Bahía Blanca | Sabado, 04 de mayo

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La basura, separada, es materia prima

Si bien la capacidad de la Ecoplanta de General Daniel Cerri permite procesar los residuos de unos 60 mil vecinos, actualmente sólo recibe una sexta parte proveniente de esa localidad, más lo que se deriva del polo industrial. En números esto equivale a unas 7 toneladas de residuos diferenciados provenientes de General Cerri, más otras 8 toneladas generadas por las empresas adheridas al programa, pertenecientes al cordón industrial.

 Si bien la capacidad de la Ecoplanta de General Daniel Cerri permite procesar los residuos de unos 60 mil vecinos, actualmente sólo recibe una sexta parte proveniente de esa localidad, más lo que se deriva del polo industrial. En números esto equivale a unas 7 toneladas de residuos diferenciados provenientes de General Cerri, más otras 8 toneladas generadas por las empresas adheridas al programa, pertenecientes al cordón industrial.


 La puesta en funcionamiento del programa GIRSU, que impulsan Dow Argentina y la comuna y apunta a la separación domiciliaria de residuos, provocará un gradual aumento de la cantidad de basura a procesar, a medida que se vayan incorporando nuevos barrios.


 Este aumento de escala será la llave para hacer más eficiente su funcionamiento, mejorar los magros sueldos que hoy perciben sus operarios y crear una conciencia colectiva sobre la necesidad de preservar la calidad del medio ambiente.


 Uno de los inconvenientes que presentó en sus inicios la recolección diferenciada en General Cerri fue la necesidad de trasladar los desperdicios unos 40 kilómetros hasta el relleno sanitario de Grünbein. Allí nació lo que se convertiría en un verdadero acierto: la incorporación de dos líneas de procesamiento de residuos, una orgánica y otra inorgánica.


 A esto se agregó, luego, el compostaje y lombricultura del residuo orgánico (46%), lo que permitió procesar el 80% de los residuos generados por la comunidad y desviar hacia el relleno sólo el 20%. Esta situación permitió reducir los traslados en un 80%, con un importante ahorro en combustible y personal ocupado.


 Actualmente pasan por las dos cintas de la Ecoplanta unos 1.400 kilos de residuos por hora, aunque hay días donde en tres horas se procesan todos los desechos.


 El emprendimiento comenzó a funcionar en sus inicios con 105 planes Trabajar, posteriormente pasó a ser administrado por una cooperadora que se ocupaba de comercializar los productos, integrada por los 30 vecinos que iniciaron el proyecto, hasta llegar a la estructura actual en que la responsabilidad de la gestión está a cargo de una cooperativa que funciona con 36 operarios, en turnos de 6 horas, que reciben ingresos promedio de 700 pesos mensuales.


 "Esta situación podría cambiar si el volumen de residuos aumenta y además de la separación y el compactado se puede sumar valor agregado a los subproductos", dice Fabián Fabrizzi, su jefe de planta.


 Esto incluye, por ejemplo, lavar los plásticos antes de venderlos, producir tuberías con material reciclado, certificar el compost y ponerlo en el mercado mejorando la rentabilidad, ya que actualmente sólo se canjea por papel o botellas.


 Hoy, ocho operarios atienden el sector de compostaje y lombricultura, pero sus salarios se pagan con el retorno que produce la venta de productos inorgánicos. Esto podría cambiar radicalmente si la subsecretaría de Gestión Ambiental lograra que Senasa certificara la calidad del compost y este se pudiera comercializar libremente, ya que hasta ahora sólo se canjea por papel y cartón.


 Otro eslabón de la cadena productiva lo constituye el invernadero, que toma el compost producido en la planta y lo usa para incorporarlo al suelo y cultivar plantas para comercializar. Este proyecto también podría crecer en escala y en ingresos si la producción de compost se multiplica.


 Como se puede apreciar, desde la comuna existe un objetivo claro hacia dónde avanzar para hacer sustentable el proyecto, asumiendo igualmente que su participación económica es decisiva --actualmente el municipio aporta el combustible, la energía y se ocupa del mantenimiento y las reparaciones de los equipos--.


 Durante este año la Municipalidad invirtió unos 100 mil pesos en la reparación de un camión volcador, una unidad de recolección, el cambio de motor de una pala mecánica Bobcat, la reparación a nuevo de un tractor, y la incorporación de una nueva prensa.


 El proyecto integral de separación domiciliaria de residuos también provocará una mejora en las condiciones de trabajo del Grupo de Cartoneros instalados en el barrio Pacífico, y de quienes se desempeñan en el relleno sanitario, ya que a partir de su puesta en marcha podrán abandonar la fosa para pasar a trabajar dentro de un galpón en condiciones seguras, y con un residuo diferenciado, no como ahora.

Datos

* Actualmente pasan por las dos cintas de la Ecoplanta unos 1.400 kilos de residuos por hora, aunque hay días donde en tres horas se procesan todos los desechos.

* Hoy, ocho operarios atienden el sector de compostaje y lombricultura, pero sus salarios se pagan con el retorno que produce la venta de productos inorgánicos.

Incorporar maquinaria










 Entre el parque de maquinarias que se piensa incorporar con el dinero solicitado a la Nación --unos 11 millones de pesos-- figuran trituradoras de gran capacidad, que pueden hacer el volteo de la materia orgánica en el sentido de avance --actualmente se usa una minipala Bobcat--, lo que permitirá ampliar las dimensiones de las camas de materia orgánica y la producción de compost; y prensas automáticas que posibilitarán movilizar rápidamente el rechazo (lo que va al relleno sanitario) y compactarlo para que ocupe menos lugar.


 Estas prensas pueden producir un fardo (papel, cartón, PET, etcétera) cada cinco minutos, mientras que la actual demanda 30 minutos.


 La reestructuración de la figura administrativa que debería regir en adelante los destinos de la Ecoplanta fue otro de los aspectos considerados fundamentales dentro del proyecto integral. Lo que se persigue en este sentido es conformar una sociedad anónima con participación mayoritaria del municipio (SAPEM ) que retendría el 98% de las acciones, mientras que los trabajadores mantendrían el 2% restante.


 Todo este proceso está siendo impulsado desde la subsecretaría de Gobierno y Producción a cargo de Andrés Ombrosi, y la cooperativa ya eligió a sus síndicos en asamblea, además de haberse constituido un directorio que trabajará ad honorem.


 Con el objetivo de potenciar las capacidades de la Ecoplanta, el municipio también ha decidido que a partir de este mes sea la cooperativa que dirige la entidad la que se ocupe de la recolección domiciliaria de residuos en General Cerri, con el mismo parque rodante que dispone la delegación municipal. Esta nueva tarea permitiría sumar ingresos a la cooperativa y mejorar los sueldos de su personal.


 Una idea de la importancia que tiene reforzar la conciencia del vecino sobre la clasificación de la basura la da el hecho de que en sus inicios la Ecoplanta funcionó con un estándar de separación en origen del 75% sobre el total recibido --los estándares mundiales son de alrededor del 66%-- que pasó en la actualidad a un 60%. Esto se relaciona directamente con el trabajo que dejó de desarrollar un grupo de jóvenes aleccionando a cada vecino sobre la importancia de separar los desechos.


 Como consecuencia de la disminución en el porcentaje de basura clasificada que llegaba a la planta, fue necesario disponer de un turno de trabajo nocturno que se ocupa de la preparación previa.


 El funcionamiento de dos líneas de separación en planta --existe una cinta transportadora de orgánicos y otra de inorgánicos-- le da a la Ecoplanta un hándicap muy importante sobre otros proyectos de este tipo, ya que torna más eficiente la clasificación y más ágil el proceso.

Ambicioso proyecto




 En la actualidad se encuentra bajo análisis la incorporación de un tren de lavado de plásticos, que incluye: un molino, tres bateas, secadora, centrifugadora, una línea de extrusado para recuperar el material y un equipo para producir cañerías de conducción de hasta 2 pulgadas.


 Esta nueva posibilidad de producción posibilitaría al municipio ahorrar recursos que ahora se destinan a la compra de cañerías para poner bajo riego sus áreas verdes, además del retorno que supone su venta. Paralelamente, el aumento de la escala de producción de compost permitiría reemplazar parcialmente suelos degradados y de mala calidad en parques municipales, banquinas de rutas interiores, bulevares, paseos, etcétera.


 Pensemos, por ejemplo, cómo lucirían los principales parques de la ciudad o los paseos tradicionales, si en lugar de suelos desnudos y degradados se mantuvieran con césped, ahora que las inversiones en riego ya se hicieron.


 Finalmente, el remanente de la producción de caños podría usarse en otro tren de producción donde funcionaría una extrusora sin filtro que lo convertiría en tablas plásticas de largo libre --similares a las de madera--, que pueden aserrarse y atornillarse sin dificultad.


 A este proceso ingresarían todas aquellas colas de plásticos que no se puedan identificar correctamente --en el proceso de reciclado es elemental respetar las temperaturas de fusión de los materiales para no alterar la calidad de los productos finales-- y que se transformarían en bancos, canastos y mobiliario en general para plazas y escuelas de la ciudad.

Una rica historia




 En sus comienzos, la posibilidad de tratar los residuos en General Cerri no figuraba en los planes de los pioneros de la Ecoplanta. En realidad, un porcentaje muy alto del ejido urbano estaba constituido por baldíos y la recolección estaba privatizada a la firma Bahía Ingeniería Ambiental.


 La delegación pagaba por el servicio 9.000 pesos por mes tan sólo por 130 cuadras atendidas, pero el costo se encarecía exponencialmente porque había que trasladar los desechos 40 kilómetros hasta el relleno municipal.


 Así fue que se comenzaron a limpiar terrenos, entre ellos el que actualmente ocupa la Ecoplanta, ubicado a 2,5 kilómetros de la planta del frigorífico ex-CAP y con una diferencia topográfica de 18 metros con respecto al nivel del mar. Esto significaba que todas las tierras bajas tenían suelos salinizados y con obstáculos casi insalvables para enraizar una planta.


 Fue entonces, que surgió la idea de comenzar a traer el estiércol del lavadero de jaulas de transporte de hacienda "Don Juan", uno de los históricos de Cerri, y a mezclarlo con tierra para disponerlo en los suelos más castigados.


 "En ese momento fue que nos dijeron: porqué no les siembran lombrices al estiércol, para que produzcan abono más rápido", relató Fabrizzi.


 Así comenzó la verdadera historia de la Ecoplanta, que rondó por la cabeza de sus pioneros.


 "Recién ahí empezamos a pensar en procesar todo el residuo y fue cuando prosperó el proyecto. Lo de la Municipalidad vino después. En la ciudad existen distintos generadores de guano o estiércol, mezclar ese desecho con la materia orgánica y el compost y hacer lombricultura a gran escala sería una alternativa maravillosa en todo sentido", se entusiasma Fabrizzi.