Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Conocé al joven pigüense que crea animales con hierro reciclado

Manuel Sahuet tiene 29 años, es autodidacta y realiza esculturas con chatarra para cuidar el medio ambiente y erradicar el maltrato animal. Algunas de sus obras viajaron a Italia y México. 

Una de las esculturas que creó con ingenio y mucha paciencia. / Gentileza: Manuel Sahuet.

   El joven pigüense Manuel Sahuet, de 29 años, convierte metales de desecho en esculturas que, la mayoría de las veces, representan a animales.

   Perros, rinocerontes, caballos, ranas, mariposas, gallinas y hasta un gorila tamaño real (en proceso) engrosan su lista.

   “Elijo los animales que están en peligro de extinción o que son maltratados para que la gente no solo aprecie una obra sino también tome conciencia de la importancia del cuidado del medio ambiente y de los animales”, dijo a La Nueva. el escultor.

   Sahuet busca chatarra en los contenedores y a partir de lo que encuentra crea sus diseños en un pequeño taller en la ciudad de La Plata, donde vive con su esposa.

  Además, un tío le envía piezas de automotores en desuso, desde Pigüé.

   A partir del ensamble de diferentes piezas busca lograr la expresión en las caras de los animales y darles calidez y vida al metal, lo cual representa un gran desafío para el autor.

 

 

   “También busco la armonía en cada pieza. Trato que mis obras, si las divido por la mitad, se vean iguales de los dos lados. Para eso uso los mismo materiales,  de un lado y del otro”, comentó.

  “Me gusta trabajar cada pieza para que quede como nueva. El barniz les da un buen acabado final y la obra  se mantiene", contó.

   Hoy, no solo exhibe sus piezas  en destacados espacios de la capital federal sino que ha logrado venderlas a coleccionistas de Italia y México, entre otros países en los que tiene admiradores de su obra.

   Si bien estudió unos años la carrera de Arte en Bahía Blanca se considera un autodidacta que busca técnicas nuevas todo el tiempo. 

   “Mi papá reparaba máquinas de escribir y en mi casa siempre había muchas. Comencé a desarmarlas y a crear con esas piezas. Los primeros diseños fueron de  robots y después fueron saliendo mas cosas”, mencionó.

   Su abuelo paterno hacía muy buenos trabajos en soldadura. Seguramente de allí también heredó la habilidad. 

   No llegó al hierro sin antes explorar otros rumbos.

   “Fui variando entre la arcilla, el yeso y el alambre. Imaginaba trabajar con algún material que fuera duro o fuerte y así llegué al hierro”, contó.

   Aseguró que este material no limita su creatividad pero le acarrea un inconveniente que aún no resuelve.

   “Quiero hacer obras más grandes y pesadas y no tengo un lugar adecuado. Ahora estoy trabajando con un gorila tamaño real y se me complica moverlo por el peso”, confió.

   Sahuet contó que, en un principio, todo artista golpea puertas para dar a conocer sus obras.

  “Así fui conociendo artistas que me invitaban a exponer. Hoy integro un grupo de artistas llamado la Bondi Gallery de Alfredo Segatori, gran muralista de Buenos Aires”, dijo.

   “También conocí a Diana Dumont, quien es organizadora de eventos y fanática de mis obras. Me da una mano muy importante en las exposiciones”, confió Sahuet.

   Su trayectoria

   Nació en Pigüé el 22 de agosto de 1989. Allí realizó sus estudios primarios y secundarios. Luego se mudó a Bahía Blanca a estudiar Arte pero no continuó con la carrera porque sentía que la estructura de la escuela limitaba su creatividad. 

   Entre los maestros escultores que le enseñaron algunas técnicas pero que, sobre todo, confiaron en lo que hace y lo alentaron a  seguir avanzando, mencionó a María Courrege y Emilse Hernández, de Pigüé, y a Guillermina Prado y Rafael Martín, de Bahía Blanca.

   En 2012 obtuvo el premio juvenil de la Cooperativa Obrera Bahía Blanca y en 2014, el segundo premio en mini formato y primer premio en el de arte sustentable. 

   En 2015 se mudó a La Plata a buscar nuevos rumbos. Ese año participó de dos muestras, una de ellas en la galería de Carlos Regazzoni y, la otra, en el hotel Sheraton. Dedica la mayor parte de su tiempo a las esculturas y tiene un micro emprendimiento con su esposa, con quien vende cubanitos en una feria platense.

   De vez en cuando visita a su hermano y sobrinos que viven en Pigüé.