Bahía Blanca | Domingo, 19 de mayo

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En medio de la crisis comercial, los centros barriales siguen en pie

Consultados cuatro polos de ventas alejados del centro de la ciudad, sostienen que si bien la gente les ve atractivos que en el centro no hay, las cuentas vienen de mal en peor. Pese a ello, en algunos sectores se construyen cada vez más locales.

Fotos: Emmanuel Briane - La Nueva.

Federico Moreno/ fmoreno@lanueva.com

Una nota de la semana pasada publicada en este diario reflejaba la situación crítica que afrontan los comercios céntricos, con un 13 % de desocupación actual.

Para saber cómo es la realidad en la enorme cantidad de locales ubicados en distintos barrios de la ciudad, “La Nueva.” dialogó con comerciantes de cuatro polos tradicionales o en plena expansión: calles Don Bosco, Zelarrayán desde el 2000, Alem al 2800 y Vieytes al 2200.

“Me tuve que ir de Belgrano al 200 porque el alquiler era muy caro, las ventas no eran una gran ganancia como para decir 'lo puedo bancar'. Estamos acá desde hace dos años y medio, también está complicado pero podemos vivir”, comentó María de los Ángeles, dueña de un local de ropa en Alem al 2800.

“Con la gente de barrio tenés otro ritmo, son vecinos, vienen de un radio de 5 o 10 cuadras, con algunos hasta tomás mate. El fuerte es la ropa de hombre y mujer, pero porque nos iban pidiendo esto o lo otro nos fuimos diversificando, hoy somos regalería, perfumería, juguetería y hasta librería. Hay que abrir el abanico porque imaginate que si andan mal los locales de comida, ¿qué queda para el resto?”, agregó.

Por último, destacó que dentro de lo negativo de los últimos tiempos, “la combinación de locales tan diversos que hay en estas cuadras hacen que circule mucha gente, nos nutrimos unos a otros. Además si seguís subiendo por Alem no paran de hacer locales nuevos”.

"En el centro me pedían el triple"

Alejandro, por su parte, abrió hace nueve meses un local de artículos para quincho, regalos de cocina y afines, en Zelarrayán al 2.200. “Es mi primer emprendimiento, apuntamos a esta zona para que los clientes puedan estacionar fácil y porque mientras que en el centro nos pedían de alquiler $35.000 por un local de estas dimensiones, acá pago 10.000”, expresó.

“La cosa está complicada en todos lados y nosotros no tenemos parámetro de otros años como para comparar, pero el público de a poco nos va conociendo y nota que por no tener que pagar tanto de alquiler podemos ofrecer la misma mercadería que otros a precios mucho más bajos. La verdad que lo que atraen estas cuadras es terrible, hay muchos locales de muchos rubros y cada vez construyen más, la gente nos dice que ya no tiene más ganas de ir hasta el centro”, agregó Alejandro.

"Acá circula más gente"

Carmen espero más de un año hasta que pudo encontrar un local en la zona que quería. “Teníamos el local en Vieytes al 500 hace unos años, pero circula mucha menos gente que acá –-Don Bosco al 1300-- y además me iba a aumentar el alquiler. Estuvimos un año y medio cerrado hasta que se liberó un local acá, que es donde lo queríamos poner”, contó la dueña de un cotillón.

“Gracias a Dios nos salió bien, acá al estar cerca de los bancos, el supermercado chino que vende mucho, la juguetería, la pañalera que vende muchísimo, entre otros, pasa muchísima gente. Además acá viene gente de Bordeu o Los Chañares en la 519, se bajan directamente en estas cuadras y encuentran todo lo que necesitan”, explicó y agregó que de alquiler pagan $11.000”.

El sector creció mucho en los últimos años, pero en cuanto a locales de gran tamaño ella fue una de las pioneras de Vieytes al 2200. “Tenemos la librería-juguetería hace 13 años, fue la primera del barrio de hecho. El motivo por el que nos asentamos acá en su momento fue porque somos del barrio y porque hacía falta este rubro”, comentó Elisa, la propietaria.

“Eso sí, si bien gente entra todo el día al local, las ventas bajaron mucho en comparación con el año pasado. La cantidad de unidades vendidas no, pero la rentabilidad sí porque tuvimos que achicar el margen. Lo que más cayó es la parte de juguetería, la librería no tanto porque es más indispensable”, agregó.

“En estas cuadras tenemos de todo: panadería, heladería, fábrica de pastas, almacén, verdulería, farmacia, etcétera. Hay mucho movimiento pero estamos todos medio complicados”, analizó.

Otras voces

Zelarrayán al 2.200

Guillermo, dueño de un local de ropa

“Estoy acá hace casi dos años, no se me cruzó la posibilidad de algo céntrico, tengo otros locales de barrio y ando siempre por acá. La ropa es bastante parecida a la que se encuentra en el centro pero los precios son más accesibles, que creo que ante una crisis como la actual es lo que más busca la gente. Nos manejamos bastante con las redes sociales”.

“En este local, que es bastante grande, pago 21.000 de alquiler. En otro que está en calle Terrada pago 14.000 y en un tercero, en Fabián González, que es bien, bien de barrio, pago 8.000”.

“En esta esquina no había nada y levantaron tres locales de la nada. La química y la zapatería de acá enfrente también están hace poco, algunos locales cierran pero se ocupan rápido y se están construyendo locales nuevos, igual que en Vieytes y en Castelli”.

Vanesa, dueña de un local de indumentaria:

“Estoy hace un año acá, pago 10.000 de alquiler. Tuve un negocio en Galería Plaza pero me tuve que ir hace un par de años por lo caro del alquiler. Yo había vivido en este barrio y sabía cómo se maneja, está muy poblado y hay muchos locales de muchos rubros, eso me interesó”.

“La gente viene y los que lo hacen vuelven a venir, porque saben que lógicamente al ser más barato el alquiler puedo vender la mercadería más barata, pero pese a eso se nota que el año viene muy parado, muy tranquilo, y se hace difícil solventar los gastos. Hace un mes, sin ir más lejos, tuve que hacer una liquidación totalmente al costo para poder pagar el alquiler y servicios”.

Alem al 2.800

Edgardo, dueño de una forrajería:

“En esta cuadra fui uno de los primeros, hace 6 años, después se anexó la veterinaria. Está muy complicada la cosa, por el alquiler, los gastos fijos, las ventas que cayeron muchísimo. La gente cada vez compra menos o se baja de marca, de calidad del producto”.

“Trabajé hace 15 años como vendedor en el centro, de ahí pasé a esto, que lo elegí porque vivo cerca, me queda cómodo, las mascotas siempre están en auge y el local estaba desalquilado”.

“Esta parte de Alem, al igual que Zelarrayán, creció muchísimo. En los últimos años se dio mucho que los que cierran sus locales en el centro se van para los barrios porque los alquileres son más bajos. La gente no tiene que pagar parquímetro, ni cochera, ni tardar para estacionar, además acá se consigue lo mismo que en el centro y a veces a menor precio. Yo, si tuviera que volver a elegir, volvería a poner el local acá”.

Vieytes al 2.200

Sebastián, dueño de negocios de comida:

“Los últimos tres meses se acrecentó la crisis, en el mes tenés 10 días buenos nada más, después se va prorrateando un poquito la cosa. Los que más complicados estamos somos los que tenemos una estructura medianamente grande, con cierta cantidad de empleados, por el tema de los elevados costos fijos”.

“No sé si hay ventaja o desventaja en el barrio con respecto al centro, lo que sí es un hecho es que si allá la gente hace compras de $500, acá más que nada hace de $50”.

“Sobre el crecimiento de la calle Vieytes, imaginate que hace 30 años esto era empedrado, y Castelli, acá a dos cuadras, era de tierra y ahora es una salida importante hasta la ruta. Así como creció todo, creció la competencia, la leal y la desleal también, que siempre existió pero en estas épocas se nota más porque la gente se vuelca indefectiblemente a lo más barato, que son los que te venden un pan o unas pastas hechas en un garaje”.

Don Bosco al 1.300

Mariela, empleada de un local de ropa:

“Hay días buenos y días malos, pero la mayoría son bastante tranquilos. Lo que me llamó la atención fue que a principios de mes parecía fin de mes. Los clientes acá en su mayoría son gente del barrio, lo que destacan es la comodidad por evitar el estacionamiento del centro y que los precios son dentro de todo accesibles. La gente últimamente paga mucho con tarjeta, aprovecha los planes de pago de 3 y 6 cuotas sin interés”.

Jaqueline, dueña de un local de ropa:

“Estoy acá hace un año y medio, antes estaba en Zelarrayán al 1.700, bien de barrio porque era en la casa de mi abuela y no pagaba alquiler, pero trabajar ahí me permitió instalar este local”.

“La verdad que nunca me interesó tener un comercio en el centro, trabajé mucho ahí y no me gusta el caos, además hoy te manejás más por Facebook que otra cosa. Es más tranquilo acá, otro tipo de gente, y de alquiler pago 13.000, que por ser en esta zona tan comercial, como si te dijera Garibaldi en Villa Mitre, no es tanto”.

“Viene muy bien que haya locales en estas cuadras que laburen tanto, como la pañalera o el cotillón por ejemplo, hacen que circule gente. En este local entra mucha gente, en algunos horarios se llena. Y con respecto a los ciclos dentro del mes, es muy regular, porque tengo clientes que cobran a principios de mes, otros a mediados y otros a fin de mes. Tengo suerte en ese sentido, no me va mal”.

Karina, dueña de un local de ropa de campo y de trabajo:

“Está difícil la cosa, hay días buenos y días malos, la gente viene cuando cobra, sea mensual o quincenalmente. Nosotros vendemos ropa de trabajo, que al menos se vende porque la gente la necesita para trabajar porque las empresas no se la dan”.

“Nuestro público hasta ahora –abrimos el año pasado y muchos todavía nos están conociendo-- es mucho la gente de paso que entra por Don Bosco, gente que viene de la zona. La gente del barrio nos dice que no quiere ir al centro por el estacionamiento”.