lo transmitimos un poco. Y gracias a eso que vivimos con el pádel en la Argentina de los 90', permitió crecer el deporte allá. Creo que el deporte es un vehículo para transmitir un montón de valores y que nos hace crecer como sociedad.

“En Bahía, al pádel se lo trató como un negocio”

Paula junto a Miguel Lamperti, en la Plaza Rivadavia.
 

   Pese a la gran boom que tuvo el pádel en nuestra ciudad, la fiebre fue bajando y hoy, aunque sigue siendo muy practicado, ya no es lo que supo ser.

   "Acá (en Bahía) se lo trató más como un negocio y no como un deporte en sí. Por eso creo que se perdió de golpe", entendió Paula.

   "No teníamos la vivencia como sucede ahora en España. No había un espejo al que seguir. Acá -recordó- caminabas tres metros y había una pista (sic) de pádel. Creo que faltó cuidar un poco al semillero, que iba a hacer que esto continuara. Pero en ese momento no se sabía".

   —¿Considerás que en Bahía se valoró lo que lograban vos, Juani (Mieres), Miguel (Lamperti), entre otros?

   —A nivel de medios sí, siempre estuvieron cerca. Después, dependió de qué intendente estuviera de turno. De todos modos, cuando me hicieron la despedida o cuando comento algún partido de World Padel Tour y me presentan como de Bahía Blanca, o la ciudad de Ginóbili, me emociona. El reconocimiento en Bahía no creo que haya sido tanto. No solo importa el fútbol y el básquet, hay otros deportes que hemos llevado la bandera de Bahía a lo más alto... Pero bueno, cada uno hace su camino; yo estoy contenta por lo que hice y no necesité mucho de eso.