Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

Provincia Nueva: identidad propia y viabilidad para volver a pensar en grande

Dos referentes locales plantean los argumentos que reafirman, y actualizan, la propuesta que hizo Enrique Julio el 1 de agosto de 1898.

Bustos Cara (izq.) y Silva, con una escenografía icónica. / Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   “Creo que es más fácil de lo que se cree. No hablo solo de la viabilidad, sino de la composición, porque no es un problema de diagramación territorial sino de una serie de variables. Tenemos una región bastante homogénea y eso permite una posibilidad grande de inserción de quienes podrían considerarse parte de esa provincia”.

   El doctor Hernán Silva habla del proyecto Provincia Nueva, un tema ligado a la creación de este medio por Enrique Julio, el 1 de agosto de 1898, donde ya bregaba por la conformación de una nueva región.

   “La gente tiene que ser parte, para lo bueno y para lo malo. Porque no es solo decidir y aquí está uno de nuestros problemas”, agregó.

   “Nos hemos acostumbrado a ser un país con una estructura donde el Estado era algo ajeno a nosotros y, de alguna manera, un proveedor. No es así, el Estado y los proveedores somos nosotros. Y también somos los que vamos a recibir en la medida de que seamos adecuados proveedores. Por eso es importante esa homogeneidad a la hora de evaluar, con criterio pasado, presente y futuro, cuáles son las potencialidades que determinarán la zona que hace viable a una provincia”, sostuvo Silva.

Doctor Hernán Silva.

   “La ilusión de una nueva provincia no puede despegarse de una transformación de la unidad que nos integra, que es la Nación”, agregó el doctor Roberto Bustos Cara.

   “Imagino un lugar de pertenencia y de reconocimiento porque la identidad siempre tiene dos partes, sin las cuales no existe. Yo me siento perteneciente, pero debe haber un reconocimiento de los otros. De allí la necesidad de hacer una estrategia para alimentarse hacia adentro como sociedad construyendo esa idea y, al mismo tiempo, buscar hacia afuera la estrategia que lleve a un reconocimiento con integración”, afirmó.

   Bustos Cara dijo que se trata de un lugar de pertenencia que sea capaz de proyectarse y de construir viviendo en un lugar donde lo cultural, que se distribuye en toda la región, nos represente y que las políticas, educativas y demás, sean elaboradas en función de un interés local.

   Tras un relanzamiento a principios de este siglo, que con el paso del tiempo fue perdiendo fuerza, la propuesta de Provincia Nueva ha vuelto a ganar espacio en los últimos meses.

   “El proyecto ha sido una cuestión permanente de Bahía Blanca por su ubicación geográfica, por su tradición histórica y por su relación política en cuanto a la estructura de lo que sido sucesivamente la organización nacional. Todo eso influyó, para bien y para mal, en el desenvolvimiento de nuestra ciudad”, afirmó Silva.

Doctor Roberto Bustos Cara.

   “Para bien porque, de alguna manera, es la Bahía Blanca que heredamos hoy; y para mal porque ha tenido muchas frustraciones a lo largo del desarrollo histórico, especialmente por una situación híbrida en la que se ha encontrado. Es la puerta de la Patagonia, pero no es la Patagonia; es provincia de Buenos Aires, pero vive el margen de lo que es la provincia de Buenos Aires; se pensó en ella como capital provincial, pero los destinos políticos hicieron que se inventara La Plata cerca de Buenos Aires para seguirla manejando desde Buenos Aires, capital de la Nación luego del 80 (NdR: 1880)”, dijo.

   Silva recordó que, a fines de siglo XIX, La Plata fue llamada la necrópolis de vivos. "¿Quiénes eran los vivos? Los políticos que iban el lunes o el martes a La Plata y volvían el jueves, y los fines de semana la ciudad estaba muerta. Fue una creación artificial. Lo cierto es que Bahía Blanca no tiene demasiado que ver con La Plata”, contó.

   “Somos una ciudad que ha crecido mucho y que tiene una base electoral importante si la comparamos con otras provincias, pero dentro de la nuestra, donde hay partidos que se limitan únicamente por calles que tienen como 3 millones de habitantes, evidentemente ninguna de las dos grandes ciudades bonaerenses, como Mar del Plata o Bahía Blanca, tienen relevancia desde ese punto de vista; es decir, el electoral”, aclaró.

Proyecto original de Enrique Julio.

   “Ahí se juegan muchos temas. Uno que siempre estuvo presente, el de las potencialidades de Bahía Blanca, desde la Liverpool del sur, como se la llamaba, y la ciudad de los puertos, donde los principales referentes de la época, como (Estanislao) Zeballos, se referían así, incluso en el exterior. Y la Bahía Blanca actual, con sus idas y vueltas en ese vínculo que incluso la hace muy particular, propia y autosuficiente, pero también tributaria. Es decir, no tiene la necesaria autonomía como para planificar su desarrollo y tener aspiraciones, porque su desenvolvimiento viene en función de políticas extrañas a la ciudad y a la zona”, describió Silva.

   “Vale aquí destacar dos aspectos”, expresó Bustos Cara. “Uno está ligado a la identidad y a la necesidad de saberse perteneciente a un lugar. Y esa es una construcción cultural que lleva tiempo, que es necesario alimentar e imaginar, porque es la base de un territorio. El hombre es un ser territorial, construye y abre sus espacios donde, con un cierto grado de autonomía, debe definir cuál será ese espacio”, agregó.

   “Aquí no se ha trabajado en la construcción de una identidad territorial, sea regional o provincial. A veces mezclo el término regional con la idea de una nueva provincia, porque una región puede significar un cierto grado de autonomía. Muchos de los ensayos que se han hecho se refieren, justamente, al intento de regionalizar nuestra provincia”, aseveró.

Sede de la gobernación, en La Plata.

   “No se puede hablar de Provincia Nueva, de proyecto de región o de la ley de Desarrollo del Sudoeste Bonaerense sin considerar un componente que es cultural, viendo a la cultura como algo que nos conforma y da forma a nuestras relaciones particulares en un lugar y en un tiempo específicos. Hemos hecho poco en este sentido”, explicó.

   Bustos Cara sostuvo que la ley del SOB se refiere sólo a lo productivo y a la redistribución de fondos de subsidios, pero no contiene un trabajo de sentido cultural. “No digo que no sea importante el aspecto económico que da sustento a una vida colectiva, sino que si no existe un componente cultural no se puede avanzar”, aclaró.

   “El otro punto es que no supimos construir una autonomía que genere la posibilidad de producir estrategias territoriales propias; esto es, un posicionamiento firme sobre lo local y lo regional. Casi siempre hemos estado desarrollándonos en términos territoriales y económicos en función de las ideas de otros”, indicó.

   “Hace unos días se hizo una reunión importante en nuestro puerto por la articulación con Vaca Muerta y ese motor enorme de producción que es el petróleo. Sorprendió, y muy bien, porque (el gobernador Jorge) Sapag trazó la estrategia en la exposición...¡pero eran sus planes, no los de Bahía Blanca y tenían, claro, una perspectiva diferente! No es una crítica a Neuquén, sino una autocrítica por lo que no hicimos nosotros.

Vaca Muerta, en la cuenca neuquina.

   “Estamos en las estrategias territoriales de otras provincias, de la Nación y, sobre todo, del exterior a través de nuestro puerto, pero cuando miramos la relación puerto-ciudad, o puerto-territorio, encontramos las debilidades, los conflictos y demás, que hace que esas tensiones no den fruto a una organización medianamente autónoma”.

   —¿Cómo se construye autonomía?

   —RBC: Es un proceso largo. Hay una producción intelectual a la cual uno recurre, pero no existe una sistematicidad, porque no hay un proyecto detrás que articule esa construcción, ya sea desde la universidad, desde el sistema educativo o desde el resto de las instituciones. Creo que el mejor ejemplo que no se construyó una identidad que vaya más allá de la ciudad son las fragmentaciones y las oposiciones en relación a los partidos del entorno de Bahía Blanca.

   “Lo vimos claramente cuando se lanzó el Corredor Productivo y Bahía Blanca no aparecía. Esto demostró que no existe una coherencia y una fuerza del conjunto social regional que, de haberse manifestado, no hubiera permitido algo así”.

   —HS: Hay que partir desde lo humano hacia los demás factores. En su momento planteé la segunda Bahía Blanca y, curiosamente, se puso de moda cuando Jaime Linares era intendente y habló de la tercera Bahía Blanca. Planteé que, sobre el 80, hubo una refundación no formal de Bahía Blanca como consecuencia de una serie de factores que la dinamizaron y la potenciaron, como la Conquista del Desierto, ferrocarriles, alambrados, desarrollo agropecuario, inmigración, puerto, centro de exportación y otros que potenciaron el desarrollo demográfico de la zona. Esto provocó una refundación que, sumado a una filosofía, que era el positivismo, centraba a Bahía Blanca en esa imagen.

Puerto de Ingeniero White.

   “Pero de eso, de quiénes fuimos, nos olvidamos. Cuando me dicen que la Argentina es un país en vías de desarrollo yo digo que no; la Argentina es un país en decadencia, porque nosotros estuvimos entre las principales naciones y, en esa época del positivismo, había el mismo sentido de destino manifiesto que tenía Estados Unidos, por ejemplo.

   “Esa segunda Bahía Blanca fue la base del desenvolvimiento, en un momento en que se estaban discutiendo también los nuevos territorios, porque el tema de nuevas provincias está vinculado a cómo se articulaban estas zonas; incluso, los enfrentamientos de los distintos sectores de Río Negro, La Pampa y del Chubut para determinar dónde iban a estar las capitales y demás. Es la época de buscar una identidad que, luego, empieza a enquistarse y, más tarde, a diluirse.

  “¿Por qué a enquistarse? Porque la misma idea de la nueva provincia surge de una consideración de propia potencialidad y de tener una característica propia de región y de una vinculación con una zona que, entonces, se estaba organizando y estructurando y se sentía parte de ese todo. Pero el tiempo la diluyó por ser una región intermedia que no consiguió, ni consigue, consolidar su rol. Y que además no la dejan hacerlo”.

¿Bahía Blanca sería el nombre?

   “El ejemplo de una provincia cuya capital no es la ciudad económicamente más importante es interesante. Si algo ha pasado en esta evolución es que Bahía Blanca concentró, en relación a la región, todo el poder de decisión. Fue una suerte de olvido hacia el resto. Antes estaban los ferrocarriles, que integraban, pero hoy se encuentran solo las rutas”, dijo Bustos Cara.

   “Quizás no habría que hablar tan directamente de Bahía Blanca. ¿Cómo se llamaría una provincia del SOB? ¿Bahía Blanca? Genera un problema, porque las palabras tienen su peso. La pregunta (NdR: ¿qué le daría Provincia Nueva a Bahía Blanca?) es incómoda. Porque no es darle a Bahía Blanca, sino algo nuevo que une a un territorio por una necesidad de administrar, y de administrarse, su propio espacio de existencia, más allá de que el motor económico esté acá”, agregó.

   “Coincido en que la cuestión nos excede”, agregó Silva. “Así como en los ochenta podría plantearse esto desde la perspectiva de Bahía Blanca como un gran centro de intervinculación zonal, hoy creo que tiene que hacerse desde una visión nacional. Incluso, si existe un replanteo no es justamente por nuestra ciudad, sino para responder a otra pregunta: ¿Qué hacemos con la provincia de Buenos Aires?”, sostuvo.

Ciudad de Bahía Blanca, en el sur del SOB.

   “Tenemos una gran distorsión. Es absurdo tener una provincia más grande que muchos Estados europeos, donde se toman decisiones concentradas en un entorno de otra ciudad, porque ni siquiera es un entorno propio de la provincia. No me referiría a la creación de una nueva provincia vinculada al sudoeste bonaerense; insisto, quizás habría que hacerlo desde la perspectiva de la Nación”, comentó Silva.

   “La creación de Provincia Nueva es una ilusión. En realidad, porque Bahía Blanca no escapa a esa desilusión argentina sobre el desarrollo”, dijo Bustos Cara.

   “Lo real es que Bahía Blanca dejó de crecer, al margen de que uno crea que no fue así, sino que absorbió población del entorno interior dejando un vacío en muchos casos. Y tampoco creció en lo demográfico, más acentuado aún si lo comparamos con otras áreas como Neuquén. Por eso el peso nuestro, hoy, es limitado”, agregó.

   “¿Cómo imagino a Provincia Nueva? Como un área integrada que sea capaz de, nuevamente, ilusionarse con un crecimiento. La idea es que la gente no se vaya porque encontró respuestas a su desarrollo y desde aquí tiene proyección nacional e internacional para sus actividades. En alguna medida, el puerto hace eso, pero en ciertas etapas se transforma en un enclave que realiza muchos esfuerzos por integrarse y no siempre lo logra”, aseguró.

   “La cuestión está en el Gran Buenos Aires y qué hacer con ese fenómeno tan distorsionado y tan distorsionante, a tal punto que también lo es por la representación de los ciudadanos”, dijo Silva.

Cómo construir autonomía

* Proceso: “Construir autonomía es un proceso largo. Hay una producción intelectual a la cual uno recurre, pero no existe una sistematicidad, porque no hay un proyecto detrás que articule esa construcción, ya sea desde la universidad, el sistema educativo y el resto de las instituciones”, dijo Bustos Cara.

* Antecedentes: Roberto Nicolás Bustos Cara es mendocino y está radicado en Bahía Blanca desde 1981. Es licenciado en Geografía (UNC, 1972) y doctorado en Bordeaux (Francia, 1977). Es miembro de número de la Academia Nacional de Geografía. Fue director decano de Geografía en la UNS desde 1984 a 2004 y es profesor invitado en las Universidad de Toulouse, Bordeaux y de Chile, entre otras.

La capital provincial

* Contradicción: “Para crecer debemos tener el poder de decidir porque nosotros, hoy desde aquí, no podemos hacerlo. Y con una contradicción: si le preguntamos a la gente común cuál es la capital de la provincia, gran parte dirá que es Buenos Aires. No tenemos nexo con La Plata”, manifestó Silva.

* Antecedentes: Hernán Asdrúbal Silva se recibió de licenciado y profesor de Historia en la UNS. Se doctoró en la Universidad de Sevilla (España), graduándose como doctor en Historia de América con la calificación Cum Laude (1976). Es miembro de número de la Academia Nacional de la Historia. Se destaca por sus estudios sobre la temática inmigratoria. Ha sido docente de grado y posgrado en el país y en el exterior.

Las razones de Enrique Julio

   Enrique Julio consideraba que los partidos del sur de la provincia y las gobernaciones ubicadas a lo largo de los ríos Negro y Colorado vivían demasiado alejados de Buenos Aires, la capital, y que de esta manera la gran metrópoli no podía beneficiar con su enorme potencial a estos territorios.

   "Estas regiones que gozan de un presente seguro y porvenir despejado tocan ya en los dinteles de la plenitud de su tiempo. Ellas se bastan a sí solas, y no sería razonable el tenerlas atadas por mucho tiempo más a su actual engranaje institucional, por no responder ya éste a su vida exhuberante", aseguró.

Enrique Julio, fundador de "La Nueva Provincia".

   Julio decía que sólo se lograría efectivo progreso en el sur argentino si se limitaba el número de gobernaciones y se creaban nuevas provincias, siguiendo el ejemplo de la formación de Estados federales en Norteamérica. Así entonces, proponía la creación de un nuevo estado federal a partir de Bahía Blanca que, por su importancia económica y situación, debería ser la capital.

   Los límites de la nueva provincia eran: el paralelo de 35º de la Pampa Central y Córdoba, y el paralelo de 36º que limitaba esta gobernación con San Luis y Mendoza por el norte; el río Negro desde su confluencia con el Limay hasta la desembocadura en el Atlántico; el meridiano V y los partidos de Adolfo Alsina, Puan, Bahía Blanca, Villarino y Patagones por el este; y el meridiano X, desde el paralelo de 36º hasta la confluencia del Limay con el río Negro por el oeste.

   Tendría una superficie aproximada de 234.253 km2, un poco menos que los 259.776 km2 de la provincia de Buenos Aires. Según el censo de 1895, integraría un total de 90.205 habitantes, de los cuales 18.509 eran de Bahía Blanca.