Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Transición pacífica.... pero porque no arranca

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

  "Desde el lunes 28 nosotros estamos listos para iniciar la transición con los equipos del presidente electo, pero por ahora nadie nos ha llamado...", se quejaba no sin una cuota de inocencia uno de los principales voceros del presidente Mauricio Macri.

   Fue luego que Alberto Fernández, en declaraciones post elección y también durante su viaje a México, de alguna manera ponderara el logro de conseguir que el traspaso de mando, y la "rendición de cuentas" del gobierno saliente al gobierno entrante, se realice "en orden".

  No es el panorama que se mira desde la Casa Rosada. "No hay transición hasta ahora, nos parece que porque Alberto no quiere dar pasos en falso antes de asumir", interpreta el mismo vocero. Y aporta un dato de la realidad para sostener que si no hay hasta ahora visos de colaboración entre la administración real y los que se harán cargo del poder el 10 de diciembre, no es por culpa de Macri.

  Cuenta el confidente, un dato que corroboran desde el Palacio de Hacienda, que el lunes 28 por la mañana, con el mensaje altamente colaboracionista que había dejado Macri al reconocer la derrota, Hernán Lacunza y Guido Sandleris se habían comunicado con economistas del equipo de AF para avisarles que estaban listos para iniciar la transición. "Les dijeron que sí, que estaba bien, que los iban a llamar, pero nunca llamaron", agrega el confidente.

   Sin que el dato pueda ser corroborado oficialmente por la cerrazón que Fernández dispuso sobre sus colaboradores y potenciales miembros del gabinete que lo acompañará, hay indicios de que aquellas llamadas del ministro de Hacienda y del titular del Banco Central tuvieron como destinatarios a Santiago Cafiero, el más cercano colaborador de Fernández, y probablemente a Matías Kulfas, eventual sucesor de Lacunza.

   Tampoco habría muchos avances en materia de transición por el lado de la gestión propiamente dicha, tarea que le correspondería al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, con el propio Cafiero y hasta en contacto con el presidente electo.

   Hay un dato que en la Casa Rosada no cuentan, o que ocultan convenientemente, que podría explicar la razón por la cual tras aquel cruce promisorio de mensajes entre el presidente saliente y el entrante, y las promesas de una transición ordenada y pacífica, por ahora todo sigue sin arrancar. Marcos Peña.

   El jefe de Gabinete sería, una vez más, la piedra de la discordia. Fernández lo acusó directamente de ser el autor de la noticia falsa sobre su internación en el sanatorio Otamendi, cuando en realidad a esa hora el candidatos se reunía en secreto con Roberto Lavagna. Y explotó más acá en la ciudad de México cuando leyó el informe de ocho puntos elaborado por Peña según el cual el macrismo le deja un promisorio panorama al albertismo en materia de políticas económicas,. "Que pare de mentir", lo cruzó el lunes.

   En el gobierno reconocen que la conflictiva figura del ministro coordinador no ayuda para ordenar, o al menos iniciar, el proceso de transición. "Donde se mete Peña lo pudre todo", dijo sin eufemismos y por toda respuesta un colaborador de Fernández, recién mudado a las nuevas oficinas de Puerto Madero luego de que el fin de semana abandonaran el búnker de la calle México, por elementales razones de espacio.

   Con todo, en aquellos despachos de la vocería presidencial creen que la sangre no va a llegar al río y que a más tardar la semana que viene se podrían iniciar los primeros contactos cara a cara entre los equipos de Macri y Fernández. Con aquel contacto entre Lacunza y Sandleris con Kulfas y Cecilia Todesca como primero en la fila de encuentros que deberían pactarse y que siguen a la espera de algún guiño.

   "Mauricio ya dijo que sus equipos están listos para trabajar, falta que ellos llamen", insiste el vocero. Ahora esperan que mueva sus fichas el presidente electo a su regreso de México.