El Mar de los Sargazos, en el raro y misterioso Triángulo de las Bermudas
Por Corina Canale / corina [email protected]
Lo que Colón no sabía era que ese mar, cuyas aguas solo acarician la tierra firme de las Islas Bermudas, tenía, como indefinidos y extraños límites, a tres corrientes oceánicas: al oeste, la corriente del Golfo; al norte, la del Atlántico Norte y al sur, una de las corrientes ecuatoriales.
Estas corrientes son el origen de las aguas relativamente cálidas de la superficie de ese mar, que se mueven lentas, concéntricas y en el sentido horario, sobre las profundas, que son frías y densas.
Arriba, donde hay luz, abunda el plancton vegetal, devorador de fosfatos y nitratos. Por esa carencia apenas existe vida animal allí, pero sí crecen desaforadamente las aguas.
En esas marañas vegetales quedaban atascados los barcos de los navegantes portugueses, cuyos marineros, aburridos por el lento desplazamiento de las naves, notaron que los macizos de algas se mantenían a flote sostenidos por una suerte de racimos, formaciones que les recordaban al fruto de los viñedos.
En realidad, eran vejigas de gas, pero ellos ya habían bautizado a esos verdes campos salados como el Mar de los Sargazos, nombre de una variedad de uvas de su tierra.
En esos tiempos nadie imaginó que ese mar de aparente quietud eólica cargaría, desde el siglo XVII, con la nefasta fama de ser parte del cementerio de barcos del Triángulo de las Bermudas, donde inexplicablemente desaparecían barcos y aviones.
Un lugar también conocido como el Triángulo del Diablo y el Limbo de los Perdidos y sobre el que hay teorías que lo vinculan con el paso de ovnis y alienígenos, mientras otros piensan que sería una estación extraterrestre que capta gente, barcos y aviones para estudiarlos y salvarlos de un futuro holocausto.
Creen que es una de las puertas terrenas hacia otra dimensión.
Fue así que "el bosque verde" adoptó el nombre de una uva portuguesa, pero lo cierto es que se trata de un alga que crece adherida a las rocas costeras y flota en la superficie. Dentro del escalofriante triángulo, parece tener especial predilección por "tragarse" los buques a vela que lo surcan.
Pero vaya a saber por qué, las anguilas lo eligen para el desove.
Este mar fue el gran inspirador de mitos y leyendas que, a su vez, se convirtieron en relatos de ficción. El escritor inglés William Hope Hodgson, cultor de la literatura fantástica y de terror, ambientó en él su libro El Mar de los Sargazos y otras historias y otros cuentos marítimos de terror como Desde el mar sin mareas, donde aborda el interesante tema del aislamiento.
Y entre las leyendas se destaca la que cuenta que en el Mar de los Sargazos viven enormes monstruos marinos, como Kraken, criatura de la mitología escandinava con forma de pulpo o de calamar gigante, que atacaba barcos y devoraba a los marinos.
Otra leyenda surge de la teoría errónea de los navegantes, que pensaban que la abundancia de algas era señal de bajíos, cuando en realidad la profundidad media de este mar es de 4.500 metros.
Y, por supuesto, hay quienes pensaron que debajo de las algas se ocultaba la misteriosa Atlántida, la ciudad que los hombres seguirán buscando hasta el fin de la humanidad.
Otro curioso buceador de la historia, el escritor e investigador estadounidense Charles Hoy Fort calificaba de "mar supersargazo" a la dimensión a la que van las cosas que se pierden y los hechos inexplicables, despreciados por la ciencia y recopilados por él en su obra El libro de los condenados.