Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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"Bobinas blancas": piezas que faltan y otros detalles desconocidos

El misterioso mexicano que estuvo en una fiesta a fin de año en Bahía. El despachante que habría ingresado los rollos de acero al país. De qué acusan a los 4 implicados locales en la causa más impactante de los últimos años.

Foto: Emmanuel Briane-La Nueva.

Maximiliano Allica/ mallica@lanueva.com

Dos hombres clave en el entramado “Bobinas blancas de acero” permanecen prófugos. Se trata del despachante de Aduana de Buenos Aires, Mateo Spencer Talbois, y el denominado “NN Rubén”, funcionario de altísima jerarquía de la empresa canadiense Can Trade Connection, señalada como uno de los instrumentos fundamentales para las operaciones de exportación que escondían multimillonarios cargamentos de cocaína.

Una parte de esos cargamentos fue detectado entre domingo y lunes pasados en el Parque Industrial de Bahía Blanca. La investigación duró varios meses e impidió la salida desde nuestro país, presuntamente hacia Barcelona o Canadá, de casi dos toneladas del mencionado estupefaciente en estado de máxima pureza.

“NN Rubén” sería un mexicano radicado en Canadá, quien según distintas fuentes estuvo en Bahía Blanca a fines del año pasado.

“Rubén” necesitaba enviar desde México a la Argentina una serie de contenedores con rollos de acero, los mismos que luego serían hallados con droga.

A la hora de contactar a una firma de nuestro país para realizar la operación, llamó a Guasch SRL, de nuestra ciudad. Argumentó que el envío tenía como destino final una empresa petrolera y, además, dijo que pretendía despachar una máquina de enrollar y desenrollar chapas.

Fuentes cercanas a la causa que lleva adelante el juez federal de Campana, Adrián González Charvay, comentaron en exclusiva a “La Nueva.” que al momento de pactar la importación de todo ese equipamiento, los rollos de acero ya no estaban en el país centroamericano sino que se encontraban en el puerto de Buenos Aires.

Enterados los hermanos Leandro, Gastón y Juan Ignacio Guasch habrían manifestado su voluntad de desistir de la operación comercial. Para evitarlo, el mexicano buscó profundizar las garantías de que se trataba de una negociación confiable.

Los Guasch están actualmente detenidos. El magistrado asegura tener elementos para dudar de su palabra.

Los trascendidos indican que el despacho desde México habría pasado en Buenos Aires los controles de nivel rojo, es decir, de máxima seguridad.

Las mismas fuentes señalaron a este diario que el despachante Mateo Spencer Talbois habría habilitado el ingreso de esos contenedores.

Una vez superados los controles aduaneros, todo el material viajó a nuestra ciudad y se ubicó en un galpón de Guasch SRL, cuya sede se encuentra en calle Indio al 1500.

¿Por qué los narcotraficantes no compraron directamente en nuestro país esos envases? Las presunciones indican que el material ya venía desde tierra azteca con cierto nivel de preparación para dificultar la detección de la cocaína.

De noche, sin cámaras

Para reforzar el vínculo, “Rubén” llegó a Bahía en diciembre último. Incluso fue invitado en nombre de Can Trade Connection a la fiesta de fin de año de Guasch SRL, al igual que otros directivos de empresas internacionales que para la fecha se encontraban en la ciudad.

Días después el mexicano envió a un grupo de cinco compatriotas a la sede de la firma, quienes solicitaron hacer una serie de trabajos en las bobinas. Los lideraba uno que se hacía llamar Armando.

Su intención era trabajar en el propio galpón de calle Indio, pero con una serie de condiciones: pidieron trabajar de noche, sin cámaras de seguridad, con personal contratado por ellos mismos y con sus propias herramientas.

Allegados a los hermanos Guasch aseguran que se negaron, que les ofrecieron trabajar en horarios predeterminados, con alarma de entrada y salida, cámaras activas y un empleado propio para supervisar las tareas.

Después de varias discusiones, y llamados de “Rubén” manifestando su enojo, habrían terminado la relación. Según el entorno de los hermanos, el 5 de enero despacharon la mercadería al depósito de una firma naviera en cercanías de Ingeniero White, donde habría permanecido hasta el 21 de marzo. Los asesores legales de esa naviera presentarían en breve la documentación de ingreso y egreso.

La ruta de las bobinas continúa en marzo hacia el galpón del Parque Industrial, paradójicamente en calle México, entre Mosconi y Ramírez. El local, propiedad de una maderera pero desde hace un buen tiempo en desuso, fue alquilado por un lapso de siete meses por una firma mendocina, cuyos titulares serían los hermanos Marcelo Rafael Cuello, Darío Maximiliano Cuello, Silvia Cuello y Cristian Gonzalo Cuello, propietarios de la empresa de mármol y piedras Minerales Aconcagua.

La investigación de González Charday entiende que la cocaína llegó desde Chile y se instaló en Mendoza, para luego seguir hasta nuestro distrito.

En paralelo al descubrimiento en Bahía Blanca, se encontraron otros 450 kilos de la misma sustancia en la localidad de Perdriel, partido de Luján de Cuyo, en un inmueble bajo el ámbito de disposición de la familia Cuello.

Guasch SRL también se dedica principalmente al mármol, la piedra y el granito.

Tras el decomiso de las casi dos toneladas de cocaína, en el Parque Industrial se manifestaron sorprendidos por toda la causa. Su titular, Raúl Carrete, afirmó que el plan de negocios presentado por dichos empresarios era razonable y no permitía levantar sospechas.

Cómo era la operatoria

Hasta el domingo 18 de junio a la tarde, Día del Padre, las únicas dos personas que conocían todos los detalles de la operación eran el secretario nacional de Seguridad, Eugenio Burzaco, y el máximo jefe de la Policía Federal, Néstor Roncaglia.

Los agentes encubiertos tenían órdenes precisas de seguimiento de personas y detección de materiales, pero desconocían el objetivo final de la tarea.

Esa tarde se detuvo en el Bahía Blanca Plaza Shopping a los mexicanos Jesús Madrigal Vargas y Gilberto Acevedo Villanueva. Luego, también en nuestro medio, a los hermanos Guasch y al despachante de Aduana, Damián Limanski.

En otros puntos del país cayeron el colombiano con pasaporte mexicano Rodrigo Naged Ramírez, supuesto cabecilla de la célula, y quien sería su segundo, el azteca Max Rodríguez Córdova.

También es muy comprometida la situación de Amílcar Darío Martino y Fabián Darío Martino, padre e hijo, titulares de Can Trade en Argentina. Para el juez González Charvay, esa empresa fue creada a nivel internacional para facilitar el contrabando de drogas.

Los Martino serían, además, quienes habrían aportado el personal de obreros y soldadores que trabajó en la colocación de los panes de cocaína en las bobinas del Parque Industrial.

El abogado Gonzalo Javier Sánchez está sindicado, a su vez, de procurar las gestiones para constituir Can Trade filial argentina y ponerla en funcionamiento. Según se verificó, tuvo contacto fluido con el titular canadiense de la compañía, Kenneth Booth, con este objetivo. Incluso Sánchez habría aportado su domicilio particular como sede legal de la firma, además de actuar como apoderado.

La investigación señala que “a fines de perfeccionar la maniobra precisada”, se contó con la colaboración de Damián Limanski, quien en su condición de asesor comercial y despachante de Aduana habría llevado a cabo gestiones para que Amílcar Martino pudiera “exportar la mercadería en cuestión”.

Los investigadores pretenden demostrar que los mexicanos Javier Madrigal Cabrera, Jesús Madrigal Vargas y Gilberto Acevedo Villanueva se encargaron de la recepción de rollos de acero en el galpón del Parque Industrial, así como de toda la logística para armar el método de ocultamiento.

Una vez finalizadas esas tareas, arribaron al país el 12 de mayo Max Rodríguez Córdova (alias “Patrón”), Juan Manuel Corza Pimentel y Rodrigo Naged Ramírez para finalizar el acondicionamiento del estupefaciente en los rollos de acero.

Madrigal Cabrera y Madrigal Vargas eran los responsables de la relación con la familia mendocina Cuello.

Los Cuello, dueños de Minerales Aconcagua y Pirka Stone, según las reiteradas comunicaciones, recibían órdenes de los mexicanos. Por ejemplo, a la hora de completar operaciones de compras y traslados de piedras de cuarzo, así como en las adquisiciones de vehículos que utilizaban sus presuntos socios extranjeros.

Otros miembros de la organización serían Emmanuel García y los empresarios chaqueños Javier Alberto Busciglio y Luciano Javier Busciglio, también padre e hijo, quienes habrían realizado distintas operaciones comerciales como “presta nombres” de los mexicanos.

A los Guasch y Limanski se los acusa de participar conscientemente en las compras de los elementos que permitieron organizar el cargamento de cocaína.

Otros vinculados con la causa son dos despachantes de Aduana más y un contador.

Luego se menciona al citado “NN Rubén”, además de “NN Richard” y “NN Liz”. Los investigadores no cuentan aún con sus datos filiatorios.

El juez de Campana busca probar si existe una asociación ilícita dedicada al contrabando de estupefacientes. Tiene tiempo hasta el jueves 6 de julio para resolver la situación procesal de todos los imputados.

¿Puerto fuera de control?

Por el puerto de Bahía Blanca transitan alrededor de 25 mil contenedores al año. Los controles se realizan de manera manual y aleatoria.

En Argentina, según consignó ayer “La Nueva.”, solo tres puertos tienen escáneres para detectar drogas: Buenos Aires, Dock Sud y Rosario. También existen otros de tipo móvil, operados por Prefectura y Gendarmería, principalmente en Buenos Aires y Campana.

El martes se encontró en el puerto canadiense de Montreal una carga de 372 kilos de cocaína disimulada dentro de rollos de acero. Las autoridades investigan si tiene relación con la causa “Bobinas blancas”.

Los allanamientos en distintas ciudades de nuestro país continúan y ayer se practicó otro en Bahía Blanca, en Las Lomas 135, del barrio Palihue.

Cárteles y la DEA

Una organización narco mexicana sería la responsable de toda la maniobra. La principal sospecha, en este momento, habla del cártel de Jalisco Nueva Generación, un desprendimiento de diferentes bandas de la región de Michoacan.

La DEA (Drug Enforcement Agency), el departamento norteamericano anti drogas, resultó clave a la hora de desbaratar la operación.

Versiones imposibles de confirmar señalan habitualmente que la DEA se entera de estas maniobras por denuncias de cárteles rivales.

Incluso se dice que, mientras los agentes ponen todo el foco en un cargamento importante como este, otros cárteles aprovechan la distracción para realizar sus maniobras de gran escala.