El valor del segundo puesto
Exito. “Del segundo no se acuerda nadie, perder dos finales es un fracaso".
No coincido con el concepto del gran técnico del Atlético de Madrid, Diego Simeone, luego de perder la final de la Copa Europea de Fútbol contra el Real Madrid.
Ser segundo en este caso particular significó haber eliminado a dos de los cuatro mejores equipos del mundo, Barcelona y Bayer Munich.
Asimismo es ser “el Mejor” luego del Campeón. Por supuesto que el ritmo mundial caracteriza equivocada e injustamente al segundo o subcampeón como “un pecho frío o perdedor” y es todo lo contrario.
Pareciera que salir segundo es lo peor y resulta todo lo contrario. Ambos finalistas tendrían que formar parte del festejo, no solo el ganador. En tenis ocurre lo mismo. El subcampeón queda relegado y resulta que estuvo a punto de ser el campeón y se sabe que en estas instancias las diferencias en general son mínimas y cualquiera puede ser el campeón, como ocurrió recientemente en Milán, Italia.
Me dieron lástima aquellos jugadores de Atlético de Madrid que no quisieron recibir la medalla de subcampeón como si fuese un deshonor, en lugar de valorar una gran actuación que debiera ser motivo de orgullo y lo será por el resto de sus vidas. ¿Qué les queda a quienes perdieron en las rondas previas si el subcampeón es un perdedor?
Uno siempre quiere ganar y salir primero; no obstante, no poder lograrlo no debe ser motivo de reproches injustos.
Hay que darle la importancia que merece a ser subcampeón de una competencia como la del fútbol europeo: salir campeón es el objetivo, pero solo uno lo logra y hay que tener claro que salir segundo es mejor que salir tercero, cuarto, quinto o sexto, aunque llevados por la ira de la derrota se diga lo contrario.
Asimismo, hay que dejar de hacer un drama por salir segundo y festejar el haber llegado a la última instancia y estar ahí presente, siendo uno de los dos mejores, entre tantos. Nadie se olvidará.