Aquellas playas del mar Mediterráneo
Más allá de ser fanático y tener sobrados conocimientos sobre el ferrocarril de la época de los ingleses --cuando funcionaba como debía-- Héctor con el paso de los años se fue involucrando un poco en la geografía de lugares distantes.
Llevado, por lógica, de la mano de la radicación de dos hijas en la vieja Europa.
De ahí que, de tanto en tanto y cuando el dinero se lo permitía --ya corría su etapa de jubilado, con lo que ello representa--, se hacía una escapada.
Visitando a la otra parte de su familia --había quedado viudo-- y recorriendo cuanto rincón podía.
Fue así que se fue fascinando de muchos lugares, aunque, particularmente, del mar Mediterráneo.
Siempre comentaba que el sur de Italia contaba, a su entender, las mejores playas de Europa. Y se apoyaba, para ello, en sus paseos por las islas de Sicilia y Cerdeña, muy cerca del continente africano.
"¿Qué te puedo decir yo, si, repasando estas fotos -era un excelente y meticuloso reportero gráfico aficionado-- vas a encontrar las razones de mi punto de vista", advertía.
Y citaba, por caso, que en Sicilia se hallaba San Vito Lo Capo, en la provincia de Trapani, y Lampedusa; y en Cerdeña, Villasimius, dentro de Cagliari.
Terminaba agregando, claro está, las características de la gente que siempre lo recibió bien y le abrió las puertas de su casa y de su familia.
Y remataba puntualizando: "¿Cómo no va a tener Italia las mejores playas si semeja una bota puesta sobre el agua?". Tal cual.
Admitía, también, que Francia contaba con sitios más exclusivos, a través de su mágica Costa Azul y su isla de Córcega.
Apareciendo, de inmediato, los nombres de Niza, Cannes o Saint Tropez, la misma región donde se halla el principado de Mónaco.
Si corremos la mirada hacia el oeste, afirmaba, nos encontramos con una nutrida oferta que nos pone por delante España.
Que, sobre el Mediterráneo nos abre la posibilidad de ir a la Costa del Sol, la Costa Tropical, la Costa de Almería, la Costa Cálida, la Costa Blanca, la Costa de Valencia, la Costa de Azahar, la Costa Dorada, la Costa Garraf, la Costa Maresme y la Costa Brava.
Destacándose, por lógica, Marbella (en la Costa del Sol) y Cadaqués (en la Costa Brava), pese a que no tienen toda la fama de las islas de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera.
Podíamos mencionar más lugares, como Croacia, pero necesitaríamos algunas líneas más. Nos quedamos aquí. ¿Acaso no alcanza para soñar?