Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Marcelo y Bruno: “el padre de” o “el hijo de” Pallotti, como más te guste…

La misma sangre une al actual presidente de la Asociación Bahiense y a la figura de Napostá, que se quedó con el tramo inicial de Primera. Un mano a mano sobre el básquet y la familia.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Por Fernando Rodríguez / ferodriguez@lnueva.com
(Nota publicada en la edición impresa)

   Mientras Andrea y su hija Geovana cerraban el año bailando en las tablas del Teatro Municipal, dos espectadores estaban más pendientes de lo que sucedía en el Norberto Tomás que de la puesta en escena de las mujeres de la familia.

   Mirando por lo bajo el celular, a Marcelo le cambió la cara cuando cayó el mensaje: “Ganó Napo!!!”. Y, sin dudarlo, con la complicidad de Bruno, su hijo, decidieron levantarse e irse a festejar.

   Era 23 de diciembre de 2011; el equipo de la Avenida había vencido a Olimpo (98-92), y así cerraba 3-0 la serie Repechaje que le permitía ascender a Primera.

   “Tenía 13 años... Fue un momento que me quedó grabado”, contó Bruno.

   “Me acuerdo que jugaban el 'Negrito' Gentili, Maurito Campaña... Y ahora, los mismos, estaban en la tribuna...”, dijo, con algo de nostalgia.

   Esta vez, él se convirtió en protagonista.

   Las imágenes fueron apareciendo como fotos instantáneas en la actual figurita de Napostá -y del básquetbol bahiense-, que se quedó con el tramo inicial del torneo de Primera.

   -Durante estos días recibiste muchos elogios y tenés solo 20 años. ¿Cómo lo asimilás? ¿Es difícil mantener los pies sobre la tierra y entender que el camino elegido recién empieza?

   -Es uno de los temas que hablamos acá (en su casa). Hay que mantener la humildad.

   -¿Qué tan fanático es tu Viejo de vos?

   -Es bastante objetivo, je.

***

   En la familia Pallotti se da una particularidad: el padre del mejor jugador de las finales de Primera es el presidente de la Asociación Bahiense de Básquetbol.

   Marcelo fue un muy discreto jugador de Napostá hasta los 18 años; continuó como técnico del club y también estuvo vinculado a El Nacional y Estudiantes, en este último como asistente/colaborador de Carlos Danussi en Liga Nacional.

   -¿En qué estamento fuiste mejor?

   -¡Dirigente...!

   -¿Y el más lindo?

   -Ser dirigente es muy ingrato.

   -¿Ya te estás arrepintiendo?

   -No, para nada. Estoy muy contento con lo que hago. Aunque sufrí mucho en estas finales.

   -Por tu vínculo con Napostá, ¿Viviste alguna mala experiencia siendo presidente de la ABB?

   -Es el tercer año que estoy en la Asociación (anteriormente había sido vice) y me considero sumamente objetivo. Es más, cuando Napostá está en el medio no participo y si hay que castigarlo, no me preocupa. Lo que sí, gracias a Dios, represento a un club impecable en todo sentido, desde lo organizativo y administrativo. Y nunca está en el ruido, salvo ahora, por haber llegado a la final, je.

   -Si bien la Asociación venía con la figura de un presidente más visible como Maxi Görg, tu papá está pasando bastante desapercibido. ¿A vos Bruno te recuerdan el lugar que ocupa en el básquetbol bahiense?

   -Desde que asumió como presidente tenía incertidumbre de saber qué dirían, pero la verdad es que está todo tranquilo.

   -Marcelo, ¿cómo consideran que los identifican: “el padre de” o “el hijo de”?

   -Nooo, el padre de, je, je... En el último partido le gritaban “aprovechá que papá te lo compró (por el partido)”, je, je. Pero son cosas que pasan. En realidad, yo estoy en este lugar por él. Si él no hubiese jugado en el club, yo hoy no estaba como dirigente. Y siempre pregono el sentido de pertenencia. Que los chicos se identifiquen con su club.

   -¿Y a vos Bruno te motorizó la presencia de tu papá?

   -De chiquito me llevó al club; y, también, le metimos muchas horas juntos en el arito del patio. Me enseñaba a hacer bandejas, a tirar al aro y distintos movimientos. Empecé a los 4 años, dejé a los 5 y retomé. Como me daba vergüenza entrar a la cancha, mi hermana entrenaba conmigo en escuelita.

   -En la cancha disimulás muy bien tu timidez, je.

   -Por suerte se me pasó, je.

   -En el juego te mostraste muy suelto, con una personalidad envidiable para tus 20 años, lideraste el equipo de tu club, en canchas llenas y ante un rival complicado. ¿Cuánto tiene que ver la personalidad?

   -Creo que es fundamental la personalidad y el carácter. Desde mi punto de vista era tomármelo tranquilo y no absorber la presión, porque te perjudica. Es mejor ser atrevido y, en este caso, entender que se trataba de un partido más, aunque uno sabía que no era así.

   -¿Más allá de tu rendimiento, poder ser líder del equipo a los 20 años, en gran parte se debe a que estás en tu club?

   -Sí, ayuda a no tener que demostrar nada, te bancan todo, te alientan... Te da tranquilidad.

En las “apuestas” perdían feo

   -Aun en los peores momentos en la serie, de afuera pareció que dominaron a voluntad. ¿Se vio así desde adentro?

   -Lo hablábamos después de ganar. Salvo en el tercer cuarto del tercer partido, dominamos toda la serie y con buen básquet.

   -¿Construyeron mucho desde atrás?

   -A pesar de que desde mitad de año en adelante fuimos un equipo que promedió casi 90 puntos, dejamos a los rivales en 70. Defender bien te da la confianza adelante. Hubo química para defender de determinada forma y casi no lo hicimos en zona.

   -¿Cuánto los motivó saber que en las “apuestas” nadie les daba un peso?

   -En cierta forma nos benefició.

   -Tu papá, en la intimidad, opinaba que no podían ganar.

   -Yo decía que sí, je. Cuando mirábamos las semifinales Villa Mitre-Bahiense sabíamos lo duro que sería cualquiera.

   -¿Hubieras elegido a Villa Mitre?

   -No. Pero confiaba mucho en el equipo.

   -Fue una serie bien jugada, sin problemas extradeportivos, limpia... ¿Considerás que se ganaron el respeto de Villa Mitre casi desde el inicio de la misma?

   -Es así. Se notó en el último partido. Nadie insultó y nos permitieron festejar. Mismo los jugadores, saludaron a todos. Creo que quedó claro que fuimos superiores y que ganamos jugando bien al básquet.

   -¿Fue incómodo en lo personal jugar contra Villa Mitre, después de haberlo reforzado en el Federal?

   -No. Lo tomé relajado, tengo muy buena onda con todos. Entro al club y es como si fuera de ahí.

Estudio de marketing

   Bruno estudiaba Arquitectura y cuando se fue a Patagones a jugar el Federal por Jorge Newbery tuvo que dejar, optando por Marketing, a distancia.

   -¿Hay algo aplicable al juego?

   -Hay materias de Marketing y Publicidad que hablan mucho de liderazgo y de delegar tareas… Como hacer funcionar un grupo y demás. Todo lo que leo lo relaciono con el básquet.

   -¿El estudio es una excusa o un complemento?

   -Es un complemento. Porque tampoco me siento bien con tanto tiempo libre.

   Marcelo: -El sabe muy bien que acá en casa, para nosotros como padres, es un todo: poder desarrollarse intelectualmente y deportivamente.

   -Algo que no es fácil...

   -No, pero siempre lo hablamos. Lo mismo que jugar en la Selección. Es importante, pero la vida pasa por otro lado. Es importante que digan que es una buena persona, educada... El resto pasa.

   En la casa de los Pallotti, cuando coinciden Marcelo y Bruno, el básquetbol no pasa desapercibido… Y menos en un año tan especial.