Inolvidable payada en el Teatro Colón
El reconocido folklorista surero Walter Mosegui y los cinco payadores que lo acompañaron --Juan Alberto Lalanne, Juan Carlos López, Cristian Méndez, David Tokar y Carlos Marchesini-- dejaron la impronta de su estilo y cosecharon la mayor de las ovaciones en su paso por el Teatro Colón, en el espectáculo denominado "Dos banderas para un canto".
Tanto fue el entusiasmo del público asistente, que prácticamente colmó la sala y que contó entre sus más fervorosos adeptos al intendente municipal Néstor Starc, y tan fuerte fue la conexión con los artistas en el escenario que el propio Mosegui anunció antes del cierre la realización del segundo encuentro el año próximo.
El festival, auspiciado por la Dirección de Cultura del municipio rosaleño e incluido en el calendario de actividades de la Comisión de Festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo de Coronel Rosales, contó con un ingrediente adicional de carácter altruista.
La recaudación completa fue recibida en donación por autoridades de la Escuela Secundaria Básica Nº 312, en el marco de la campaña de creación de una biblioteca escolar llevada a cabo por la subcomisión de jóvenes del Círculo Literario Punta Alta.
Con una escenografía minimalista indicativa de la austeridad del espectáculo que favoreció la atención hacia el canto, la poesía y el acompañamiento de las guitarras, las banderas uruguaya y argentina desplegadas sobre el negro telón posterior del escenario, y con el soporte técnico de un sonido adecuado a las circunstancias, se desarrolló una batería musical de casi tres horas de duración que no amilanó en ningún momento el interés de los oyentes, quienes acompañaron con palmas, diálogos y un respetuoso silencio en los momentos más emotivos.
El propio Mosegui inició la fiesta presentando al intendente con, como no podía ser de otra manera con una décima, y Starc le retrucó en el discurso de bienvenida con unos versos recogidos del Martín Fierro.
Abrió la serie de rondas musicales el balcarceño Cristian Méndez, quien inmediatamente se puso a la audiencia en el bolsillo con un segmento en el que, entre milonga y milonga, incluyó un pícaro diálogo con chistes y que cerró con un valseado.
Lo siguió, Juan Alberto Lalanne, de Chascomús, quien con su manera peculiar de pulsar la viola al revés y su expresión cadenciosa, concitó la atención con sus aires de milonga, para terminar con un valseado de su autoría, "La Abuela Dora".
A poco más de un cuarto de hora del inicio, se llevó a cabo la primera payada entre los citados anteriormente, quienes accedieron a tocar los temas propuestos por el público: la reciente sanción del matrimonio igualitario, la nieve, y la falta de conciencia en la conducción vehicular.
No faltó a la cita un invitado de lujo, el dorreguense Martín Oviedo, compañero de andanzas en Radio Nacional Bahía Blanca.
Posteriormente, y sin solución de continuidad, mostraron su arte el joven sanvicentino David Tokar y el reconocido Carlos Marchesini, de Chivilcoy, icono de los festivales cordobeses de Jesús María.
El primero de ellos cosechó aplausos con el poético sentido de sus versos recitados en un sugerente tono de voz, y el segundo con temas de su creación, con hondo contenido social, como los muy aplaudidos "La mamá se va a dormir" y "Las frases del doctor".
También ellos realizaron el duelo de payada y en esta ocasión se refirieron, entre otros temas, al conflicto con Inglaterra por las Islas Malvinas, al hundimiento del Crucero "General Belgrano" y a los veteranos de guerra rosaleños.
El último tramo le correspondió a los uruguayos. En primer lugar Juan Carlos López propuso un momento intimista para el recuerdo de poetas a quienes conoció en tantos años de trayectoria y a sus ancestros.
Y finalmente, Walter Mosegui, quien en un ponderable esfuerzo a raíz de una muy reciente operación, apeló, sin dejar de lado a la picardía, a la nostalgia de los bailes de antaño, acompañado de una guitarra que parecía quedarle chica para los rasguidos en las polkas.
La payada final entre ambos, contuvo, como era de esperarse, la alusión a la rivalidad futbolera entre uruguayos y argentinos, con una muy original mención de tres apellidos inolvidables en la memoria popular de los orientales: Lugano, Varela --Obdulio, el héroe del "maracanazo" en 1950-- y Forlán.
Los intérpretes se sacaron chispas, y el contrapunto de versos pareados del final contuvo un furcio que quedará registrado por siempre en la memoria de los paisanos de este pago. López citó a la ciudad de "Piedra Alta", en vez de Punta Alta, pero igualmente zafó con hidalguía como gran payador que es.
Antes de la retirada general, la escritora Gladys Acha, en representación de la Comisión del Bicentenario y del Cilpa, leyó un discurso de la directora de la ESB Nº 312, Mónica Molinos, y el intendente Starc entregó a la docente Nora Ceraurelio un sobre con 2.600 pesos, producto de la recaudación.
Nacido en las Piedras, Departamento de Canelones, Uruguay, en 1940, Walter Mosegui, de adolescente nomás, escribió su primer verso, "A mi madre", e hizo su primera payada con Pedro Leone, quien lo llevó a actuar en programas radiales.
A los 17 años hizo su primera gira por la provincia de Buenos Aires y desde entonces alternó actuaciones sobre ambas costas del Río de La Plata, a la par que integró diversas emisiones radiales uruguayas y argentinas de neto corte campero.
Llevó su canto a distintos países de Latinoamérica y desde hace más de tres lustros está en Radio Nacional Bahía Blanca. Es el único payador que ha sido galardonado con el Santa Clara de Asís, importante premio nacional otorgado por la Liga de Madres de Familia.
Durante la edición en que fue distinguido también fueron premiados Los Chalchaleros, los intérpretes Jairo y Soledad, y el periodista Franco Bagnato.
Integra una pléyade de ilustres payadores connacionales suyos y argentinos, como Gavino Sosa, José Curbello, Roberto Ayrala, Gustavo Guichón, Martita Saint, Alfredo Santos Bustamante, Alvaro Celedonio, Aldo Crubilier, por citar a algunos.