Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Alma de combate: el kick boxing como forma de vida

El bahiense Sebastián Ignacio Martín, cinturón sudamericano e intercontinental en su categoría (México, 2013) cuenta los secretos de esta disciplina, emparentada con el boxeo y las artes marciales, que gana terreno en la ciudad.

   Cuando entró al gimnasio por  primera vez, el bahiense Sebastián Ignacio Martín, no sabía bien qué era el kick boxing pero, desde ese momento, jamás dejó de entrenar. 

   “Empecé a pasar más de tres horas por día en el gimnasio. Me tenían que echar para que me fuera. Hoy es mi trabajo, mi hobby y mi futuro”, dice el kick boxer. 

   Tanto se entusiasmó que a los seis meses de iniciarse en este deporte ya se animó a romper el hielo con el ring y tuvo su primer combate semiprofesional con uno de los entrenadores del gimnasio. 

   “Perdí por puntos, pero pueden ver por Youtube que le gané”, dice entre risas pero en serio.

   “Empecé a darme cuenta de que me gustaba mucho competir. A mi juego me llamaron. No me gusta perder”, cuenta.

   Se puso metas, superó desafíos y, en 2013, después de haber entrenado cinco horas diarias durante casi cinco meses logró en México el cinturón intercontinental de su categoría (Welter) hasta 67 kg. 

   En México le tocó un rival duro, Diego Zamora, quien llevaba más de 20 peleas ganadas por KO. Sebastián lo noqueó en el segundo round y se trajo el cinturón a Bahía Blanca.

   En su trayectoria reúne cerca de 40 peleas (solo tres de ellas perdidas), la mayoría semiprofesionales y cuatro profesionales en las que obtuvo los cinturones sudamericano e intercontinental.

   Durante una década se entrenó con Jorge Miguel Farías, a quien reconoce como un gran entrenador y referente.

   “A partir de que sentí el sabor del ring empecé a querer entrenar todos los días un poco más para mejorar y llegar a atener un cinturón como el que tengo”, asegura.

   Hoy busca transferir toda la experiencia vivida a quienes concurren a su gimnasio con ansias de saber qué es el kick boxing.

   “Mi mayor logro en este deporte es poder enseñar a la gente y ser profesor en algo que me encanta y me apasiona”, añade.

   “Dar clases para mí no es un trabajo sino un estilo de vida que elegí. Me da mucha satisfacción ver el cambio día a día en las personas que practican este deporte. Ver gente que entra al gimnasio sin saber nada, con muy poca coordinación o flexibilidad, y mejora cada día”, comenta.

   Comenzó a dar clases hace 10 años, para darle una mano a su profesor quien había tenido un accidente y hoy entrena a personas en una franja que va desde los 6 y hasta los 60 años.

   “A partir de tener la posibilidad de entrenar a otros me fui perfeccionando porque cuando uno enseña algo, para mostrarlo, tiene que saber hacerlo. No podés decir una cosa y hacer otra. Me afiancé mucho en la técnica”, dice.

   Si bien le encantaría poder volver a competir, algunas complicaciones en su columna vertebral  (hernias de disco y dolor lumbar) no se lo permiten.

   “Nunca voy a decir que esto se terminó'”, asegura.

   Los bahienses y el kick 

   -¿Los bahienses practican kick para competir o como entrenamiento?

   -Hay muy pocos que practican para competir. La mayoría viene para hacer actividad física, desestrezarse y tener un momento para sí mismo durante el día. Igual, compitan o no, se les da la misma importancia y la misma clase. El que quiera competir, por supuesto se tiene que esforzar y entrenar más que cualquiera. Hay quienes ponen mucha garra, tiempo y quieren competir, y eso también es valorable porque quieren defender el escudo de su escuela y avanzar en este deporte tan lindo que muchos amamos. 

   -¿Qué riesgos tienen  los golpes en el cuerpo? ¿Es un deporte peligroso?

   -Es un deporte de contacto, o sea, riesgos hay hasta en el entrenamiento. En el gimnasio usamos protecciones bucales, tibiales, cabezales y guantes y tenemos mucho control en el contacto. Nadie golpea a otro con libre albedrío. Los entrenamientos de técnica con guanteo entre alumnos son controlados. Además, cada ingresante completa una ficha de salud.

   -¿Cuáles han sido los logros o avances de los competidores?

   -El mejor competidor que tenemos, y quien pelea a nivel profesional, es Alejandro Arrusteguichar. También tenemos una alumna que salió campeona del mundo en un torneo internacional que se hizo en Buenos Aires. También hay alumnas que no han competido mucho pero han logrado superarse pelea a pelea. María Castillo, quien hoy es profesora en el gimnasio ha competido y mejorado muchísimo y es mi mano derecha en el trabajo diario.

   -¿Por qué recomendás a la gente practicar kick boxing? ¿Cuáles son sus beneficios?

   -Lo recomiendo porque es un deporte que permite una descarga emocional, física y psicológica. Aporta coordinación, bienestar físico y entrenamiento, genera confianza y seguridad y refuerza la autoestima. No solo ayuda al cuerpo a mantenerse fuerte sino a la cabeza a quitar de ella todo problema. Es como una terapia.   

   -¿Hay quienes cuestionan al deporte por su esencia misma que consiste en golpear al rival?

   -La gente que lo cuestiona generalmente no sabe en qué consiste un entrenamiento de kick boxing. Solo piensa que es golpear y pegarse, pero personalmente y más allá de que este sea un deporte de contacto, creo que tiene menos riesgos que el fútbol. Una vez que la gente conoce y entrena, cambia su manera de pensar. Todos se sienten muy a gusto, disfrutan y descargan.

   -¿Hay que tener determinadas condiciones para practicar este deporte?

   -No. Para entrenar no hace falta tener determinadas condiciones, salvo que la persona quiera hacerlo a nivel competitivo. Si es solo entrenamiento, es una disciplina ATP (apta para todo público). Solo se necesitan ganas de aprender, voluntad y sobre todas las cosas, no faltar a los entrenamientos.