Bahía Blanca | Viernes, 15 de agosto

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Comenzó el juicio por la muerte de Viviana Aispuro

A ocho años de cometido el crimen de la comerciante bahiense Viviana Aispuro (44), comenzó en la víspera el juicio oral y público contra Maximiliano Rizzo (30), acusado de dar muerte a la mujer en su local de videojuegos de la calle Zapiola 492. Ante el Tribunal en lo Criminal Nº 3 --que integran los doctores Daniela Fabiana Castaño, Raúl Guillermo López Camelo y Gabriel Luis Rojas-- y con casi dos horas de demora, comenzaron a desfilar varios testigos, entre ellos un vecino del escenario del hecho, a cuyo relato se había asignado una importancia clave en la dilucidación del caso.

 A ocho años de cometido el crimen de la comerciante bahiense Viviana Aispuro (44), comenzó en la víspera el juicio oral y público contra Maximiliano Rizzo (30), acusado de dar muerte a la mujer en su local de videojuegos de la calle Zapiola 492.


 Ante el Tribunal en lo Criminal Nº 3 --que integran los doctores Daniela Fabiana Castaño, Raúl Guillermo López Camelo y Gabriel Luis Rojas-- y con casi dos horas de demora, comenzaron a desfilar varios testigos, entre ellos un vecino del escenario del hecho, a cuyo relato se había asignado una importancia clave en la dilucidación del caso.


 Previamente, la fiscal Olga Cristina Herro --de la UFIJ Nº 7--formuló un adelanto de la posición que sustentará al cabo del debate, y en la que dejó en claro su opinión de que se llegará a probar que Rizzo fue el autor responsable del crimen de Aispuro, perpetrado el 16 de enero de 2002.


 Por su lado, el defensor Ramón De Dios aseguró que su pupilo también fue una víctima en el hecho y que planteará su absolución.


 El debate se prolongará hasta mañana y está prevista la comparecencia de 80 testigos, aunque es probable que se desista de varios de ellos.


 El juicio se iba a llevar a cabo en agosto de 2004, pero sucesivas presentaciones de la defensa, que fueron desestimadas por la Cámara de Apelación local, el Tribunal de Casación y la Suprema Corte de Justicia bonaerense, determinaron que el debate se demorara todo este tiempo.

Los testimonios




 El primero en declarar fue Mario Tamburri, marido de la víctima, quien dijo que la policía lo llamó minutos antes de las 14 y "me avisó que había entrado gente al negocio, que habían lastimado a mi mujer y que ella estaba en el hospital".


 El hombre, padre de tres hijos profesionales, agregó que al llegar al nosocomio, su mujer ya había fallecido.


 Respecto del local comercial, explicó que el movimiento era constante en el alquiler de cartuchos de videojuegos.


 "El imputado era cliente; el 5 de enero (de 2002), a mediodía, fui al comercio y lo vi (a Maximiliano Rizzo) reclamando unos jueguitos que todavía no habían llegado", señaló.


 Explicó en ese momento que "me dijo que se llamaba Rizzo" y que concurría frecuentemente al comercio.


 "Mi esposa me había dicho que era un buen cliente, que consumía mucho y, además, tenía un excelente vínculo con ella", relató Tamburri, antes de afirmar que "todavía la extraño..."

Declaración clave




 Luego se presentó ante el tribunal Claudio Alvarez, a quien se consideraba un testigo clave, en virtud de residir en el edificio de Zapiola y Caronti, frente al local de videojuegos de Aispuro.


 Recordó que el día del crimen estaba almorzando y mirando televisión con sus hijos, quienes habían regresado de la escuela, cuando comenzó a escuchar gritos.


 "Pensé que era el televisor. De pronto, volví a escuchar y me di cuenta que no era el televisor. Después me miré con mi esposa. El edificio era nuevo, había pocos vecinos y los de al lado no estaban. En mi piso (el segundo) no había nadie", aseguró.


 Y agregó: "En esa esquina suele haber frenadas; miré por la ventana si había alguien tirado por algún accidente de tránsito, y escuché más fuerte los gritos de mujer, pero no podía determinar de dónde venían".


 Más adelante declaró que "después escuché que provenían del negocio ubicado frente a mi balcón. Me quedé sin saber qué hacer; hacía poco que vivíamos en la ciudad, no tenía idea a quién llamar... Llamé a una agencia de taxis para que me dieran un número al cual comunicarme; creo que era el 101".


 Alvarez dijo haber hablado con ese número y que le contestaron que enviarían un patrullero.


 "No habrán pasado más de 10 minutos y me avisan que estaba llegando el patrullero, que bajara y les indicara dónde era (el lugar donde se escuchaban gritos). Me asomé al balcón y vi salir del auto a los policías; les señalé el lugar desde el balcón y cuando vi que estaban armados, cerré todo y no dejé que nadie de mi familia se asomara", relató.


 Afirmó que al rato los efectivos accionaron el portero eléctrico y le pidieron que bajara: "Me llevaron hacia el negocio; en la calle me preguntaron qué había sucedido y les conté lo que vi. Cuando me asomé por primera vez, vi la puerta (del local de videojuegos) abierta. Después, cuando les hice señas a los policías, la puerta estaba cerrada".


 Trasladado al negocio, dijo haber observado sangre por todo el salón y que había golosinas tiradas en el piso.


 "Había dos manchas grandes de sangre, una en el medio del local y la otra más adentro, cerca de un televisor. Era un local chico, nunca había entrado antes. No vi movimiento dentro del local", expresó.


 Interrogado nuevamente por el defensor Ramón De Dios, respecto de si la voz escuchada podría haber sido la de un hombre que gritaba, respondió: "para mí, era de una mujer".

Abrieron de adentro




 A su turno, el policía Darío Peralta, aseguró que cuando llegó al sitio, sus compañeros le dijeron que al arribar "la puerta del comercio estaba cerrada; la abrieron y (adentro) había una señora herida y estaba el (sujeto) masculino".


 "Maximiliano Rizzo fue el que le abrió la puerta al personal policial (Germiniani y otro efectivo cuyo nombre no recordó). Se solicitó una ambulancia porque la mujer tenía una herida en el cuello, estaba muy grave", afirmó Peralta.


 Dijo que al hombre lo sentó afuera. "Tenía cortes y estaba con el torso desnudo y una malla. Estaba como shockeado. Tenía una mochila en la mano. Cuando vi la mochila, no sé si la abrió, y vi una vaina que coincidía con el cuchillo que estaba dentro del local; me llamó la atención. Era un cuchillo tipo 'Rambo'", describió.


 Peralta manifestó no recordar dónde estaba el cuchillo y añadió que, en un principio, el imputado había reconocido que la mochila era de él, pero después declaró que "eso se lo saqué a los que entraron a robar".


 Un detalle que llamó la atención de los policías, según Peralta, fue que estuviera la puerta cerrada. "Si hubiera habido una persona herida en un asalto, uno sale corriendo para pedir ayuda", expresó.


 "Una de las personas que estaba atrás de la cinta --colocada para delimitar el perímetro del escenario del crimen-- dijo que la mochila era de su sobrino. Le pregunté quién era su sobrino y me respondió: `Rizzo'. También me dijo que el cuchillo era de él", comentó Peralta.

Otro policía




 Por su parte, el también policía Rodolfo Germiniani, uno de los que primero arribó, junto con Ariel Aldacour, al sitio de la tragedia, aseguró que cuando se aproximaban al negocio, "veo una persona que se acerca a la puerta; cuando nos ve, va hacia el fondo nuevamente y lo perdemos de vista, hasta que golpeamos y nos abre. Supongo que tenía llave, porque cuando intentamos entrar, estaba cerrado".


 "Al ingresar --continuó--, va adelante Aldacour, trata de entrar y estaba cerrado. Le ordenamos que abriera; vuelve a acercarse a la puerta y nos abre. Una vez que ingresamos, veo una persona boca abajo en el piso, arriba de un charco de sangre, y una persona en el interior (quien abrió), que cuando lo interrogué, me dijo que habían entrado a robar y que habían atacado a la mujer".


 Según el testigo, "la mujer estaba tibia y para mí tenía pulso" y "el muchacho tenía un corte en la mano".


 "Cuando lo sacamos del local --agregó-- tenía una mochila, la cual dijo era de él y que la quería tener. Cuando llegó la ambulancia, le fuimos a alcanzar la mochila y nos dijo que no era de él, que la habían dejado las personas que habían entrado al local".


 Aseguró que llamó su atención "que no se quisiera llevar la mochila, que un rato antes había dicho que era de él".


 Luego continuaron brindando sus testimonios otros policías y algunos testigos de concepto, hasta que el tribunal decidió pasar a un cuarto intermedio hasta hoy, en que comparecerán varios peritos.

Para la fiscalía, se probó la autoría del procesado




 La fiscal Olga Cristina Herro reconoció que el paso del tiempo puede afectar la memoria de los testigos, aunque consideró que las características del hecho lo hacen difícil de olvidar.


 "La fiscalía entiende que está probada la autoría en el hecho y se va a intentar acreditarlo en el debate", expresó ayer la funcionaria, poco antes de comenzar la audiencia.


 Herro aludió al largo camino atravesado por la causa hasta llegar a la iniciación del debate.


 "No es común y quiero destacar que ha sido pura y exclusivamente responsabilidad de la defensa, que interpuso un recurso en (el Tribunal de) Casación, que se demoró", dijo.


 "Corremos con la desventaja --agregó-- de que algún testigo no pueda recordar con mucha precisión los hechos, pero también tengo que destacar que no es un hecho muy usual, ya que Rizzo fue hallado en el mismo lugar del crimen".


 Tras aludir a las distintas versiones aportadas por el encausado a lo largo de la instrucción del expediente, la fiscal afirmó: "Durante el proceso hubo dos coartadas, y estrategias de la defensa, un millón".


 Al respecto recordó que ante el instructor judicial, el imputado aseguró que tanto él como la mujer asesinada, habían sido víctimas de delincuentes que ingresaron en el local de videojuegos con fines de robo.

Una víctima más




 Por su parte, el abogado Ramón De Dios insistió en la inocencia de su defendido y lo catalogó como una "víctima más de este hecho".


 El letrado, hijo del abogado Ramón de Dios, hoy fallecido, y quien fuera el primer defensor de Rizzo, aseguró que su pupilo esperaba con ansias la realización del juicio.


 "Nosotros queríamos que el debate se realizara en la brevedad, pero habíamos interpuesto una serie de medidas y recursos que motivaron la postergación hasta que se decidieran. Teniendo a mi asistido en la cárcel, no hago ningún tipo de negocio dilatando la cuestión", sostuvo.


 También se refirió a la recusación que formulara el procesado de los jueces, que fue rechazada por la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal.


 "Fue interpuesto por mi asistido directamente y, obviamente, no se hizo lugar al recurso. No hay ningún tipo de inconveniente con el tribunal, cuyos jueces consideramos que son probos y totalmente imparciales", señaló.


 Luego dijo que, en su opinión, no están acreditadas la autoría y responsabilidad penal del detenido.


 "Para ello nos basamos en una serie de contradicciones de carácter grave que existen en la documentación, en actas de constataciones y de informes periciales, además de lo que pueda llegar a surgir de los testigos" que depondrán durante el debate, concluyó.