Bahía Blanca | Lunes, 21 de julio

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¿Qué le pasó al padle bahiense?

Cuesta creer que la vigencia de un deporte responda a una moda, así como hoy usamos camisas a cuadros y mañana remeras escote en "V". ¿Acaso un deporte puede doblarse y guardarse en un placard porque quedó out? O peor: ¿podemos someterlo a un proceso de rejuvenecimiento? El padle en nuestra ciudad comenzó a vivirse como una moda a partir de 1988. Tuvo diez años de aceptación y vigencia, aunque extrañamente se lo devoró la decadencia a pesar de su principal virtud: ser una disciplina de perfil social inclusivo.
¿Qué le pasó al padle bahiense?. Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca

 Cuesta creer que la vigencia de un deporte responda a una moda, así como hoy usamos camisas a cuadros y mañana remeras escote en "V".


 ¿Acaso un deporte puede doblarse y guardarse en un placard porque quedó out? O peor: ¿podemos someterlo a un proceso de rejuvenecimiento?


 El padle en nuestra ciudad comenzó a vivirse como una moda a partir de 1988. Tuvo diez años de aceptación y vigencia, aunque extrañamente se lo devoró la decadencia a pesar de su principal virtud: ser una disciplina de perfil social inclusivo.


 Comenzó a jugarse en 1987, aunque un año antes ya podía detectarse la primera cancha techada de la ciudad ("Master").


 "La Nueva Provincia" convocó a Juan Carlos Martínez, Alberto Moro y Alberto Maronna, testigos de los dos momentos en la historia del padle bahiense.


 Es un deporte que en su mejor momento pobló la ciudad con 120 canchas cubiertas y aprobadas, y contó con un fichaje oficial de 3800 jugadores, sin incluir a los aficionados.


 La primera inquietud que abordaron los entrevistados fue conocer las motivaciones de la gente para volcarse a este deporte.


 "Lo podía practicar todo el mundo sencillamente porque nadie sabía jugarlo. Era cuestión de atreverse. Así fue el comienzo brillante del padle en Bahía", opinó Moro.


 Tenistas y pelotaris, más que nada, se engancharon rápidamente en el juego de paredes que proponía el padle, que se presentó como un deporte ameno pero a la vez competitivo y alrededor del cual se construyó un entramado social rico en relaciones interpersonales.


 Además tuvo una acelerada inserción en la comunidad frente a la escasa oferta de esparcimiento en la ciudad. Eran los comienzos del cable, de las videocaseteras...

Todo en regla.
La demanda superó a la oferta y fue necesario instalar un marco de regulación al deporte y al negocio.





 "Ocurría que se organizaban torneos que comenzaban una mañana y seguían a la tarde, a la noche, a la semana siguiente, a la otra... Era un desorden. Se trataba de un deporte que era un juego, pero muy rentable para los propietarios", dijo Moro.


 Dueños del negocio, los mismos complejos organizaban los torneos, hasta que la creación de la Asociación Bahiense en 1990 permitió fiscalizar y encauzar a la actividad.


 Funcionó en Montevideo 162 y contó con un gerente y secretario rentados.


 A partir de su creación hubo un trabajo minucioso de empadronamiento (en el '90 se contabilizaron 3800 jugadores) y canchas y complejos fueron sometidos a estándares reglamentarios.


 "Cuando ingresé a la parte organizativa de la Asociación fue por la especulación que existía en los torneos. Es decir, alguien tenía nivel para competir en cuarta categoría pero se anotaba en quinta y se llevaba el trofeo", explicó Alberto Maronna.


 "En mujeres se daban casos increíbles. Una vez detecté jugadoras que se habían federado con el apellido de casadas pero jugaban torneos con el de solteras. Oh casualidad, algunas estaban en segunda o tercera y después me enteraba que ganaban torneos en cuarta", recordó el ex dirigente.


 Maronna graficó el furor alcanzado por el padle.


 "Hubo un gran prix que se hizo en El Desvío, con planillas y fiscalización a mano ya que no había computadoras. Participaron la módica suma de 750 parejas, es decir 1500 personas. Se disputó en dos fines de semana ocupando las canchas de toda la ciudad y con las finales en El Desvío", recordó.


 "Se armó en base a un sistema de zonas de cuatro, por lo que cada pareja jugaba seis partidos. Me llevó cuatro noches consecutivas sin dormir para llegar el día jueves y presentar la programación del evento. Se jugó en canchas cubiertas y hubo jornadas que se extendieron hasta las tres de la mañana", agregó Maronna.


 Hasta llegaron a crearse fábricas de paletas, como la recordada "Pacific Paddle", que tuvo su dirección en Entre Ríos 1002 de nuestra ciudad.


 "Era un negocio bárbaro... Le ponías un mango a una tabla y decías que era una paleta y hacían cola para comprártela", bromeó Moro.

La cita perfecta.
El padle fue ser, estar y parecer. Había que mostrar la mejor pilcha y la mejor paleta. La sociedad se legitimó como tal en los centros de padle y en el horario de 8 a 22.





 A veces, también fue la excusa ideal para arreglar una cita: en vez de ir a tomar algo la gente armaba partidos con la excusa de conocer y conocerse.


 "Surgía el figurar: ser y sentirse campeones de un deporte que estaba de moda. En cierta forma, quien jugaba al padle estaba en un sector de la sociedad que se creía, tal vez, un poquito más elevado", reconoció Maronna.


 "El status que ofrecía el padle a las personas que lo practicaban no era tanto por la influencia del tenis sino por el hecho de lo nuevo. El ser humano por naturaleza es competitivo y que te den la posibilidad, te abran la puerta...", sugirió.


 Justamente la rapidez con que se aprendía a pegarle a la pelota, a pasar la red y a jugar con las paredes, aceleró el crecimiento y la inclusión de sectores que, creyeron, habían pisado el escalón del éxito en la sociedad bahiense.


 "El clima social generado por este deporte era indiscutible. El padle le dio vinculación a familias y personas que no lo hubieran conseguido de otro modo. Fue generando una movida tal que llegaron a armarse muchas peñas que después se reunían semanalmente. Y las mujeres, por su lado, lo mismo. Algunas de esas peñas hoy siguen vigentes", dijo Maronna.


 Respecto del costado social, la Asociación Bahiense hizo su aporte para fortalecer el vínculo de la gran familia al organizar la Noche del Padle, una fiesta con cena y baile que servía como cierre de temporada. Dejó de organizarse en 2000.

Cuatro paredes.
La moda llevó a que los jugadores se pusieran exigentes y demandaron mejor servicio. Los propietarios tuvieron que esmerarse para pasar de las canchas abiertas de 10x20 a complejos o centros techados de dos a cuatro canchas, con vestuarios y bar.





 De una entrevista publicada por este diario a dirigentes del padle bahiense surgió que en 1989 se construyó una cancha cada tres días.


 "La gente iba a jugar donde mejor la atendieran. Es una ley comercial... Mi madre, Ivonne Maronna, organizaba torneos internos y llegó a hacer para un mismo fin de semana 12 tortas para vender. Y no quedaban ni las migas", sostuvo el actual propietario de Masters.


 "Brown Padle, que era un galpón, tuvo unos vestuarios de primera. En La Cascada, por ejemplo, se le lavaba la ropa a los jugadores. Y Casablanca tenía buenos vestuarios, de primera" coincidieron Moro, Martínez y Maronna.


 Si bien en un momento se construyeron canchas para single, la sensación llegó con la transparencia del blindex.


 "Eran aptas para un padle de primer nivel, no para los que jugábamos como pichichos (sic). El problema no fue que salían más caras que las de cemento sino que el furor del padle y de las canchas de blindex fue cuando se jugaba en Bahía el mejor nivel en caballeros y mujeres. Daba mayor velocidad y salida", explicó Moro.


 De acuerdo con el testimonio de los entrevistados, nuestra ciudad contó con tres escenarios de ese tipo: La Chimenea, Don Juan (que luego fue trasladada a Los Tordos) y Galápagos.


 En Estudiantes se armó una para contener la etapa del "Circuito Coca Cola", en mayo de 1993, que contó con la presencia de los campeones argentinos y mundiales Alejandro Lasaigues-Roberto Gattiker.


 Fuera del blindex y como se verá más adelante, el paso del tiempo y el desinterés hicieron desaparecer a muchos escenarios.


 Algunas salvaron su estructura poniéndose a la moda con el básquet tres. Las más saludables aún hoy prestan servicio y las que no fueron demolidas, persisten con sus esqueletos de hormigón y presa de los yuyos, como el triste legado de una época gloriosa.


 "Para que tengas una idea, en Punta Alta llegaron a coexistir 56 canchas. Hoy quedan dos. Y de cuarenta y pico centros aprobados por la Asociación en Bahía Blanca, hoy no queda ni la mitad", afirmó Juan Carlos Martínez.

Así cayó el negocio.
Llegamos a 1998. El padle bombeaba turnos y billetes. Conseguir un lugarcito en día hábil y de noche era imposible. La posta, lograr un turno fijo.





 Además las paletas se perfeccionaban, aparecía el calzado especializado, los profesores particulares de padle, programas en radio y televisión, publicaciones. El negocio se había vuelto muy rentable. Peligrosamente rentable.


 "Todos los que estuvimos en este tema conocemos a fondo virtudes y defectos. Qué se pudo controlar y qué no. Los propietarios se sentían dueños de la verdad y hubo grandes conflictos con la Asociación porque les ponía límites, horarios, cosas...", recordó Moro.


 "Los dueños que quisieron hacer un gran negocio de pronto se dieron cuenta que estaban frente a un deporte y ante una Asociación, con un reglamento y un estatuto. La Asociación fue un grano para los propietarios. Mejor dicho, fue el peor problema que tuvieron y lo combatieron hasta que no pudieron más. Hasta que la destruyeron", afirmó.


 Otro aspecto señalado por Moro como posible causa del abandono de la práctica del padle fue que, según se creyó, era generador de lesiones. Sobre todo de rodilla, dado que se jugaba en superficies de cemento u hormigón.


 "Las lesiones fue el primer rival que tuvo el padle. Al poco tiempo se hizo muy mala fama. Se dijo que lesionaba mucho a la gente, que era muy irregular. Yo empecé en el '88 y juego hasta hoy. Y nunca tuve una lesión, pero porque siempre estuve físicamente apto para el deporte", aclaró Moro.


 Otro nudo causal desde el que abordar la decadencia del padle es el de la relación entre Asociación-Centro de Propietarios. Mientras que la primera se ocupaba del jugador, armaba los rankings, organizaba y fiscalizaba, la segunda administraba enfocándose en temas como precios de los turnos según horarios y calidad de instalaciones.


 Justamente Maronna vivió este vínculo desde adentro.


 "Participé de la Cámara actuando como nexo con la Asociación. Y se vivía un clima muy cordial, de muchísimo respeto. La Cámara respetaba mucho a la Asociación y viceversa. Fue uno de los factores de por qué funcionó muy bien el padle durante aquellos diez años. La picardía es, y no me preguntes, por qué se perdió esa sintonía", dijo el ex dirigente.


 "Se establecían códigos de respeto entre propietarios, siempre pensando en sostener un mercado regulado que pudiera brindar servicios. Pero a mi entender, la causa que llevó a decaer al padle pasó por la irresponsabilidad de los propietarios", afirmó Maronna.

Interrogantes.
Si es que el padle tuvo la particularidad de ser un deporte inclusivo y de fuerte contenido social, ¿qué lo hizo sumergirse en el abismo de la indiferencia de miles de personas?





 "Es innegable que a más de uno el padle lo tiene que haber marcado porque duró mucho tiempo y congregó muchas amistades y relaciones", opinó Maronna.


 Alberto Moro fue más amplio en su análisis.


 "Primero que la propia actividad construyó una pirámide y sola fue poniéndole límites a los jugadores. Al principio jugábamos todos, aunque con el tiempo nos fuimos dando cuenta de que cuanto más tiempo jugáramos, más categorías íbamos a bajar. O, en el mejor de los casos, nunca íbamos a salir de donde estábamos. Y esa dinámica dejó a muchos en el camino", afirmó.


 "A la gente grande el techo pronto le quedó muy bajo. Por eso cuando pasó el furor no sólo abandonaron los hombres sino también las mujeres. Aunque me atrevería a decir que fue más prolongado el furor en las mujeres que en los hombres", aclaró.


 También se señala al factor económico como otro aspecto, ya que el declive comenzó casi paralelamente a la salida de la convertibilidad. Mientras que en su tercera causa, Moro le apuntó a las conducciones posteriores de la Asociación.


 "Cuando Alberto se fue y cuando yo me fui, sabíamos que lo que venía atrás no era lo mismo para mantener lo que habíamos logrado. No llegaban con la idea del deporte, de la línea de conducta y de un buen manejo con los centros, propietarios...", dijo.


 "Empezaron a ver las cositas que tenemos todos y por todo. Se perdió la línea de conducta de la Asociación y comenzó la disgregación de los dueños. En la suma, el padle fue decayendo lentamente. Bahía Blanca tuvo el mismo vértigo para subir que para caer", opinó.


 Si bien los entrevistados coincidieron en ubicar el principio del fin entre 1994 y 1995, el propio Maronna contó que ya había advertido signos de agotamiento en los primeros meses del '92.


 "Llegó un momento en el que en las reuniones de la Cámara de Propietarios no me tenían en cuenta. `Muchachos, estoy notando que esto se está cayendo estrepitosamente', les dije, pero nadie lo tuvo en cuenta", recordó.


 "El padle se hizo cuesta arriba para el bolsillo. Yo había hecho un cierto estudio de cuánto gastaba una familia tipo, de cuatro personas. No sabría comparar al valor de hoy, pero en su momento el resultado al que llegué fue que con todo lo que gastaba esa familia por mes en padle, le alcanzaba para pagar (la cuota de) un crédito hipotecario. Era una suma muy importante", comparó.


 Maronna recordó que frente al escenario adverso sugirió bajar los precios de los turnos hasta superar la crisis.


 "Si bien era un negocio muy grande en aquel momento, había que pensar en la actividad a futuro. Se había hecho un buen boom, se había consolidado al deporte... El tiempo no sólo me dio la razón sino que me la dará de por vida: se produjeron dos cambios de comisiones y se acabó todo", sentenció.


 Por su parte, Juan Carlos Martínez responsabilizó a los dueños de complejos.


 "Nadie quiso invertir y así fue cayendo la cantidad de gente que iba a jugar, porque veían que no había mantenimiento", dijo.


 Por otra parte, coincidieron en rechazar la idea de que la Cámara de Propietarios se haya devorado a la Asociación.


 "La Asociación se desplazó sola. No existía la misma voluntad que en un principio. La gente se fue yendo y faltaron dirigentes", dijo Martínez.


 Los latidos de la Asociación cesaron en 2001, dejando un vacío enorme para el aficionado.


 "Al que le interesaba competir y tenía cierto nivel, utilizaba cualquier torneo, no necesariamente de la Asociación, para llegar a nivel provincial. Pero la gente que jugaba acá sí la necesitaba para que lo rigiera y le diera nivelación a todo", explicó Moro.


 "Pero los propietarios empezaron a retacear esa parte porque querían manejar el negocio ellos solos. Cuantos más torneos organizaban, más ganaban", analizó Moro.


 "Cada centro comenzó a organizar su torneo, así como había ocurrido en los comienzos", agregó Martínez.


 El semillero tampoco fue una opción para salir de la crisis.


 "En ese momento el padle estaba plagado de chicos. Había subcomisión de menores en la Asociación y el semillero era muy grande. Estaba muy bien manejado, incentivado y orientado. Estaba todo dado para que el padle fuera un deporte masivo y de mucha duración", dijo Maronna.

El presente ilusiona.
En nuestra ciudad no existen jugadores de padle activos de primera categoría, debido a la falta de una estructura organizada de torneos y sistema de rankings.





 Sin embargo, existe un reducido circuito de canchas y jugadores que mantienen encendida la llama.


 "Si bien hoy el padle sigue vigente, no está ni por asomo en los niveles de aquellos años. De todos modos se están iniciando muchos chicos. Se trata de jugadores que tienen 20 años para arriba, una camada que está entre sexta, quinta y cuarta categoría", contó Moro, quien no dejó de admirarse por la calidad de exponentes que dio esta disciplina en nuestra ciudad.


 "El padle de Bahía le dio al país varios de sus mejores jugadores, como Betina Fernández y Paula Eyheraguibel y Gustavo Papucci-Juan José Miéres. O Miguel Lamperti", mencionó.


 "Algunos siguieron en actividad y están en los primeros niveles en el mundo. Otros no trascendieron porque se quedaron aquí o priorizaron su formación personal", concluyó.


 Finalmente, Maronna se ilusiona con que alguien ponga en funcionamiento una idea que se trajo desde España. Básicamente, la disputa de torneos bajo un sistema competitivo por el cual las parejas jugarían por un pozo que se iría incrementando y que, en porcentajes, beneficiaría a los protagonistas y a los dueños.


 La propuesta queda abierta. Sólo hacen falta interesados.





Las que siguen










 Las canchas cubiertas que prestan servicio en nuestra ciudad: Los Pinos (dos canchas), Casablanca (tres), La Cascada (dos), Master (una), El Desvío (una), Galápagos (tres), Patio Recreativo Juan XXIII (dos) y Bahiense del Norte (dos).




Quién es quién


Alberto Moro












 Como jugador se inició a los 41 años y fue ganador de numerosos torneos a nivel local y provincia. Paralelamente desempeñó un activo rol como dirigente en el cargo de presidente de la subcomisión de veteranos y también en la comisión directiva de la Asociación. Dueño de una memoria prodigiosa, acredita un archivo y registros documentados con gran parte de la historia del padle bahiense. Hoy tiene 62 años y se desempeña en el rubro alfombras.


Alberto Maronna







 Integró la primera comisión directiva de la Asociación Bahiense. Después fue el primer presidente a partir de la obtención de la personería jurídica. En plano deportivo, fue destacado jugador y uno de los primeros entrenadores. Es propietario de complejo Master, hoy en funcionamiento. Además fue organizador de torneos y actualmente es instructor de tenis y de padle, sobre todo en España y Estados Unidos. Tiene 50 años.


Juan Carlos Martínez







 Fue el primer presidente que tuvo la Asociación Bahiense y también quien construyó la primera cancha privada para uso no comercial. Presidió la institución durante cuatro períodos. Fue jugador y ganador de torneos gran prix. Tiene 74 años y en su actividad privada se desempeñó como piloto comercial de aviones.






Amplia difusión











 "La Nueva Provincia" acompañó el boom del padle bahiense con un suplemento especial denominado "Tercer Set" y que se publicó en 1993 y fue dirigido por el periodista Néstor Eduardo Avila. La Asociación Bahiense tuvo su propia revista, llamada "La gaceta paddle", un boletín informativo oficial y mensual.







PadleHistoria

Centros (*)

CentroDirecciónCanchas (Cubiertas/Desc.)
Apex25 de Mayo 1452/0
BartoloméMitre 125000/4
Brown PadelBrown 7424/0
Caco DonariVilla Rosas1/0
CasablancaCerrito 21253/0
Don JuanCamino de Circunvalación2/0
El AljibeRosendo López1/0
El AlmendroMisiones 131/1
El DesvíoEsnaola 5423/0
El GalpónZelarrayán 24601/0
El LadrilloO'Higgins 2501/1
El PumaBerutti y Estados Unidos1/3
El Viejo GualeguayEstrada y 12 de Octubre0/2
GalápagosGüemes 6493/0
HipopotámusAlvarado 2612/0
ItahuéAzcuénaga 12530/2
La CascadaMitre 2503/2
La ChimeneaMontevideo 1864/0
La FarolaAngel Brunel 5602/0
La GamaHumboldt 7452/0
La MoraSaavedra 9602/0
Las BrisasBarrio Millamapu2/0
Las CopasLáinez 27331/1
Las LeñasThompson 10422/0
Las PalmerasLas Heras y Corrientes2/0
Las TejasParaná 742/0
Los AltosRawson 552/0
Los CuervosVillarino 2502/0
Los PatosVieytes 4422/0
Los PinosO'Higgins20502/0
Los TordosBrasil y Ayacucho4/0
Los TroncosPringles y 3 de Febrero0/2
Master'sJosé Hernández 7922/0
Match PointZapiola 8512/0
Orange PadleZelarrayán 9402/0
Paddle y MaddleVicente López 7512/0
PalihueFuerte Argentino 8012/0
Palo ViejoPerú 3602/0
Patio Juan XXIIIVieytes 2702/0
PedernalMendoza y Vicente López0/3
Rancho NorteFlorida 10590/2
San AdolfoCerrito 21952/0
Santo DomingoJosé Hernández 9800/2
SmashIngeniero Luiggi 9802/0
StationSixto Laspiur 6201/1
Tamariscos3 de Febrero 28500/1
The BestTerrada 26004/0
Tie BreakParera y Cambaceres2/1
TorremolinosCharcas 14524/0

(*) Listado oficial de la ex ABP.


PadleHistoria

Canchas de clubes (*)

ClubDirecciónCanchas cubiertas/desc.
L.N. AlemAzara 5980/2
ArgentinoColón 670/2
Bahía BlancaBarrio Nva. Bahía Blanca1/0
Bahiense del NorteSalta 282/0
Banco ProvinciaRuta 229, km 60/2
BarracasThompson 6611/0
EstrellaBrickman 3403/0
EstudiantesSanta Fe 510/2
LiniersAlem 10890/1
OlimpoColón y Chile0/1
PueyrredónDarregueira 9571/0
Sociedad SportivaWitcomb18692/0
Tiro FederalNewton11802/0
Villa MitreGaribaldi 1490/1

(*) Listado oficial de la ex ABP.


Canchas privadas (*)

NombreDirecciónCanchas cubiertas/desc.
Lola BallesiVieytes12000/1
Raúl GalassiVilla Autódromo0/1
Juan C. MartínezBarrio Patagonia0/1
Marcelo PodestáBarrio Patagonia0/1
Jorge RecioBarrio Patagonia0/1

(*) Listado oficial de la ex ABP.




Tan solo cinco años

Sergio Alcalá / "La Nueva Provincia"













































































































 Mis primeros pasos en el periodismo deportivo coincidieron con el auge del paddle, como se lo llamaba entonces, y el aprendizaje de la profesión se dio en medio del frenesí de recorrer las múltiples canchas que poblaban a ciudad en busca de resultados y testimonios.


 En medio de tanta efervescencia, me tocó entrevistar a un gerente de marketing de una de las principales empresas de indumentaria deportiva del país. Casi en el final de charla llegó la pregunta que podía ayudarme a titular la nota:


 --¿La empresa hizo una estimación acerca de cuándo llegará el punto de inflexión para este juego?


 "Por supuesto --me contestó--. De acuerdo con el estudio del mercado sabemos con certeza que el auge en la Argentina no durará más allá de cinco años".


 "En aquella oportunidad, esas palabras dichas al pasar sonaron absolutamente fuera de un contexto ribeteado de grandilocuencia, pero, no obstante, el título de la nota fue 'Tan solo cinco años'".


 "Con el paso del tiempo y más allá de algunas consideraciones que pude rescatar cuando intentaba explicar las razones del por qué del ocaso del padle, como 'el deporte tuvo muy mala prensa y se exageró con el tema de las lesiones' (Cecilia Baccigalupo) o 'fue un deporte muy mal dirigido, que se prestó a desmanejos económicos' (Roberto Gattiker), dos ex campeones mundiales cuyas opiniones me merecen sumo respeto, volví a desempolvar la respuesta de aquel experto marketinero que, al fin y al cabo, resultó tan premonitoria como certera.