“Sacaba la cara por todos en la cancha, en la calle, ganando o perdiendo”, destacó Cortondo
Sentida despedida a Lito Fruet.
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Una sentida despedida, rodeado de familiares, amigos y allegados al básquetbol tuvo esta tarde Atilio José Fruet en el cementerio Parque de Paz, donde fueron inhumados sus restos.
“¿Dónde está Beto?”, preguntó José Ignacio De Lizaso, mientras caminaba hacia el lugar donde ya descansa Lito.
Y, curiosamente, se encontraba a pocos metros del sector donde están los restos de Cabrera.
“Paso para saludarlo”, dijo.
Se frenó un momento frente a la tumba y siguió, para despedir a Lito, otro amigo.
“Fue nuestro guía... El también habrá tenido la suya en su momento. Porque acá en Bahía siempre hubo basquetbolistas. El nombraba al Cholo Burtoli, Cruces, Palito Ruiz...”, repasó el necochense.
Bahía Blanca despide a Fruet
Y el propio Polo, poco después, tomó la palabra delante de los presentes.
“Lo vi a Jorge Cortondo que estaba llorando desde las 7 de la mañana y me hizo emocionar... También, a Adrián Monachesi, que está ahí -lo señaló-, al borde de la emoción. Quiero decir, simplemente, que el Flaco va a dejar una huella; fue uno de los principales artífices que hizo que el básquetbol de Bahía Blanca sea el más grande. Nos marcó, incluso a Beto Cabrera, una forma de ser, una forma de defender a Bahía; y eso queda, más allá de todo. Perdón Flaco, te quiero y te despido. Chau Narigón”, cerró De Lizaso, lo que motivó un cerrado y emotivo aplauso.
Algo más atrás, aunque visiblemente emocionado, Jorge Cortondo destacó la figura de Lito.
“Fue el punta de lanza de toda la avanzada. Allá por el '60; era mi ídolo. Y en ese momento nos llevó a todos a la rastra. Sacaba la cara por todos en la cancha, en la calle, ganando o perdiendo. Y por eso, nunca supimos perder. Tal vez, si hubiésemos sido mejores perdedores, tal vez no conseguíamos todo lo que logramos. Siempre tenía una palabra de aliento, una palmada; puntalaba a todos, inclusive, al propio Beto”, señaló Cortondo.
También tuvieron palabras para recordarlo Marisa Plano, Pablo Coleffi, Mauro Altieri y Néstor Barral, coincidiendo, todos, en esa combinación de lo que fue Lito como jugador y, también, como persona.