Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Y si los pibes de Olimpo no están verdes, ¿es porque maduraron?

El aurinegro le ganó a Ferro 2-1 con carácter, rebeldía y coraje. Faltó fútbol, pero sobraron...

Axel Rodríguez grita su primer gol en el profesionalismo y su tanto Nº 40 con la casaca de Olimpo. Foto: Pablo Presti-La Nueva.

Por Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com

(Análisis publicado en la edición papel)

   “Se me puso la piel de gallina cuando los hinchas cantaron `vamos, vamos los pibes, vamos vamos los pibes...' Fue muy fuerte".

    Eso me dijo la "Pulga" Vidal minutos después del partido.

   ¿Y qué quiere que le diga? Los pibes no mienten. Es sentimiento real, puro, hasta sensible.

   Y con esa sensación, la de dejar  la piel en la cancha más allá del dinero, la fama o la exposición mediática, salen a jugar con la camiseta de Olimpo.

   Futbolísticamente no hicieron un partido brillante, aunque el plan estratégico salió perfecto: anular a Ferro con una insoportable presión alta, ser vertical y explotar los espacios libres cada vez que se recuperaba el balón en campo enemigo y estar todos dispuestos para marcar y combatir.

   Todavía con algunos pecados de juventud indisimulables y desconcentraciones que llaman la atención, estos chicos demostraron que para empezar a ganar había que dar una vuelta grande de tuerca. Creo que entre ellos lo hablaron una y mil veces antes de este encuentro, porque Olimpo mostró una fortaleza mental admirable.

   Y ahí le cuento lo otro que observé, en definitiva lo más relevante: carácter y coraje. Los jugadores aurinegros rodearon al árbitro unas cuantas veces, más que nada cuando Ronciglio cobró las faltas (que existieron) pero no castigó con amarillas al visitante.

   Ningún rival "copó" la parada, Olimpo no se dejó "prepear", dio y recibió, se enojó y ganó haciéndole sentir a Ferro un rigor que hacía mucho no se sentía en el estadio Carminatti.

   Encima, la falta de gol le estaba carcomiendo las neuronas. Imagínese que en esta categoría, hacer uno es difícil, así que convertir dos es como descubrir un tesoro en el fondo del océano.

   Este elenco aurinegro está en plena búsqueda de su propio estilo de juego, aunque ya entendió esa idea que dejó de lado frente a Sarmiento de Junín y Brown de Adrogué. ¿Cual? Combatir y darle a entender a todos que "en mi cancha mando yo".

   Y si los pibes no están verdes, ¿es porque maduraron?