Violencia en el noviazgo: una problemática que preocupa
Integrantes de El Nido y de Políticas Públicas de la Defensoría de la Provincia de Buenos Aires analizaron los motivos por el cual los jóvenes ocultan o silencian experiencias violentas en sus relaciones de pareja.
Redacción de La Nueva. / [email protected]
A Luciana, su novio la dejó y no supo más nada de él. No la pasó bien, aunque tiempo después conoció a otro chico y comenzaron a salir.
Cuando su ex se enteró, empezaron las amenazas. Primero hacia ella, luego contra sus amigas y familiares. Le cuestionaba que estuviera con otra persona.
Ella lo bloqueó en las redes sociales, pero el chico tomó esa actitud como una ofensa. El acoso era cada vez peor.
“Quise contarlo antes, pero no supe adónde ir, porque el chico es conocido y está bien visto en la ciudad. Así que me quedé por un tiempo encerrada en mi casa. No salía más que para ir al colegio y alguna que otra vez con mi familia. Con el tiempo me alejé de mis amigas por miedo a que les pasara algo, y dejé de ver al chico con el que salía”.
En nuestra ciudad hay muchos casos como el de Luciana. A tal punto que al menos dos chicas por mes realizan consultas por esta problemática en el Centro de prevención y asistencia de la violencia familiar El Nido.
Sin embargo, por cuestiones propias de la edad o temores, muchos de estos hechos no son denunciados.
Carolina Benavente, integrante de la ONG bahiense, sostuvo que “es muy difícil que un adolescente, sobre todo tomando la franja que va entre los 12 a los 18 años aproximadamente, se acerque a la institución”.
Si bien con la creación de la Comisaría de la Mujer y otras entidades aumentaron los canales de recepción de denuncias, señaló que “aún en los noviazgos hay mucha naturalización de situaciones que no se ven como violencia. Sí podemos decir que los adolescentes, extendiendo un poco más la edad, denuncian en la Comisaría, aunque las presentaciones son menos que las consultas”.
“En el noviazgo las expresiones de violencia son más sutiles. Está el control, la manipulación o los celos. Estas situaciones no llegan a ser consideradas o tomadas como parte de una violencia”, contó.
Benavente expresó que “hay un dato duro que no aparece, aunque en los teléfonos hay muchísimas consultas de familiares, que están cerca de estas chicas o chicos y quieren saber cómo ayudar”.
“Cuando vamos a dar charlas a las escuelas, vemos que los chicos se ríen o se ponen nerviosos, que cuchichean y preguntan, y ahí entendemos que hay situaciones que ellos no cuentan o no relatan en las instituciones”, siguió diciendo.
Los adultos preguntan más
Una situación particular resulta que la mayor parte de las llamadas o consultas son realizadas por adultos.
Benavente considera que se debe a un mayor conocimiento de los canales que existen para pedir ayuda.
Indicó que “también puede ocurrir que en la adultez vengan a contar la experiencia de una situación que no es la primera que viven o con su primera pareja, sino con la segunda o tercera”.
Sobre la prevención de los noviazgos violentos, cree que “hay que hacer un trabajo fuerte para visibilizar y que los chicos consideren estas pequeñas señales de alerta de violencia. Aún está instalado ese pensamiento mágico del adolescente y los mitos de ese amor romántico que les genera duda”.
Agregó que “hay una delgada línea que separa lo que es una expresión de amor con lo que es violencia. Por eso es que de todos modos sigue siendo bajo el porcentaje de chicos que consultan”.
“Hay otro factor que influye mucho en la adolescencia y que tiene una característica propia de la edad, que es pensar que no va a pasar y que a ellos no le va a ocurrir algo así. Esto también sucede con temas como la seguridad y la toma de riesgos”, cerró.
Más de un noviazgo violento por mes
“Las denuncias sobre noviazgos se mantienen y es algo que normalmente sucede. Durante el 2018 me tocó atender unos 20 casos, algunos más que en años anteriores", describió Adriana Casali, también integrante de El Nido, quien recibe las consultas sobre este y otro tipo de hechos de violencia familiar.
“Muchas veces llaman las madres para saber qué pueden hacer con su hija, por lo que ahí hago una derivación para ser atendida por una profesional, a no ser de que esté muy angustiada, entonces la escucho y hago que me cuente del tema”, mencionó.
Más adelante sostuvo que son diversos los motivos por los cuales las víctimas acuden a la institución.
“Existen agresiones verbales, sobre familias que los quieren separar, chicas jóvenes que son perseguidas, a las que les miran el celular, las que no las dejan salir, entre otras”.
Al mismo tiempo, indicó que “existe una mayor difusión del tema, por lo que los chicos ya se dan cuenta de que el control del celular, la ropa y de las salidas con amigas es un indicador de violencia. En mi caso, trato de abrirles un poco los ojos al llamante e inmediatamente pido que vayan a Nido para que haga la intervención correspondiente con los profesionales”.
“Hay una franja elevada de noviazgos de entre 15 y 16 años, de la cual tuvimos 5 casos el año pasado, y el resto es a partir de los 20 y hasta los 30”.
Explicó que el crecimiento de casos en los que se encuentran involucrados adolescentes tiene que ver “a las charlas en los colegios y también al teatro interactivo para adolescente que hacemos, donde se personifican todas estas situaciones”.
Para Casali, “la violencia es siempre igual y cuando desarrollamos estos teatros u otros encuentros con jóvenes se da que al otro día aparece alguna chica que sufre o ha sufrido una cuestión de este tipo”.
No obstante, coincidió con Benavente en que “son más las personas que consultan que las que denuncian, porque la víctima tiene su tiempo para empezar un tratamiento. Muchas veces contando la temática y su problema se desahogan, entonces espera un tiempo u otra consulta”.
Finalmente, admitió que “apuntamos a bajar este número y para eso promocionamos las charlas preventivas. Buscamos los buenos tratos y una sociedad más calma, aunque el trabajo es duro”.
El trabajo del municipio local
Desde principios de 2017, el equipo técnico de la Dirección General de Derechos Humanos y de la Dirección General de Políticas de Género de la Municipalidad de Bahía Blanca lleva a cabo talleres sobre noviazgos.
Son dictados por un equipo interdisciplinario conformado por psicólogas, abogadas, trabajadoras sociales y una historiadora.
Gimena Maricic, directora general de Integración y Fortalecimiento de Derechos Humanos, contó que “los talleres en un principio fueron destinados a estudiantes de colegios secundarios y luego se fue ampliando hacia otro espacios, como pueden ser los clubes. Forman parte de prácticas saludables y de prevención”.
La funcionaria local sostuvo que “la recepción de los chicos fue muy buena, tal es así que fueron declarados de interés municipal. Durante 2018 la Inspección General de Educación nos habilitó y fuimos llamados desde las escuelas. Apuntamos a cualquier espacio social que así lo requiera”.
“Las chicas y chicos no toman diversos hechos como parte de una posible situación de violencia, por lo que trabajamos mucho sobre pautas culturales, sobre construir sobre los estereotipos de género y los roles asignados en la sociedad. Se utiliza material lúdico, con videos, canciones y publicidades, lo que permite que los chicos se enganchen en el taller”, comentó.
Estadística alarmante en la adolescencia
Durante el año pasado, por una iniciativa de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, se desarrolló el taller sobre noviazgos violentos denominado “Cortá a tiempo”.
Tuvo el objetivo de tratar esta problemática en espacios donde los jóvenes desarrollan actividades, tanto en escuelas como clubes y centros culturales.
“Se hizo una encuesta abierta al público en general (participaron 17 mil personas) y nos llamó la atención el dato de que una de cada cuatro jóvenes de entre 14 y 18 o 20 años había registrado una situación de violencia en su relación de pareja. Esto nos alertó y comenzamos a realizar un taller para las escuelas”, comentó Alejandra López, directora de Políticas Públicas de la Defensoría bonaerense.
En tres meses brindaron capacitaciones a más de 40 instituciones y unos 3 mil chicos realizaron el taller.
“Es una actividad lúdica, que se desarrolla con publicidad y la música que ellos escuchan, donde también hay preconceptos sobre los diferentes estilos de música que repercuten en situaciones de violencia y que relativizan a la mujer”, contó.
Además de nuestra ciudad, los talleres se realizaron en Lomas de Zamora, San Isidro, Florencio Varela, Merlo, La Plata, Santamarina, Quequén, Rojas, Arrecifes, Dolores, Castelli, Almirante Brown, Mercedes, Zárate, Hurlingham, San Pedro, Campana, Berazategui, Junín y Carmen de Areco, entre otros puntos.
La funcionaria también describió algunas formas de ejercer la violencia en una relación de pareja.
“Los chicos tienen sus propios modismos. Los controles siguen siendo de la misma manera que eran antes, aunque con alguna tecnología nueva. 'Te reviso el celular', 'no te vistas de tal manera si no estas conmigo', 'no te juntes con tus amigas si yo no estoy'. Esto se da muchísimo más en la mujer, si bien también ocurre en los varones. La situación nos preocupa por las alarmantes cifras de femicidios”, expresó.
Al respecto, dijo que “en los talleres surgen situaciones complicadas, desde chicas que venían siendo acosadas y no se lo habían contado a nadie a situaciones de violencia intrafamiliar o acoso por parte de extraños. Por eso es que siempre pedimos que esté el gabinete psicopedagógico del colegio para brindarles una contención”.
Cifra negra
También indicó que “son más las consultas que las denuncias y existe una cifra negra”.
“En la adolescencia es normal creer que 'las sé todas', por eso es muy importante la escucha atenta y sin crítica de todo el grupo que los rodea. Además, muchas veces el mismo imputado es también menor de edad, por lo que es complicado manejarlo”, destacó.
Sobre los casos que no son denunciados, López resaltó que “hay que seguir trabajando mucho con la sensibilización, porque no todo el mundo está preparado para una capacitación en cuestiones de género. Hay que acercarse al chico, a través de las instituciones y a través de la Ley Micaela, para que se capacite a los adultos que están en contacto con jóvenes y mujeres en situación de violencia”.