Bahía Blanca | Jueves, 28 de agosto

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Padrinazgo presidencial

Hace 90 años, en julio de 1919, el presidente de la República, Hipólito Yrigoyen, aceptó su designación como padrino del séptimo hijo varón del los esposos Reggiani, de nuestra ciudad. La costumbre de pedir al presidente de la Nación que apadrinara al séptimo hijo varón fue instalada en la Argentina en 1907, por un trabajador de origen ruso, radicado en Coronel Suárez, quien buscó cumplir con una tradición de su país natal. Es que, según el mito, el séptimo hijo varón estaba condenado a convertirse en lobizón, a excepción de que fuera apadrinado por el zar. A falta de esa autoridad rusa, el hombre pidió al presidente José Figueroa Alcorta que asumiera la responsabilidad. Desde entonces, cada séptimo hijo es apadrinado por el titular del Ejecutivo nacional, según un protocolo establecido. Incluso, desde no hace muchos años, ya no es exigencia que ese hijo sea varón, y hasta se admite que sus hermanos mayores sean mujeres.




 Hace 90 años, en julio de 1919, el presidente de la República, Hipólito Yrigoyen, aceptó su designación como padrino del séptimo hijo varón del los esposos Reggiani, de nuestra ciudad.


 La costumbre de pedir al presidente de la Nación que apadrinara al séptimo hijo varón fue instalada en la Argentina en 1907, por un trabajador de origen ruso, radicado en Coronel Suárez, quien buscó cumplir con una tradición de su país natal. Es que, según el mito, el séptimo hijo varón estaba condenado a convertirse en lobizón, a excepción de que fuera apadrinado por el zar. A falta de esa autoridad rusa, el hombre pidió al presidente José Figueroa Alcorta que asumiera la responsabilidad. Desde entonces, cada séptimo hijo es apadrinado por el titular del Ejecutivo nacional, según un protocolo establecido. Incluso, desde no hace muchos años, ya no es exigencia que ese hijo sea varón, y hasta se admite que sus hermanos mayores sean mujeres.


 En aquel padrinazgo de 1919, el intendente municipal, Eduardo González, fue designado por el presidente Yrigoyen para representarlo en el bautismo del séptimo hijo varón de Pedro Reggiani, domiciliado en Sarmiento 333.


 Curiosamente, Yrigoyen viviría esta misma situación una década más tarde, cuando, en 1929, designó al diputado nacional Enrique González, hermano de Eduardo, para que lo representara; en ese caso, como padrino del séptimo hijo varón del vecino de Bella Vista don Adolfo Gabrielli.


 Desde el regreso de la democracia, en 1983, a la fecha, la mayoría de los presidentes ha tenido ahijados en la ciudad, con la curiosidad de que esa figura, hoy, se ha convertido también en un "madrinazgo".