Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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La cara inocente de la corrupción

El mediocre engreído es peligroso. Todo mediocre con mando es engreído, es decir necio, y “Dios nos libre de los necios con poder”.

El único remedio contra ella, es “la franqueza” (Aristóteles decía en Etica a Nicómaco).En estos pagos  vivimos enlodados en un merengue . Pero hay facetas inocentes de la corrupción, que es la mediocridad. 
José Ingenieros, en El hombre mediocre, decía: “Estamos rodeados de gente´-en especial los políticos- que osan llamar ideales a sus apetitos. Los apetitos se hartan. Los ideales, nunca”. 
El mediocre busca confundirse entre los que lo rodean. El hombre original, tiende en cambio a diferenciarse de ellos. Son los “reyes de la paciencia imitativa”: plagiarios que copian la vida del resto mientras  que el hombre superior es la  imaginación creadora (Ortega y Gasset).
Estamos en el tiempo del triunfo de los mediocres y de los tunantes. El mediocre, cuando está en su lugar, no hace daño. Milita en la “incapacidad ciega” de la burocracia.Pero el mediocre engreído es peligroso. Todo mediocre con mando es engreído, es decir necio, y “Dios nos libre de los necios con poder” (Ramiro de Maetzu). Estamos llenos de sotas a caballo: sotas de oro, sotas de basto, de copa y sotas de espada. Llenos de enanos montados en tremendos frisones que lo pisotean y atropellan todo, porque, como son miopes, no ven lo que tienen delante de las patas. No respetan cercos, se meten en todas partes, matan ovejas, arruinan sementeras, alientan la indiferencia, espantan pajaros, trotan irrespetuosos donde hay música de la buena porque odian la armonía cósmica, atropellan niños (pedofilia), mujeres (feminicidios), al obrero absorto en su trabajo, al jubilado matándolo en el silencio irrespetuoso robándole los fondos o negándoles los medicamentos. Y peor aún, porque hay una especie de “sinfonía del silencio”: los jueces hablan por sus sentencias. Ciertas empresas periodísticas prevalecen sobre la libertad de prensa. La burocracia sindical prevalece sobre el sueldo miserable o el arreglo con la patronal (si no explíquenme por qué razón nunca saltan contra las empresas contaminantes de la ría): di questo non si parla. 
Prevalece la guillotina  horizontal para decapitar a todo el que ose sacar la cabeza o alzar la voz. Se promueve vivir de lo exterior y no pensar, para  “tragar sin digerir hasta el empacho mental”. Se ignora que el hombre no vive de lo que engulle sino de lo que asimila. Democracia pancracia de vivir en una especie de pensamiento domesticado a lo Durán Barba, o de las trapisondas electorales. Claro que solo en la superficie de la mediocridad todo parece quieto. Un ejemplo lo aclara todo. 
Miren lo que deja el “domador de reposeras”: nuevos 178.000 millones de dólares de deuda externa timbeada vencen en 4 años. ¿Un plan artero o torpeza? En ambos casos fue corrupción. ¿Entonces los corruptos no pueden amar la patria? Si no se ama al prójimo al que se ve, ¿cómo amarán la Patria a la que no ven? 
Además, a la Patria a veces hay que compadecerla más que amarla. El Cristo lloró sobre Jerusalem. ¿Porque la amaba o porque la compadecía? No podía amar un estado bajo la dirección hipócrita de Caifas, el payaso de Herodes y el poder efectivo de una potencia extranjera -Roma- y el lavabo manis de Pilatos.