Bahía y un banco de tierras
Curioso enfrentamiento ha generado el bloque de concejales del Frente para la Victoria, que en los últimos días acusó al intendente municipal, Héctor Gay, de “robarle” la idea de crear un “Banco de Tierras municipal” a partir de adherir a una ley provincial que instrumenta distintas medidas que apuntan a dotar al Departamento Ejecutivo de terrenos destinados a la construcción de viviendas.
La creación de un banco de ese tipo es una de las iniciativas con más años, ya que se pueden repasar intendencias desde principios del siglo XX -incluidas las de Jorge Moore, Valentín Vergara y Norberto Arecco- que plantearon distintas variantes para que la comuna pudiese generar un reservorio de este tipo.
Más cerca en el tiempo, en 1998 el bloque de concejales justicialistas presentó su proyecto de crear un banco municipal de tierras para, en un primer paso, “reconocer las tierras ociosas existentes en la ciudad y aquellas susceptibles de ser expropiadas”, siempre con la idea de ser destinadas a la radicación de planes de viviendas.
El edil Julio Ruiz, una década atrás, presentó su propuesta, que se iniciaba con el texto “Créase el Banco Municipal de Tierras de Bahía Blanca, destinado a viviendas para familias de recursos limitados”, con tierras que se comprarían con fondos provenientes de cuotas de planes municipales de lotes.
De modo que resulta cuanto menos llamativo que se origine una especie de acusación del robo de una idea que tiene una interesante cantidad de antecedentes, y cuya situación más preocupante o penosa es que nunca se llevó a la realidad.
Muchos proyectos que impulsa el Estado provincial o el nacional han fracasado en la ciudad por no tener el municipio disponibilidad de tierras, cuando existen miles de hectáreas de propiedad fiscal -por caso las que fueran propiedad del ferrocarril o de vialidad- y que llevan décadas sin uso, frenando incluso el crecimiento urbano y perjudicando un desarrollo racional.
Una idea es, según lo define la Real Academia, “el más obvio y básico de los actos del entendimiento”, y a veces el mérito mayor está en quién puede materializarla antes que en el que la sugiere. En el caso del banco de tierras, si realmente se concretara, sería un aporte valiosísimo para la ciudad. Una vez materializado, se podría hacer un extenso listado de quienes fueron retomando una iniciativa que se sostiene en la simple observación de una carencia evidente.