Colman seguirá en la Unidad 4
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Vicente Guillermo “Tito” Colman, quien fuera condenado a 23 años de prisión por el asesinato del médico bahiense Felipe Glasman, deberá seguir detenido en la cárcel bahiense, luego que volvieran a rechazar un pedido de arresto domiciliario solicitado por cuestiones de salud.
El fallo resuelto en las últimas horas por la Sala II de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal se suma a una decisión de características similares adoptada por los mismos magistrados a mediados de 2014.
La defensora oficial María Laura Bentivegna había presentado un recurso ante el tribunal luego que el Juez de Ejecución Nº 1, Claudio Brun, no hiciera lugar al pedido del beneficio en favor del sentenciado, quien se encuentra alojado en la Unidad Penal Nº 4 de Villa Floresta.
Según se indicó, Colman padece hipertensión arterial y una eventración abdominal como complicación de una cirugía previa, lo que requiere que disminuya su peso para lograr corregirla quirúrgicamente.
Los jueces Guillermo Petersen, Alfredo Hernán Mones Ruiz y Guillermo Emir Rodríguez describieron que para el otorgamiento de la medida resulta necesario que la privación de la libertad en una cárcel le impida al detenido recuperarse o tratar adecuadamente su dolencia, y no corresponda el alojamiento en un hospital.
En este caso, y a partir de una serie de informes solicitados, determinaron que “no surge concretamente que los padecimientos que sufre el imputado no puedan ser tratados en su actual lugar de alojamiento”.
El perito médico forense determinó que las patologías señaladas se encuentran “controladas" y "en tratamiento”.
De esa forma, el único imputado de dar muerte a tiros al exsecretario general de la Asociación Médica de Bahía Blanca (AMBB) permanecerá cumpliendo la pena –-que adquirió firmeza a mediados de 2013-- en la cárcel local.
La sentencia
El 20 de octubre de 2008, el Tribunal en lo Criminal Nº 1 local condenó a Vicente Colman a la pena de 27 años de cárcel por el asesinato a tiros de Felipe Glasman, entonces secretario general de la AMBB, cometido durante la lluviosa noche del miércoles 28 de agosto de 2002.
El ataque, una verdadera ejecución, se cometió cuando la víctima caminaba por la intersección de Saavedra y Villarino. Pero no le robaron nada, pese a que llevaba consigo algunos elementos de valor.
Dos años más tarde, el Tribunal de Casación provincial redujo la sanción a 23 años.