Bahía Blanca | Lunes, 29 de abril

Bahía Blanca | Lunes, 29 de abril

Bahía Blanca | Lunes, 29 de abril

El gobierno entró en pánico político por la marcha de los fiscales

Los temores en la Casa Rosada. El largo listado de rupturas. En busca de leyes exprés. Rumores en torno a la futura AFI. Una época llena de sospechas e interrogantes. La oposición comienza a hacerse más visible.
Cristina Fernández regresó ayer al país luego de su visita oficial a la República Popular China, que fue calificada por ella misma como “una de las más importantes” de su gestión.

Por Juan Luis Peyceré / elpais@lanueva.com

El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner atraviesa un tiempo crítico. No sólo está sufriendo los efectos de su política permanente de confrontación con todos sus frentes, sino que ahora soporta convulsiones internas cada vez más visibles y aparentemente irreversibles. Tal vez los segundos son una consecuencia de los primeros y del año electoral con incertidumbre –no hay un delfín a la vista- y también de los miedos que provienen de situaciones no esperadas como lo es el caso Nisman.

Ni siquiera la temible inflación ha generado el pánico político que se detecta en la Rosada, una sensación general que acompañó el viaje a China y se asienta en Olivos y que tiene dos causas notorias: la perspectiva de que, tras la citación judicial a Lázaro Báez, se convoque en los tribunales a Máximo Kirchner, y que el llamado a la marcha del silencio, organizada por varios fiscales, tenga una adhesión que supere con amplitud cualquier concentración conocida de los últimos años, incluida la de Juan Carlos Blumberg.

“No sabemos hasta quépunto se podría soportar el cimbronazo de una multitud reunida en forma sigilosa a la manera de Paris, Madrid o Egipto y ahora Grecia”, sostuvo un importante funcionario que, obviamente, no viajó en la comitiva al oriente. Sin decirlo, recordó que, en casos como Grecia y Egipto, las secuelas fueron grandes con la aparición de nuevos movimientos políticos que desplazaron a los gobiernos.

No son pocos los que recuerdan en los pasillos del edificio de la calle Balcarce un listado de la ruptura de los frentes que el Ejecutivo eligió para crear algunos demonios. Especialmente desde la asunción de la “doctora”, señalan, en lo que parece una defensa del tiempo y el estilo de Néstor, como si la diferencia de gestión en el matrimonio fuera tajante.

Entre las rupturas bruscas está la lucha con el campo; con el periodismo bajo la “marca” Clarín; con la Iglesia cuando Bergoglio no era el Papa y sí el obispo de Buenos Aires y para el oficialismo, el “jefe oculto de la oposición”; con los empresarios; con el sindicalismo cuando Hugo Moyano se rebeló con fuerza; y entre otros frentes muy delicados y con consecuencias inmediatas y de largo plazo, el judicial, que ha hecho eclosión.

Ante esas circunstancias con los efectos conocidos, la presidenta y su entorno han contraatacado con movimientos que incluyen los proyectos destinados a leyes exprés.

En el último caso, como sucedió en la semana que termina, no solo existió nuevamente una reunión en soledad parlamentaria de los K para elevar un dictamen destinado a la creación de la Agencia Federal de Investigaciones, sino que han soltado globos de ensayo para determinar hasta dónde pueden llegar sus aspiraciones.

Por ese motivo, en algunas de las usinas del Ejecutivo se soltaron dos nombres que serían los de los eventuales jefes de la AFI: Rodolfo Tailhade y Martín Alaniz, dos integrantes de La Cámpora. El primero fue Inspector General de Justicia y concejal, y actualmente responde en forma directa en el Ministerio de Justicia a Julián Álvarez. Alaniz es un concejal platense que milita en el mismo sector. Las especulaciones se multiplicaron cuando aparecieron estos dos candidatos no oficiales. “Es una maniobra de Máximo para bloquear las intenciones de Aníbal (Fernández) en la AFI”, sostuvo uno de los tantos voceros móviles de la Rosada.

Las sospechas mutuas comienzan a cobrar forma y fuerza en el año final del gobierno de Cristina. Se suceden las preguntas entre los habitantes de los distintos circuitos del poder: ¿es cierto que hay frentes internos muy conformados, y a punto de ser noticia, como el que componen los secretarios General y Legal y Técnico de la Presidencia frente a los embates de La Cámpora? ¿Hasta qué punto la doctora prefiere la efectividad de Julio de Vido al modus operandi de Axel Kicillof que ha vuelto a distanciarlos?

Sin duda esos interrogantes que se repiten entre los que transitan por el Estado también están en la sociedad y, por supuesto, en la la oposición. Y las repuestas son varias, y en ciertos casos se pasan de la conjetura a un pensamiento más popular ya instalado. Por ejemplo, nadie duda de que sea muy distinto el estilo y la capacidad de hombres como Zannini y Fernández a los errores que se han detectado en la conducción más joven. Y esto se ha acentuado en los forcejeos por ocupar lugares clave. También es un dato de la realidad que los resultados en la “gestión china” los obtuvo De Vido y no Kicillof y que la presidenta ha entendido esto. Hay pequeños datos que demuestran que ya no es el mismo Axel que era para Cristina.

También se hace muy intensa la sospecha de que el tuit que desagradó mucho a la diplomacia de Beijing no fue escrito precisamente en esa capital. Entonces, ¿quién maneja realmente las redes que usa la primera mandataria? Y un dato curioso que muestra la duda sobre la “inteligencia”. Ahora apareció Elisa Carrió con el argumento que las “culpas” en el caso Nisman son de Milani.

Un dato final. La semana dejó como resultado los movimientos de la oposición un poco más visibles: Massa anunció un gabinete en las sombras con Roberto Lavagna a la cabeza, Macri avanzó en sus alianzas con Carrió y radicales, y la oposición parlamentaria anunció y amenazó que firmaría un acuerdo para revisar, y si es necesario derogar, las leyes exprés.