Bahía Blanca | Viernes, 15 de agosto

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El histórico bordo de las lanzas

La madre del general Martín Miguel de Güemes ordenó construir para su hija menor, Francisca, la estancia El Bordo de las Lanzas, en tierras salteñas pero muy cercanas a la ciudad de Jujuy. Sus anfitriones actuales, los Arias, abrieron estos históricos campos al turismo, hace 22 años. El casco colonial del Bordó de las Lanzas está en el centro del Valle de Siancas, entre bosques de palos borrachos, algarrobos, talas, ceibos y cactus. Y abrazado por el violeta, el amarillos y el rojo de los jacarandás.





La madre del general Martín Miguel de Güemes ordenó construir para su hija menor, Francisca, la estancia El Bordo de las Lanzas, en tierras salteñas pero muy cercanas a la ciudad de Jujuy. Sus anfitriones actuales, los Arias, abrieron estos históricos campos al turismo, hace 22 años.












 El casco colonial del Bordó de las Lanzas está en el centro del Valle de Siancas, entre bosques de palos borrachos, algarrobos, talas, ceibos y cactus. Y abrazado por el violeta, el amarillos y el rojo de los jacarandás.


 La estancia está en plena producción, diversificada en la cría de llamas y de caballos de paso, y en cultivos de caña der azúcar, tabaco, porotos, hortalizas, maíz, sorgo y maní, además de otros cultivos experimentales.


 La madre del máximo héroe salteño, doña Magdalena Goyechea de la Corte, dotó al casco principal, que en el norte del país se lo llama "sala", con gruesos muros de adobe, techos de tejas y puertas con rejas y postigos, que fueron testigos de lo ocurrido durante 400 años.


 Allí se realizaban las tertulias sociales del tiempo de la colonia.


 Es fácil imaginar a elegantes damas y atentos caballeros alrededor del viejo piano y conversando frente al crepitante fuego de las chimeneas a leña.


 También adornan los muros oscuros cuadros de la escuela cuzqueña, traídos desde el Virreinato del Alto Perú, con sus profundos dorados, y la enorme y vetusta biblioteca, con su colección de libros de historia, muchos de ellos ejemplares incunables.


 Afuera, tres patios con olor a jazmines y amplias galerías enfrentadas hacia los cuatro puntos cardinales, hábiles atrapadoras de vientos, algunos suaves, etéreos, y otros con ímpetu de pequeños huracanes.


 El parque, donde la modernidad instaló una gran piscina, también ofició, en ese entonces, como sitio para el ocio y la reflexión, y para románticos paseos a la hora del ocaso.


 Otra mujer, Magdalena Figueroa de Arias, la anfitriona actual, recogió las semillas de hospitalidad que sembró la madre de Martín Miguel, y se propuso hacer de ese lugar un sitio único y diferente.


 La receta fue dejar que cada huésped disfrute de esos campos a su manera.


 La Magdalena del siglo XXI sabe explotar sabiamente el "savoir vivre" de las familias que habitaron la estancia. Todas, familias de criollo linaje.






 El sentir de lo natural.


 En los tiempos de cosechas, la de caña de azúcar, la de tabaco y la de algodón, los visitantes pueden unirse a los trabajadores rurales y convertirse en uno más, con apenas algunas pocas directivas.


 A otros los atrae la quietud de la huerta, extensa, silenciosa a la hora de la siesta, donde conocen los secretos del riego, de la hora en que el agua es más benéfica, del sol que debe dar aquí y no allá.


 Se los ve llevar en las manos, hasta las cocinas, los frutos que en unas horas estarán en la mesa, transformados en jaleas o en mermeladas.


 Hay una sensación de beatitud cuando el que recogió la fruta y ahora ve el dulce, observa el placer que este causa en el paladar de los otros.


 Porque lo que uno elabora tiene una magia difícil de transmitir. La cocina, si uno es el autor, genera esas sensaciones.


 Las comidas son las simples comidas del norte, las empanadas, con la carne cortada a cuchillo, con condimentos que parecen y son más sabrosos, con la masa hecha por las manos propias.


 Aprender a preparar una carbonada y servirla en una auténtica, amarilla y caliente calabaza, puede ser un desafío para recordar toda la vida.


 Están quienes van hacia los corrales, donde los gauchos les enseñan a ensillar, mostrando y explicando cada una de las piezas de la montura.


 Y les muestran, también, los "guardamontes", esos trozos de cuero duro que usaban los gauchos de Güemes, cuando sus andanzas los llevaban a adentrarse en montes espinosos y abundantes en ramas traidoras.




 Con patriótico entusiasmo.


 Hay que saber que el apero en Salta es la montura criolla, y la que siempre lleva la protección de los "guardamontes", en esta tierra de gauchos donde el caballo es parte del paisaje y fiel compañero.


 Y recordar que fue al comienzo de la revolución cuando Güemes puso sus ojos en el campesinado, hasta entonces ignorado, infundiendo en el valor y fidelidad, y despertando el entusiasmo patriótico.


 Fue entonces que los paisanos dejaron de ser paisanos y adoptaron el nombre de gauchos.


 Sin ellos, Güemes no hubiera cumplido con lo que le pidió Pueyrredón, en 1816, de encargarse de la defensa del noroeste.


 Las milicias gauchas y los veteranos militares, le permitieron disponer de un ejército de 6.000 hombres, para cubrirle las espaldas nada menos que a San Martín.


 Los gauchos que cada noche del 16 de junio, víspera del 17, día de su muerte, cumplen vigilia junto a su monumento, visten poncho rojo oscuro, con banda negra, botas y sombrero de cuero y bombacha y chaqueta bordadas a mano, además de una rastra de plata que sostiene el facón.


 El historiador Francisco Juárez asegura que la hotelería de estancia persuade a la hora de comer. Y cuenta que Juana María Gorriti, nacida en Salta en 1818, reclutó las mejores recetas del siglo XIX para su amado.


 La salteña siguió el consejo de la princesa Brantome, quien, para retener a su esposo, aconsejó "asidlo por la boca".


 Juana Manuela le hizo caso y conquistó, con su comida, al capitán Manuel Isidoro Belzú. Pero el militar y político boliviano, que enardecía los ánimos de indios y mestizos contra la oligarquía criolla, cuando llegó a general y a presidente de su país cambió de cocinera.

CORINA CANALE

Día Gaucho








 Además de los programas con alojamiento, la estancia lanzó al mercado el programa Día Gaucho, que permite disfrutar de una jornada completa en estos campos, disfrutando de todos los servicios.


 Se trata de una buena opción para quienes están instalados en destinos cercanos o eligen realizar una escala y conocer, entre otras muchas cosas, la historia de los gauchos y sus costumbres.


Los Caballos







 Actualmente ya se considera que hay Caballos de Paso Argentino, aunque estos equinos vinieron hasta el Alto Perú desde España, con los conquistadores españoles, y, desde allí, pasaron al noroeste de Argentina, por el Camino del Inca, que atraviesa el valle de Cafayate.


 Se caracterizan por mover, simultáneamente, mano y pata derecha y mano y pata izquierda, lo que le confiere al jinete un andar suave, cómodo y descansado, apto para largas travesías.


 Son ideales para el manejo del ganado y, por sus cualidades, está considerado el mejor caballo de silla del mundo.


 El Bordó de las Lanzas ofrece cabalgatas con estos caballos.


Reserva "El Totoral"







 La Reserva de Usos Múltiples "El Totoral" abarca 700 hectáreas y tiene senderos para caminantes y para cabalgatas.


 Actualmente se abren senderos que serán autoguiados, a través de carteles informativos, y se proyecta la construcción de un Centro de Interpretación.

TIPS


Dónde está

El Bordó de las Lanzas, que abarca 2.500 hectáreas, pertenece al Departamento salteño de General Güemes. Está a 45 minutos de la ciudad de Salta y a 50 de la ciudad de Jujuy. Este año comenzará a operar el 10 de febrero.


Distancias


Median con Cachi y Cafayate, en Salta, 200 y 240 kilómetros respectivamente; a Purmamarca y Tilcara, en Jujuy, 130 y 148 kilómetros; a Tafí del Valle, en Tucumán, 358 kilómetros.



Cómo llegar

Por vía aérea existen accesos en los aeropuertos de Salta y de Jujuy.


Excursiones

Algunas de las excursiones que pueden emprenderse son a la Quebrada de Humahuaca; Valles Calchaquíes; Salinas Grandes y los Parques Nacionales Calilegua y El Rey.



Dónde alojarse

En materia de alojamiento, digamos que existen 9 habitaciones para unas 22 personas. No tienen teléfono, televisor, frigobar ni aire acondicionado, aunque sí ventilador de techo. Algunas áreas tienen conexión Wi-Fi.

Dónde informarse

Para informes, comunicarse con el e-mail [email protected] o consultar en la web: www.estanciaelbordo.com