Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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"Entre los muros", de Cantet, una esperada lección sobre la inclusión

BUENOS AIRES (Télam) -- La publicación en dvd del filme Entre los muros, de Laurent Cantet, permite multiplicar el impacto de una multipremiada historia que al denunciar la exclusión en Francia también entrega una reseña acerca de la imposibilidad de un sistema por incluir al otro, al distinto.




 BUENOS AIRES (Télam) -- La publicación en dvd del filme Entre los muros, de Laurent Cantet, permite multiplicar el impacto de una multipremiada historia que al denunciar la exclusión en Francia también entrega una reseña acerca de la imposibilidad de un sistema por incluir al otro, al distinto.


 Esos dos planos que se despliegan a partir de la vivencia de un profesor en una escuela de los suburbios de París donde enseña francés a un grupo de adolescentes hijos de inmigrantes, implican una valiosa enseñanza social.


 Basándose en un libro del docente Francois Bégaudeau, también protagonista de la película, el autor de Recursos humanos, El empleo del tiempo y Bienvenidas al paraíso se mete hondamente en ese peculiar universo escolar.


 Una cámara nerviosa e intensa se mete en un aula con jóvenes de entre 13 y 15 años a los que el empeñoso docente procura formar en la lengua y darles nuevas herramientas y parámetros para que sean parte de la sociedad francesa.


 "Bégaudeau preparaba cada escena y me dejaba al grupo listo para que yo filmara; lo hacíamos con tres cámaras simultáneas como en un 'reality show', una enfocada permanentemente sobre el profesor, otra sobre los chicos que llevaban cada escena y otra general. Cada escena duraba 20 minutos", narró Cantet.


 Sin idealizar a los persononajes ni a los vínculos, los alumnos son --como en la vida misma-- "encantadores en una secuencia y detestables en la siguiente", según analizó el propio realizador a esta agencia, y la misma observación puede aplicarse para con los directivos del colegio y para con los profesores.


 Hay una voluntad por hallar lazos y metas con esos jóvenes y una esforzada decisión de entablar comunicación con los padres de esos chicos que vienen de otras culturas, que apenas sobreviven, que no comprenden ni la lengua ni las costumbres de Francia.


 Los demás docentes y la institución toda --contenedora y abierta al mismo tiempo con sus comités de evaluación y disciplina en que los estudiantes son parte--, exhiben su empeño por lograr que esas chicas y muchachos que caminan por la frontera de la ciudadanía no caigan en el abismo de una marginación mayor.


 Bajas calificaciones, problemas de conducta, una revelación inadecuada y un episodio violento condimentan el desenlace de la trama y terminan por generar la expulsión de un muchacho de Mali que tiene una madre que no habla ni entiende el francés.


 La tensa y dramática situación se desencadena y es entonces cuando, en definitiva, no ocurre nada. Cantet evitó tornar romántico lo cierto y en el cuento no hay revueltas adolescentes ni grandes culpas de los adultos ni ninguna autocrítica institucional.


 El curso llega a su fin, el bueno de Bégaudeau aprueba a casi todos sus alumnos --excepto, claro, al africano que fue separado-- y Entre los muros se extingue surcado por lo amargo de la realidad.


 Ese baño de normalidad ante una situación dolorosa e injusta termina por completar el concepto de un largometraje necesario para comprender que en la lógica de ese idealizado primer mundo, la idea de inclusión apenas si se permite un parche.