De Bahía al Broadway, para llegar a lo más alto
Alumnas de la profesora y bailarina bahiense Cintia Rodríguez resultaron campeonas nacionales en jazz contemporáneo y subcampeonas en lírica de jazz durante un concurso organizado por Flavio Mendoza.
Por Cecilia Corradetti / [email protected]
Cintia Rodríguez tenía cuatro años cuando comenzó a sentirse atraída por la danza. Se sentaba horas en un instituto lindante al trabajo de su mamá y quedaba embelesada por los pasos, los movimientos, la música...
Muy pronto, sola, decidió inscribirse y supo para siempre que lo suyo era bailar. Fue un proceso largo y muchas veces doloroso: solían discriminarla por su peso, pero jamás pensó en claudicar.
Oriunda de Pigüé, poco después la familia se radicó en Bahía Blanca.
A los 13 se anotó en la Escuela de Danza Clásica, donde luego de otros 13 años de rigurosa formación, egresó como profesora de Danza Clásica.
Y allí empezó otro peregrinaje por varios institutos privados donde desplegó sus conocimientos y se fogueó como profesora, aunque siempre con la mirada puesta en establecer su propia academia.
Lo logró a principios de 2019 y con esfuerzo y enseguida sintió el amor y el acompañamiento de más de 20 chicas, casi todas juveniles, que venían siguiéndola desde hacía años.
Pero lo que nunca imaginó es que en tan poco tiempo iba a recibir su primer gran estímulo.
La fusión que enseña --lírica de jazz y jazz contemporáneo-- le permitió participar junto a once alumnas de un concurso organizado por Flavio Mendoza y que tuvo lugar en el Teatro Broadway de calle Corrientes, en Buenos Aires.
Tras pasar por una preselección en Bahía Blanca, lograron en el certamen el premio a la mejor coreografía, con puntaje de élite, en lírica de jazz. Las chicas salieron campeonas nacionales en jazz contemporáneo y subcampeonas en lírica de jazz.
“Fue increíble, inesperado, porque competimos 13 provincias. Si bien nuestros ensayos son duros, no dejo de reconocer que llevamos poco tiempo”, explicó Cintia, felicísima por este cierre de año, y agregó: “Trabajamos mucho y de manera estricta. En definitiva, creo que la disciplina, la dedicación y el trabajo conciente llevan a buen puerto”, subrayó.
Las alumnas, algunos de sus padres y especialmente ella subieron a recibir el premio, que lo entregaba el hijo de Mendoza, en una “nube”.
“Si bien no soy adepta a lo comercial ni al show, debo reconocer que Flavio Mendoza es un genio en su estilo. No hay quien lo iguale en puesta en escena”, sostuvo, para agregar que la experiencia le sirvió para darse cuenta el nivel de su equipo.
Cintia siente que el haberse “largado” sola le dio una libertad indiscutible porque pudo explotar todo su potencial.
“No es lo mismo trabajar para alguien porque claramente cada cual tiene su propio criterio”, señala.
Siempre con su sueño marcado, el de seguir avanzando por el camino de la coreografía, reflexiona que la danza rige su vida y que desde que se levanta hasta que se acuesta está volcada a la actividad.
“Es un estilo de vida que elegí siendo muy pequeña y que ya lo tengo naturalizado. Esto requiere, insisto, gran disciplina en lo relacionado no solo al entrenamiento sino al cuidado del físico”, señaló.
Además de su actividad privada, la vida la llevó a Cintia nuevamente a sus orígenes, la Escuela de Danza Clásica de calle Brown 128, como docente.
“Es tan riguroso que a veces genera cierto estigma, pero agradezco esa formación”, advierte, para agregar que el régimen académico de estos establecimientos son extremadamente exigentes en cuanto al respeto, la puntualidad y la disciplina.
“Todo lo que se ve en las películas existe y, de hecho, en el Teatro Colón las chicas deben someterse a la balanza antes de cada clase”, dice.
Cintia agradece el apoyo incondicional de su familia. “Las bailarinas, sobre todo las más jóvenes, lo necesitan mucho, porque en el mejor de los casos pueden abandonar o, lo que es peor, terminar mal”, aclara.
Para 2020 Cintia, que asegura que tuvo “suerte de principiante”, va por más: quiere participar de un concurso latiomericano que le puede dar chances de viajar a los Estados Unidos.
En 2018 tuvo otro aliento importante que no pudo terminar de cumplir por razones económicas.
Fue cuando American Academy Ballet audicionó en el Teatro Municipal y resultó merecedora de una beca que implicaba permanecer tres meses en los Estados Unidos.
“Pero sólo me daban un porcentaje. No pude ir, sé que por algo sucedió y que algo mejor está por venir”, asegura.
Perfil
Hija de Héctor Rodríguez y María Clara Couderc, Cintia cursó primaria y secundaria en Claret y Rosario Vera Peñaloza.
En forma simultánea cursó en la Escuela de Danza Clásica estatal.
“Almorzaba en el auto y llegaba a casa a las 10 de la noche”, cuenta su papá.
Mucho más tarde, la profesora Jorgelina Duca la marcó por siempre y sumó nuevas herramientas que ella había adquirido de niña.
“No copio jamás, creo que el estilo es lo que cuenta y marca la diferencia. Y en ese rumbo seguiré trabajando”, concluyó.