La campaña, en medio de un revoleo de chicanas
La columna dominical de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.
Para que el electorado no se confunda, en especial aquellos que no votaron por el Frente para la Victoria en 2015 y 2017, Marcos Peña ha salido a plantear por si hacía falta al menos uno de los costados -el otro obviamente es el que ocupa el Frente de Todos- en los que se debatirá de aquí a las PASO del 11 de agosto.
"La rival es Cristina", dijo el jueves tras la reunión de gabinete ampliado en el CCK. Primera y cantada lectura: el gobierno busca ningunear los esfuerzos, no todo lo acertados que podía esperarse, de Alberto Fernández por "descristinizar" la fórmula que él encabeza como candidato a presidente. "Acá sigue siendo a todo o nada Mauricio contra ella", dirá después uno de los estrategas del peñismo para profundizar el sesgo.
La posición que marcó el Jefe de Gabinete tiende a profundizar a ultranza la grieta mientras crece la impresión, anticipada aquí la semana anterior, que atosiga por igual a los estrategas de uno y otro bando, de que supuestamente la pelea por el Sillón de Rivadavia se dirimirá en las primarias del mes que viene, y no tanto en octubre o en la segunda vuelta de noviembre.
Peña, en definitiva, lo que hizo fue lanzar al ruedo una chicana lisa y llana. El gobierno, por esa vía pero en general si se mira su discurso y sus acciones, busca casi con desesperación sellar a fuego en la mente del electorado que lo que acá está en juego es seguir hacia adelante cargado de promesas o volver al pasado autoritario y populista que patentizó el matrimonio Kirchner entre 2003 y 2015.
El macrismo se ha entusiasmado, cuándo no, con la mejora de la posición de la fórmula Macri-Pichetto en las encuestas que se han conocido en los últimos días. Se para encima de tres o cuatro datos que deberían servir para concientizar al votante, como el dólar planchado, algunos tenues índices que marcan un repunte de la industria automotriz y de la construcción luego de tocar fondo en abril y mayo, como la sostenida baja de la inflación que no superaría el 2,5 por ciento en junio.
Un video que se viralizó esta semana en las redes y que tiene todo el tufillo de alguna confección de los equipos de comunicación oficiales, aunque en la Casa Rosada nadie se hace cargo, donde se plantea claramente con imágenes lo que significaría volver al pasado kirchnerista, es otra chicana de una campaña en la que no abundan justamente las propuestas o las plataformas, por si era necesario refrescarlo.
En la Casa Rosada sostienen que otra exitosa forma de diferenciar entre el porvenir venturoso que ellos auguran y la desgracia que supondría volver a la "década ganada", es el gesto de Macri de pedirle a su mesa chica (Quintana, Lopetegui, Ibarra, Cabrera) la elaboración de un plan de medidas para aplicar en los primeros cien días del segundo mandato. Buscan contrastarlo, claro, con la ausencia total de un programa de gobierno de parte del cristinismo, como no sea su propuesta de renegociar todo lo acordado con el FMI, o directamente de "revisar" la firma del acuerdo UE-Mercosur como ya advirtió que hará Alberto Fernández si ganan ellos.
Habría que convenir que por el lado del Frente de Todos podrían apuntarse algunos yerros discursivos o de acción práctica, que se darían de palos con aquel propósito de Fernández de "abuenar a Cristina" para ganarse el electorado moderado que le perdió la paciencia a Macri. El ex Jefe de Gabinete chicaneó al gobierno con la firma del acuerdo UE-Mercosur antes de haber leído una línea. Lo mismo, aunque exagerando, hizo Axel Kicillof, y detrás toda la segunda plana de mediáticos del cristinismo. Parecieron plantear que no saben de qué se trata, pero si lo hace Macri hay que oponerse. Una asociación que Cristina había alentado en 2014, no hace tanto.
Tal vez Alberto quiere diferenciarse de Cristina, pero ella no lo deja, mientras por ahora entrega sus mayores desvelos a la deteriorada salud de su hija Florencia. Eso pareció al menos con la visita de esta semana a Lula preso en Brasil, o la anterior a Pepe Mujica, que para colmo después se pronunció a favor de aquel acuerdo entre los dos bloques que Fernández condenó al toque. "Falta que visite a Maduro y hacemos bingo", se regodean desde el macrismo.
Macri tendría ahora mismo otro problema que no se resuelve con chicanas. "Hoy estamos perdiendo las PASO en la provincia", claman desde el vidalismo en busca de una solución que no se avizora.