Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Delitos sexuales: una de cada 4 causas que van a juicio es por abuso

La tasa de denuncias por este tipo de delitos en Bahía se mantiene por encima de la media provincial. 

Pablo Pascual / ppascual@lanueva.com 

Juan Pablo Gorbal / jgorbal@lanueva.com


   A mediados de 2016 Josefina no pudo más. El taller de educación sexual que dieron en su escuela la movilizó y se animó a confesarle a una compañera que su primo la obligaba a hacer “cosas que ella no quería”.

   Le dijo que esa persona, a la que consideraba casi un hermano mayor, la sometía desde que eran muy pequeños y que las amenazas y el temor por destruir su familia la hicieron callar.

   El primo le decía que ella era “culpable por provocarlo”.

   Cuando dijo basta, Josefina ya tenía 14 años. Esa década de torturante silencio le dejó huellas indelebles.

   Poco antes de que el caso saliera a la luz, la familia de la chica comenzó a observar conductas que encendieron las alarmas, aunque nunca imaginaron lo que pasaba “a las sombras”. Lo asociaban a una cuestión de rebeldía adolescente.

   Josefina canalizaba con episodios de ahogo o sensación de falta de aire. Se cortó el pelo bien cortito y hasta empezó a usar desodorante y ropas de hombre.

   Varias veces tuvo que recibir asistencia médica porque se golpeaba, pellizcaba o se cortaba los brazos y las piernas.

   Se autolesionaba “para cortar el dolor que le producía el recuerdo de la situación de abuso”, describió una psicóloga.

   En los últimos días Josefina pudo mitigar de alguna manera su angustia. La justicia le impuso a su primo 4 años y medio de cárcel por los hechos cometidos desde que cumplió la mayoría de edad, mientras que en el Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil se le sigue otra causa por los delitos que cometió cuando tenía entre 16 y 18.

Agenda cargada de juicios

   Los abusos y padecimientos experimentados por esta adolescente son similares a los que cientos de víctimas sufren en nuestra ciudad y la zona.

   Si bien no hay una razón que explique el fenómeno, en los últimas años el número de denuncias por delitos sexuales aumentó ostensiblemente en el Departamento Judicial Bahía Blanca.

   Una de cada cuatro causas que ingresaron este año para ser llevadas a juicio en los tribunales criminales (intervienen en los delitos más graves) tienen que ver con esta problemática, según un relevamiento que realizó "La Nueva."

   Entre el 1 de febrero -después de la feria de verano- y hasta el 31 de octubre pasado se recepcionaron en los 3 organismos bahienses un total de 257 casos elevados a debate, de los cuales 72 están relacionados con abusos o violaciones.

   Un dato que no resulta menor es que para fin de año, la fiscal Marina Lara, a cargo de la UFIJ Nº 14, que es temática, habrá llevado a instancia de juicio 86 casos, entre debates orales convencionales y abreviados.

   El dato cobra aún más relevancia si se tiene en cuenta que, según la información oficial, en 2016 la cifra fue de 59 causas y el año pasado, 43.

   También se pudo establecer que ya existen agendados para 2019 otros 23 juicios de este tipo.

   “La verdad es que no hay una explicación o un motivo que determine esta situación. Más bien creo que es un poco de todo”, dijo la fiscal Lara.

   La titular de la fiscalía de delitos sexuales opinó que “posiblemente tenga que ver la difusión que tienen los casos, la mayor información que hay disponible sobre esta problemática y la tarea de las entidades que trabajan en el tema”.

   Lara remarcó que “hay una gran cantidad de detenidos” por delitos sexuales y confirmó que “tenemos juicios casi todos los días”.

¿Más casos o más denuncias?

   La estadística posiciona a Bahía Blanca como uno de los distritos con más casos de delitos sexuales. Hasta el año pasado era el primero.

   Hoy, con la actualización de datos de la Procuración de la Suprema Corte de Justicia bonaerense, está en el "podio", detrás de La Plata, pero aún por encima de la media provincial.

   Todo el departamento judicial (Bahía, Dorrego, Pringles, Punta Alta, Suárez, Chaves, Monte Hermoso, Patagones, Puan, Saavedra, Tornquist, Tres Arroyos y Villarino), con unos 690 mil habitantes, tiene una tasa de 84 hechos cada 100 mil personas, mientras que La Plata, al tope, figura con 88,4 (c/100 mil habitantes).

   El promedio de toda la provincia (más de 17 millones de habitantes) es de 80, por encima de otros distritos importantes del interior provincial, como Mar del Plata, que, con más de 800 mil habitantes, tiene 69,1 denuncias por abusos y violaciones.

   La Matanza, Morón y Quilmes, por citar algunos partidos con conflictividad delictiva, no superan la tasa de 70 delitos sexuales cada 100 mil habitantes.

   La pregunta es inevitable: ¿en Bahía hay más casos o es más visible la problemática? Un dato que puede aproximarse a la respuesta más certera es que el crecimiento de denuncias es progresivo desde la creación de la fiscalía temática, a fines de 2009.

   En los primeros 5 años de la especialización (2010/14), oscilaban en 400 por año y en el segundo tramo (2015/18) siempre pasaron la barrera de las 600, con algunos picos muy superiores.

   Otra explicación puede radicar en el trabajo en red que se realiza en esta ciudad. Articulan organismos oficiales, escuelas, clubes y ONG's que auxilian en la instrucción de las causas y contienen a las víctimas.

   Por otro lado existe una mayor eficiencia en los resultados: a diferencia de otros delitos, las causas judiciales por abusos y violaciones se instruyen en más del 30% del total (en el resto prospera apenas el 10%), de las cuales el 90% que termina con una condena. 

“Son fenómenos multicausales”

   Algunos especialistas habían aventurado conjeturas sobre por qué Bahía padece con mayor intensidad el flagelo del delito sexual, siempre y cuando el cúmulo de denuncias guarde correlación con una mayor cantidad de casos.

   Para el sociólogo Bruno Pazzi, el fenómeno puede responder a la presencia de la zona portuaria, atractiva para la trata de personas y el narcotráfico -siempre ligado a los prostíbulos- y a la gran presencia de fuerzas de seguridad en toda la región.

   En este último sentido destacaba que un informe de "La Nueva." marcaba la creciente cantidad de denuncias por violencia de género entre los uniformados, hecho que se puede relacionar con un componente machista que subsiste en parte de las fuerzas.

   La licenciada Paula Kraser, perito en criminalística, opinaba que “estos son fenómenos multicausales”.

   Sí rescataba a Bahía como una ciudad “instruida y movilizada culturalmente, que además no es un pueblo -donde denunciar un abuso puede ser un tabú- y tampoco se la considera una gran urbe (donde por lo general los recursos de salud, educación y justicia son mal distribuidos), con lo cual habría menos chances de desestimar o naturalizar un delito sexual”. 

A qué síntomas hay que prestarles mayor atención en los chicos

   No se trata de abuso sexual infantil sino de abuso sexual "contra" los niños. A Verónica Álvarez, vicepresidente de la ONG "Creer, Sí", le gusta remarcar la frase de la psicoanalista Eva Giberti para quitarle culpa a los chicos. Como si no alcanzara con la traumática vivencia para estigmatizarlos también con los rótulos.

   La psicóloga bahiense y su colega Alejandra Mele, jefa de la Unidad de Psicología del Hospital Municipal, están en contacto permanente con una problemática que va mucho más allá de las secuelas físicas. 

Las psicólogas Alejandra Mele y Verónica Álvarez.

   Son palabra autorizada para marcar las señales de alerta, a las que todos debemos estar atentos, y para dar a conocer la manera en que buscan reconstruir una psiquis muchas veces arrasada.

   "Es clave tanto el diálogo como la atención. Se deben atender síntomas específicos, manifestaciones físicas, como el enrojecimiento de las áreas sexuales, ropas manchadas, enfermedades de transmisión sexual o embarazo en la pubertad. Los más chicos pueden ver volver a conductas logradas, como la enuresis y encopresis (incontinencia), el dedo en la boca, cambios abruptos en la conducta, irritabilidad y violencia", explica Mele.

   En un altísimo porcentaje el abuso se da en el ámbito familiar o de allegados.

   "El niño adquiere un sentido de confianza básica con el adulto que lo cuida y protege, para luego poder desarrollar su autonomía y confianza en sí mismo. Cuando este adulto se vuelve amenazante, la constitución del psiquismo del niño corre riesgo. Queda en un estado de confusión y sumisión con pocos recursos para hacer frente a esa situación. Como son personas confiables, presentes en la crianza, al niño le cuesta mucho entender que la persona que lo cuida pueda dañarlo. Esta situación genera imposibilidad de discernir, ya que el psiquismo de un niño no comprende aún cuestiones del orden de la sexualidad adulta", agrega.

   Alvarez sostiene que, de acuerdo con UNICEF, 1 de cada 5 niñas y 1 de cada 8 niños son abusados y según un relevamiento hecho en la ciudad de Buenos Aires, el 75% de los abusadores son familiares de las víctimas.

Cómo romper “el secreto”

   Mele alude a la dificultad de romper "el secreto", a partir de la amenaza que generalmente le impone el violador a su "presa".

   "Siempre depende de la edad. Si son más chicos, lo pueden hacer a través de las conductas antes mencionadas. Durante la edad preescolar y escolar, ya lo pueden poner en palabras. A veces aparece en el juego o en conductas evitativas: 'ahora no quiere ir más a la casa del tío' o 'no quiere que le saquen la ropa en el pediatra, cuando hacía un mes no tenía problemas'", ejemplifica.

   ¿De qué manera se aborda a una víctima? "En principio la psicóloga infantil tiene que lograr la confianza del niño y de su madre y su entorno. Puede ser a través del juego", explica.

   En base a su experiencia en el Hospital Municipal, Mele considera que hoy los casos "aparecen más tempranamente".

   "De esto se habla más. En los jardines de infantes hay más atención. Las instituciones educativas ven qué pasa con sus niños. Tenemos muchos llamados de alerta desde las escuelas. Muchas veces los chicos prefieren hablarlo con la señorita o alguien del equipo de apoyo".

   La profesional también nota otra particularidad en la atención hospitalaria: "Vemos a muchos adolescentes y adultos que revelan su angustia cuando están internados por otra situación, por ejemplo un acto de maltrato físico o intento de suicidio. Recién en ese contexto nos cuentan una historia que nunca pudieron relatar. Situaciones que posiblemente vivieron cuando tenían 5 o 6 años de edad".

   "La 'recuperación' demanda mucho tiempo. A muchas víctimas se les pasa la vida sin poder romper la barrera del silencio. Cuando estos actos suceden, el niño está en plena estructuración psíquica y esto lo socava, lo arrasa. Nosotros buscamos trabajar con los recursos psíquicos con los que cuenta el niño, su historia de vínculos, que pueda conectarse con las emociones, con el sufrimiento, porque muchas veces quedan anestesiados, como muertos en vida", señala.

La pregunta del millón

   ¿Hay más casos o más denuncias? Álvarez responde: "Un poco y un poco". 

   "No se puede comparar con lo anterior porque no existen estadísticas, pero sí se denuncia más. La ley de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes habla de corresponsabilidad. Todos los que estamos en contacto con los chicos y observamos una situación de abuso, tenemos la obligación de denunciarlos. Todos. Está en juego nuestra ética profesional".

   También destaca la eficiencia condenatoria y la mejora en la "no revictimización".

   "Una de las funciones de la ONG es acompañar al niño en este proceso denso y ver en qué momento está preparado para declarar, porque si no está listo puede ser perjudicial no solo para la víctima sino también para el proceso judicial. El relato es lo más importante como prueba", afirma.

   La vicepresidente de "Creer, Sí" explica por qué en muchos casos se da lo que se llama "retractación": "La denuncia es como una bomba que cae en la familia y las esquirlas afectan a los diferentes miembros. Parte de la amenaza del daño a la familia está hecho pero después, en el proceso, como muchas víctimas quieren que todo vuelva a como estaba antes, se retractan. Muchos niños se sienten culpables".

   Alvarez aconseja que, ante cualquier situación de sospecha, se consulte con la ONG. 

   "Creer, Sí" atiende en una oficina del Mercado Municipal, sobre la calle Olivieri (paralela a Saavedra), los miércoles de 16 a 18 o al teléfono 2914431929. 

   También se puede acudir a la Comisaría de la Mujer y la Familia, Berutti 664 o en la Fiscalía, Moreno 25.