Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

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Las vueltas de la vida

El actor estadounidense Mickey Rourke, quien sigue disfrutando de un regreso triunfal al cine después de 15 años en el olvido, se metió en la piel de un villano impresionante en Iron Man 2 apelando a técnicas meticulosas de la escuela de actuación Actors Studio. Tan mal se habló de Mickey Rourke a causa de su vida privada que llegó a olvidarse que fue comparado con Marlon Brando por su papel en La ley de la calle (1983), antes de convertirse en un sex-symbol de los años 80 por su papel en Nueve semanas y media, al lado de Kim Bassinger.




  El actor estadounidense Mickey Rourke, quien sigue disfrutando de un regreso triunfal al cine después de 15 años en el olvido, se metió en la piel de un villano impresionante en Iron Man 2 apelando a técnicas meticulosas de la escuela de actuación Actors Studio.


 Tan mal se habló de Mickey Rourke a causa de su vida privada que llegó a olvidarse que fue comparado con Marlon Brando por su papel en La ley de la calle (1983), antes de convertirse en un sex-symbol de los años 80 por su papel en Nueve semanas y media, al lado de Kim Bassinger.


 Sus primeros pasos como actor fueron de lo más serios: con un profesor de la afamada escuela de actuación Actors Studio que le dio las bases de su oficio.


 Manteniéndose fiel al "método" de esta escuela, que recomienda el análisis profundo de las motivaciones y de la psicología de los personajes, es que Mickey Rourke abordó el papel del terrible Ivan Vanko, un ingeniero ruso ávido de venganza en la recién estrenada secuela del superhéroe de Marvel.


 "No conozco muchos actores que irían hasta una cárcel rusa para preparar su personaje", declaró la semana pasada el productor Kevin Feige a un grupo de periodistas en Beverly Hills.


 "Mickey es muy profesional, emana una gravedad impresionante", agregó el guionista de la película Justin Theroux.


 Con su característica voz ronca, fuerte y al mismo tiempo en un tono calmado, Mickey contó cómo fue su reunión con un prisionero ruso.


 "Hice algunas llamadas y me dejaron entrar a la cárcel. Diez días después, pude ver a este tipo. Hablamos mucho, tenía muchos tatuajes y me fue explicando todos uno por uno", dijo.


 Su personaje era ruso, por lo tanto para Rourke era incuestionable meterse a investigar en esa lengua.


 "Tuve un profesor durante tres meses, cinco veces a la semana, tres horas por día", narró el actor reconociendo los límites de la experiencia.


 "Para aprenderme dos líneas de diálogo, necesité tres semanas. Y además el profesor se burlaba de mi acento".


 El actor aseguró que no hubiera aceptado el papel si no hubiera podido imprimir su sello personal.


 "No quería interpretar al villano ruso superficial. Quería construirlo en varias fases de manera que se pudiera comprender su comportamiento y la manera cómo reacciona. No quería un estereotipo, quería humanizarlo", explicó Rourke.

Tiempo de resurgir.






 Es una verdadera resurrección para el actor que, hasta hace pocos años, "apenas podía pagar las facturas. Mi problema, no era ni la droga ni el alcohol, sino mi violencia descontrolada".


 El final del túnel --marcado entre otros por cinco años de boxeo que lo dejaron desfigurado-- empezó a percibirlo con una aparición en Ciudad del Pecado, de Robert Rodríguez.


 "Cuando hice la película, dije `Oh dios mío, estoy en una película de verdad'. Sabía que me estaban dando una nueva oportunidad y que esta vez no podía dejarla en el aire", recordó.


 "Si no hubiera esperado 14 años para mi regreso, quizás no hubiera sabido sostenerme. Pero sabía que si me volvía nuevamente violento, las repercusiones serían terribles", reconoció el actor.


 La consagración llegó en 2008 con su papel en El luchador, que le valió un Globo de Oro y una nominación al Oscar.


 "Durante todos estos años de infortunio, aprendí que la causa de mis problemas era yo y nadie más", confesó Mickey Rourke.



JULIE ANDREWS

Un viaje nostálgico










 Luego de casi cinco décadas desde que apareció en las vidas de Jane, Michael y los millones de personas que siempre la recordarán como Mary Poppins, la cantante Julie Andrews llega a los escenarios de Londres.


 La estrella de Mary Poppins y The sound of music, de 74 años y ganadora de un Oscar, se presentará en The gift of music, su primer concierto en Londres en 30 años, y más de una decena de años desde que una cirugía a sus cuerdas vocales le robara una preciosa voz que era prácticamente perfecta en todo sentido.


 Se espera que el show de hoy en O2 arena, al suroeste de Londres, contemple presentaciones de los clásicos de Rodgers y Hammerstein, fragmentos, recuerdos y canciones de gran teatro musical con la compañía de Royal Philharmonic Concert Orchestra conducida por Ian Fraser.


 "Presentarme nuevamente en mi tierra natal en el escenario de Londres será un momento maravilloso. Es donde todo comenzó para mí y estoy muy entusiasmada de poder compartir un nuevo trabajo con la audiencia", dijo Andrews en una declaración en el sitio de internet de O2.

Viaje nostálgico.






 Cinco personas del treatro West End y Broadway estarán junto a Andrews en el plató para ayudarla a llevar al público a un viaje nostálgico a través de todas sus canciones más famosas; como las de The sound of music, The king and I, South Pacific y Carousel.


 Andrews también narrará una versión en vivo de Simeon's gift, el libro para niños éxito de ventas que escribió junto a su hija Emma Walton Hamilton.


 La carrera de la cantante ha abarcado los escenarios y los cines con interpretaciones como la niñera de la familia Banks y la novicia rebelde María, así como sus más recientes proyectos:El diario de la princesa, en las películas de Shrek y Hada por accidente.


 Ella dijo en el periódico británico "Telegraph" que la audiencia deberá estar preparada para una voz distinta tras su operación de las cuerdas vocales en 1997.


 "No canto de la forma en que solía hacerlo, entonces estoy haciendo todo lo posible para dejar en claro que no deberían esperar eso", dijo Andrews. "Espero tener unas cuantas sorpresas bajo la manga para el concierto, pero básicamente tengo como cinco buenas notas graves y puedo trabajar alrededor de ellas bastante bien", agregó.


 A pesar de eso, Andrews consideró que su regreso al mundo de los espectáculos le ha dado la fuerza emocional para ayudarla a ver a través de los momentos oscuros de la vida.


 Su primera gran aparición y debut en Londres fue en el hipódromo en 1947 en un acto vodevil junto a su madre y padrastro, y rápidamente ella se convirtió en el sostén de la familia.


 "Fui criada con que nunca hay que quejarse sobre las cosas o andar lamentándose, porque en el vodevil, que es mi pasado, sigues adelante a través de todo tipo de adversidades", dijo la artista.


 La cantante se consideró afortunada de tener una carrera tan éxitosa y larga.


 "Todas las carreras tiene altos y bajos como las amistades, matrimonios, como todo lo demás, y no puedes andar a mil todo el tiempo. Así que creo que soy muy, muy afortunada", concluyó.