Bautismo de fuego: cuando hablaron los pilotos
Vieron la guerra desde una perspectiva diferente. Desde el cielo. Un cielo en constante movimiento y riesgo. Y muchas veces sin saber de inmediato cuál había sido el resultado de su acción. Salvo cuando el desenlace súbito los convertía en víctimas. Fue su bautismo de fuego.
Durante tres años, los que lograron regresar guardaron respetuoso silencio. Parecido a un duelo. Cuando en 1985 aceptaron mantener un amplio diálogo con "La Nueva Provincia", conocimos -paso a paso- su gesta heroica. Mostraron la guerra desde una perspectiva diferente; desde las trincheras del aire. Un escenario frágil, expuesto a la máxima vulnerabilidad, donde un error, un descuido o una insignificante falla podían derivar en consecuencias irreparables.
Cada uno habló de aquella experiencia inicial, irrepetible, desde su propia perspectiva.
De haber sido otro el desenlace de la guerra, sus nombres hubieran aparecido enmarcados por los laureles de la gloria.
La exteriorización de la memoria celosamente custodiada se formalizó a fines de mayo de 1985, en el hangar de los Super Etendard, en la Base Aeronaval Comandante Espora.
Concurrieron los siguientes pilotos que describieron la batalla aérea tal como la vivieron desde cada una de sus posiciones. Aclaramos que algunas opiniones breves o superpuestas no pudieron ser identificadas en el grabador en cuanto a su procedencia: