Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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La Bahía "cercada" y el patrimonio escondido detrás de las vallas

Las vallas, con carácter protector, comienzan a ser parte del paisaje del centro bahiense.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   Casi como una fiebre o, lo que es peor, como una peste, se multiplican en los últimos meses el cercado de edificios que, curiosamente, lejos están de recibir intervención alguna sino como respuesta a su mal estado de conservación.

   Esta semana comenzó la construcción de una valla "con carácter protector" en el histórico edificio de la Aduana Nacional, dependiente de la AFIP, en la esquina de Avenida Colón y Estomba.

   Se trata del primer inmueble construido en la denominada "manzana fiscal", que forma parte del área fundacional, construido entre 1903 y 1904 para servir como sede del banco de la Nación Argentina y desde 1921 ocupado por la Aduana.

   El cerco de madera completa la singular situación de tener los cuatro vértices de esa manzana --delimitada por la avenida Colón y Moreno, entre Vieytes y Estomba, propiedad del estado nacional-- escondidos por esta particular protección, de alguna manera reeditando las murallas que en 1828 construyeron los soldados y civiles de la expedición fundacional para protegerse de las incursiones de los indios.

   Han pasado 190 años y reaparece esta estética como consecuencia del pésimo estado de los edificios, lo cual que obliga a cercarlos de manera preventiva para evitar afectaciones a los caminantes.

La aduana

   Diseñado por el arquitecto Noruego Alejandro Christophersen (1866-1946) --figura central de la arquitectura ecléctica en el país-- y con la construcción a cargo de Antonio Gerardi, el edificio de la Aduana fue concebido como primera sede propia del banco de la Nación.

   Christophersen diseñó al menos cinco sucursales de esa entidad bancaria, todas en esquina, siendo la nuestra la única resuelta con una pared cóncava en la esquina, donde se ubicó el acceso.

   No puede aseverarse que la fachada de la Aduana estuviese en mal estado. Al contrario. Ha sido readecuada hace algunos años y luce en buenas condiciones.

  Por eso llamó la atención la decisión de la AFIP de cercarla "a modo de protección", según indicaron fuentes cercanas a la entidad.

   El vallado se materializa mediante una estructura de acero y madera y, como terminación, será cubierto por una tela tipo media sombra.

   La entidad ha contratado además a la empresa encargada del montaje para que mantenga en buen estado esa estructura por los próximos 12 meses.

   Es que no existe en lo inmediato idea de desarrollar la ampliación y mejoras anunciadas por la entidad en 2014, la cual consideraba construir un edificio de cuatro pisos --de fachada completamente vidriada-- en el terreno sobre la avenida Colón, lindero con la biblioteca Rivadavia.

   El año pasado la AFIP licitó los trabajos con propuestas de 60 millones de pesos pero el mal panorama económico complicó su ejecución.

   El cerco, entonces, no es en realidad un "cerco de obra" y la ocupación que hace de la vereda puede discutirse como válida.

   Ya se puede advertir la complicación que genera en los caminantes, ya que coincide en parte con la ubicación de una parada de ómnibus donde se juntan varias personas todo el tiempo.

Los cercos

   El vallado de la Aduana aparece casi como una continuidad del ubicado a apenas 100 metros, rodeando, desde fines del año pasado, a otro edificio emblemático como es el de la Escuela Nº 2, de la primera cuadra de calle Vieytes.

   En ese caso el estado provincial destinó un millón de pesos para un cerramiento en hierro y chapa --que funciona además en una gran escaparate publicitario-- en respuesta a la amenaza que significa el mal estado de su extensa fachada, el cual se extiende además sobre calles Moreno y Colón.

   De modo que dos inmuebles inventariados como bienes patrimoniales --en el caso de la escuela 2 con rango provincial y nacional-- han quedado vedados a la vista con una intervención que lejos están de tener relación con tareas de reparación.

   Un caso distinto es el cerco materializado en la calle frente al banco de la Nación, en Moreno y Estomba, bien afectado por un incendio hace poco más de 30 días, en el cual se trabaja en el retiro de las partes afectadas.

   De acuerdo a las autoridades bancarias, la entidad pretende dar inicio inmediato a la obra de reparación y adecuación.

La trampa

   Si alguien pregunta si existen más edificios que pueden terminar cercados, la respuesta es positiva.

   Sin ir demasiado lejos de los bienes intervenidos, la ex sede del banco Hipotecario Nacional, en Vicente López y avenida Colón, lleva una década desocupada, y cada día muestra más afectaciones, con ventanas rotas, falta de vidrios y la presencia de palomas.

   No menos riesgoso es caminar por las veredas de la esquina de Brown y avenida Colón, donde se ubica el también desocupado ex hotel Sudamericano (luego Atlántico y Ocean y Centro de Compras de la Cooperativa).

   Ya hubo caídas de revoques que obligaron a intervenciones menores, retirando partes flojas o en situación de riesgo.

   Los dos inmuebles están en alquiler hace años, sin que se concrete operación alguna que los coloque nuevamente en situaciones de uso.

   Hay otro cerco que lleva todo el año ocupando la angosta vereda frente al Centro Histórico Cultural de la Universidad Nacional del Sur, en Rondeau 29.

   En este caso es justificado y corresponde a una ampliación que está dentro de los plazos.

   El histórico edificio se está ampliando con una sala de usos mútiples de 600 m2, cuya terminación se estima entre abril y mayo de 2019.

Otros modelos

   El uso de pantallas o cercos de obra como respuesta a problemas edilicios no es nuevo y en la ciudad se verifican varios casos.

   Una muestra típica es en estaciones de servicios que han dejado de operar, cuyos terrenos el terreno se cierran de esta manera. Puede verse en las de Colón y Saavedra o Brown y España, terrenos con cerramientos de chapa que nada tienen que ver con la condición real del lugar.

   Otra intervención para evitar situaciones de riesgo se ubica en la denominada "Casa Sanguinetti", donde funcionara uno de los primeros conventillos de la ciudad.

   Desde hace cinco años dispone de una pantalla de chapa a la altura de dos metros, que cumple la función de detener cualquier desprendimiento del frente.

   Existe, por último, una estructura de hormigón de un edificio jamás concretado en la segunda cuadra de calle Zelarrayán --frente al edificio y galería Sancor-- que lleva más de diez años cercado con una estructura de madera, aunque en este caso montada sobre la línea municipal, sin avanzar sobre el espacio público.

Qué dice la normativa

   El Código de construcción indica que todo propietario de terreno baldío o edificado que no tuviera fachada sobre la línea municipal "está obligado a la construcción y mantenimiento del cerco correspondiente".

   Incluso en predios con construcciones "de aspecto antiestético", se debe disponer de un cerco de hasta 3 metros para impedir la visual desde la vía pública.

   Una valla provisoria se acepta si se entiende que habrá una construcción.

   No se refiere a funcionar como "cerco protector o preventivo".