Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Forte: “¿La carne está cara o el salario es bajo? Ese es el debate”

Para el titular del IPCVA, los aumentos en góndola obedecen, especialmente, a la falta de oferta. Reclamó un rol más activo del Estado respecto de los mercados.

El pampeano Ulises Forte, presidente del IPCVA. / Fotos: Emmnuel Briane-La Nueva.

Guillermo D. Rueda
grueda@lanueva.com

   “Hizo ruido porque aumentó todo al mismo tiempo, pero es casi el 48 % en un año. Si se compara el precio de un kilo de pulpa con cualquier otro producto de la canasta familiar estará aceptado. Ahora, lo que debemos hacer es comenzar a discutir, en serio, sobre si la carne está cara o el salario (en la Argentina) es bajo”.

   Ulises Forte, presidente del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), dijo —en diálogo con La Nueva.— que si la carne fuera como la nafta, “que aumenta al 3 % mensual, estaríamos con un mejor precio de novillo en pie y sin tanta movilización”.

   Lo cierto es que la carne vacuna aumentó, solo en los dos primeros meses del corriente, entre el 22 % y el 28 % en las carnicerías y en los supermercados de Bahía Blanca.

   La referencia es respecto del período entre diciembre de 2015 y diciembre de 2018, en que el corte de asado subió el 50 % (de 112 pesos a $ 178); el de paleta el 89 % (de $ 93 a $ 176) y el de bola de lomo el 80 % (de $ 110 a $ 198), cuando la inflación en el país en el mismo segmento fue del 98 % (Indec).

   —Forte, ¿cuál es su sensación?

   —Que el salario está bajo. Eso es claro.

   —¿Por qué subió la carne en góndola?

   —Generalmente, si bien la carne aumenta en otoño y en primavera, esta vez se atrasó la primavera e incidió, pero en realidad existen varios factores. Uno de ellos es el clima. Tuvimos una sequía y, luego, una inundación —en los dos últimos años— y eso tiene consecuencias. Mucha gente que hacía turismo afuera, ahora lo hizo de cabotaje; también se incrementó el turismo desde el exterior y se consumió más de lo previsto.

   “Todo esto influyó para que la demanda haya superado a la oferta. ¿Por qué? Porque no hubo incentivos necesarios y se dejó librado al mercado que hubiera más vacas en los campos; se arrancó muy bien y así se recuperaron tres millones de cabezas, de las 12 M/C que desaparecieron en la década pasada, pero eso vino muy bien hasta que era más negocio tener un plazo fijo que tener vacas; hasta que era más negocio alquilar un pool sojero que tener vacas y hasta que se empezó a trabajar a pérdida.

   “Y si se trabaja a pérdida, si no aparecen la motivación financiera y los incentivos y si se deja de tratar igual a los que no son iguales, aparecen las consecuencias”.

   —¿Habrá más aumentos en las próximas semanas?

   —No. Hay un efecto rápido en los precios y luego se entra en una meseta, que es donde creo que estamos ahora, puntos más o puntos menos. Al menos será así durante cuatro o cinco meses.

Carne indómita: el precio aumentó entre el 22 % y el 28 % en lo que va del año

   “Hoy, los precios internacionales no convalidan una carne con aumentos del 25 %; y la góndola tampoco porque, insisto, el 30 % de nuestra población está por debajo de la línea de pobreza y, por lo tanto, no puede pagar lo que tiene que pagar por un kilo de carne. No digo que la carne esté barata, porque alguien me puede insultar, pero sin dudas que no comiendo carne no se soluciona la economía familiar, sino que eso se soluciona con un salario digno”.

   —Habrá que comer menos asados...

   —Hagamos un ejercicio con el asadito del domingo. La picada, el Gancia, la Coca Cola, el vino, el pan, la lechuga, el carbón o la leña, el asado y, si se quiere, bombones, o las tortas fritas y el mate para la tarde. Si hacemos la cuenta, en términos proporcionales la carne es lo que menos cuesta. Otro tema es el rendimiento de la carne vacuna, que nadie desconoce. Hacer una pizza sale 40 pesos y se cobra a $ 400.

“Los precios internacionales no convalidan hoy una carne con el 25 por ciento de aumento. Y, claramente, la góndola tampoco”, dijo Forte.

   “Acá comprás un kilo de nalga o un kilo de bola de lomo, que está entre 250 y 300 pesos, dependiendo de la carnicería y del barrio, lo cortás en bife, le ponés pan rallado y huevo y de ahí comen unos cuantos. Esto también hay que tenerlo en cuenta a la hora de analizar el precio final”.

   —¿Se puede decir, entonces, que se produjo un sinceramiento con la carne?

   Sí. Mas. Es una de las pocas veces que ha pasado en la Argentina que la góndola no acompañó a Liniers (NdR: los precios en el mercado ganadero aumentaron, en promedio, el 50 %, en tanto que la carne en el mostrador se incrementó hasta el 28 %).

   —Creció la brecha entre el peso vivo y la góndola...

   —Eso quiere decir que algunos ganaban demasiado o que no se podía pagar más. 

   “Hoy, el productor está cobrando 110 pesos la carne en gancho, que es la media res pelada, sin el cuero, la cabeza y las vísceras, que se pierden en el camino. Esos 110 pesos se reflejan en los $ 250/ $ 300 que vemos en góndola. En el medio está la cadena, desde los impuestos, luz, gas, agua y alquiler, así como algunos pícaros que ganan más de lo que tienen que ganar.

   —Para este año se espera un buen nivel de exportaciones para la carne vacuna argentina, ¿esto puede incidir en el precio del mercado interno?

   —Creo que no. A ojos vista está que en la época del kirchnerismo se cerraron las exportaciones, nos 'comimos' 12 millones de vacas y la carne siguió aumentando.

   "Por supuesto que tiene algún grado de injerencia, pero solo se exporta el 20 % y son cortes que no compiten con el mercado interno, porque tanto los internos que se van a Europa como los de volumen que terminan en China o Rusia, pasando por los delanteros que se llevan Israel y Chile, ninguno de ellos compite con el mercado interno, porque lo que más comemos nosotros son el asado, la tapa, el matambre, el vacío y la carnaza para milanesa.

   “Para que se complemente en serio tenemos que realizar los adecuados estándares sanitarios, la distribución por corte y hay que modernizar la comercialización. Pero esos son roles del Estado”.

Los antecedentes

   Forte, pampeano de General Pico, también dijo que es importante destacar que, en los últimos años, los aumentos de la hacienda y de la carne en el mostrador habían estado por debajo de la inflación general, con un claro y evidente aumento en los costos. E insistió con el rol del Estado.

   “La ganadería necesita de un Estado activo que acompañe la libre oferta del mercado, para evitar estos 'serruchos' de precios y que la producción y la oferta garanticen la demanda, más aún en estos momentos en que aumentan las exportaciones y seguimos contando con un mercado doméstico dispuesto a mantener un alto consumo de carne vacuna”, explicó Forte.

  También sostuvo el dirigente surgido de filas gremiales de Federación Agraria Argentina (FAA) que el Estado es el que, por la vía de los incentivos, debe favorecer la oferta y evitar que la especulación financiera conspiren contra la producción de carne, una de las actividades más emblemáticas, inclusivas y federales del campo argentino que, además, es una de las pocas que le pueden dar buenas noticias al país por las exportaciones.