Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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"No imagino el día después del retiro"

Claudio Darío Biaggio comenzó a jugar profesionalmente recién a los 23 años y pasó de levantar paredes en su Santa Rosa natal a debutar oficialmente en Peñarol, de Montevideo. Fue colocador de azulejos en baños de un plan de viviendas, se graduó como Maestro Mayor de Obras, paso previo al título de arquitecto, y hasta repartió cajas de alimentos para una reconocida empresa de la capital provincial.

 Claudio Darío Biaggio comenzó a jugar profesionalmente recién a los 23 años y pasó de levantar paredes en su Santa Rosa natal a debutar oficialmente en Peñarol, de Montevideo.


 Fue colocador de azulejos en baños de un plan de viviendas, se graduó como Maestro Mayor de Obras, paso previo al título de arquitecto, y hasta repartió cajas de alimentos para una reconocida empresa de la capital provincial.


 El "Pampa" estudió en la Escuela Nacional Técnica y, en los ratos libres, jugaba al handbol en un club barrial. Y, vaya paradoja, en su equipo de la escuela primaria era la última opción para jugar de delantero.


 "En el colegio casi no jugaba. No era alto y, por esa razón, nadie me elegía para sus equipos. A veces, jugaba en torneos barriales. Aunque, en ese momento, estaba a full con el handbol", reconoció.


 Biaggio tiene 42 años, batallas en container y goles en tamaño oficio. Los cuenta, en presente, mientras camina la transición. Porque este Biaggio se resiste al calendario.


 Mientras se inicia en la tarea de entrenador, mantiene residencia en el área: sigue ambicionando goles en Ferro de Olavarría, próximo rival de Huracán de Ingeniero White, en la quinta fase del Torneo del Interior.


 Su vida va entre Ciudad Deportiva (complejo deportivo de San Lorenzo de Almagro, ubicado en el Bajo Flores), donde dirige a dos de las categorías menores del azulgrana, y Olavarría, ciudad que está disfrutando de sus últimas conquistas como jugador profesional.


 "Cuando tenía 23 años jugaba en Belgrano de Santa Rosa. Empecé de `8'. El entrenador era el `Loco' Galán, ex arquero del club, que tiempo después se dio cuenta que mi lugar en la cancha era el área de enfrente", recordó Biaggio, quien está casado con Patricia, de cuyo matrimonio nacieron Franco y Alexia.


 En 1993, ese repartidor de cajas de alimentos comenzó a agigantar su imagen de futbolista. Casi sin proponérselo, el "Pampa" arribó a Uruguay, donde se topó con una experiencia olvidable, vistiendo la histórica casaca de Peñarol.


 "Hicimos una gira en Méjico y debuté con un gol ante Atlas. No me olvido más. Pero Peñarol estaba pasando por una crisis profunda y necesitaba jugadores de experiencia. No jugué casi nada. Entendí el momento y la seguí remando. Fue la primera desazón de mi carrera. De ahí fui a Danubio. Anduve bárbaro, hice más de 20 goles y pasé a San Lorenzo", continuó.


 --¿Te llamó el "Bambino" Veira?


 --Sí. Tenía algunas referencias. Fue el entrenador que más influyó en mi carrera deportiva. Pasé momentos inolvidables, me marcó como profesional y aprendí muchísimo. Es un personaje espectacular.


 --Tendrás algunas anécdotas.


 --Miles. El "Bambi" (Héctor Veira) a veces se fugaba de las concentraciones y hasta el otro día no aparecía. Ni hablar de su estirpe de motivador. Para él, yo era el mejor delantero del planeta. La verdad, fue un placer enorme tenerlo como técnico en un equipo que hizo historia.


 --¿Alguna vez dijiste que tu mayor decepción fue tu paso por Francia (Bordeaux)?


 --Totalmente. Y eso que había comenzado bien. Anoté cuatro goles en diez partidos. Después se me cerró el arco. Y se decía que estaba en un nivel muy bajo; se rumoreaba mi salida. Encima, ocupaba plaza de extracomunitario. Y no me quedó otra que volverme.

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"En San Lorenzo no sobresale un líder"






 --¿Cómo es entrenar chicos?


 --Estupendo. Es la base para aprender, consolidarme y ganarme --en pocos años-- un nombre como entrenador en el fútbol de Primera.


 "El club, en principio, apuesta a las divisiones menores y varios de estos chicos son observados permanentemente por el cuerpo técnico de los seleccionados juveniles. El conflicto del plantel mayor no incide en lo más mínimo en el fútbol formativo".


 --¿Cómo, cuándo y por qué regresaste a San Lorenzo?


 --Me recibí de técnico en 2007. El año pasado me dieron la posibilidad de dirigir en séptima y octava división. Y ahora también estoy a cargo de la coordinación de todos los delanteros de las categorías menores. La idea es enseñar, educar y colaborar en conjunto con los demás entrenadores.


 --Como ex jugador e hincha, ¿a qué atribuís esta debacle futbolística de San Lorenzo?


 --Los jugadores no responden, el estado anímico está influyendo de manera marcada y, evidentemente, todo entrenador que fracasa en la Copa Libertadores no puede sacarse esa espina.


 "Le pasó a Ramón (Díaz) y ahora lo padeció Russo (Miguel). Quedan marcados y no superan esa situación. Los únicos que pueden apalear esta crisis son los propios jugadores. No depende tanto de los técnicos".


 --¿Los experimentados de este plantel son `saca-técnicos'?


 --No creo. La realidad es que todos quieren jugar y compiten por ganarse un lugar en el equipo. Obviamente, que la eliminación de la Copa Libertadores marcó muchísimo al plantel. Por calidad y cantidad de jugadores existían posibilidades de llegar a las instancias finales.


 "Pero hay un dato no menor: nadie pensó en un posible fracaso. Y, me parece, que ahí estuvo el error. Ahora quedaron restos de aquel equipo con pretensiones. No sobresale un líder, el grupo va de golpe en golpe y, lógicamente, que la crisis también va en aumento".


 --¿Qué vislumbras con la llegada de Simeone?


 --No conozco su perfil. Simplemente compartimos entrenamientos en el seleccionado mayor. Me parece que todo se irá acomodando de a poco. Los jugadores irán potenciando su nivel, se van a mostrar ante la vista del nuevo cuerpo técnico, el titular tendrá que ratificar su momento y el suplente demostrar que puede otorgarle otra dinámica al equipo.

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"Estuve cerca de jugar en Olimpo"






 --¿Ya asimilaste que estás a un paso de colgar los botines?


 --Me cuesta pensar que afronto mis últimos dos partidos de mi carrera. Pero llegué a Olavarría con la misión de disfrutar de los entrenamientos, del vestuario, de mis propios compañeros, conocer pueblos que ni siquiera sabía que existían. La gente, en síntesis, me trata bárbaro. Y siento un reconocimiento a mi `verdadera' etapa de futbolista.


 "La estoy pasando bien. Aunque son mis últimos minutos como futbolista. No imagino el día después del retiro. Casi no tomo conciencia de que se está cerrando una página importante en mi vida".


 --¿En la cancha pasas inadvertido?


 --Es complicado cómo me marcan, hay chicos que van muy fuerte. Otros lo hacen con más respeto, pero en general son leales. Y te agarran pibes de 20, con toda la vitalidad... Todavía en algunos movimientos les gano, eh, me quedó la picardía, ja.


 --¿Alguna vez jugaste en Bahía?


 --No, jamás. Esta será la primera y última vez (risas). Ni siquiera conozco la ciudad. Por eso decía que además de disfrutar del fútbol me atrapa muchísimo conocer ciudades o pueblos. Lo bueno de este torneo es que todos los puntos del país están representados por un equipo.


 "Yo digo que es un turismo aventura dentro de un marco competitivo. Pero volviendo a Bahía, estuve cerca de jugar en Olimpo...".


 --¿En qué etapa?


 --Cuando volvió a Primera. En el ciclo de Guillermo Rivarola. Me llegó la propuesta, se evaluó, y cuando parecía que estaba todo en condiciones no se pudo cristalizar. Para mí Bahía es Olimpo, Villa Mitre, Rodrigo Palacio y Emanuel Ginóbili, nada más. Es lo único que sé.


 --¿Es verdad que llegaste a Olavarría por intermedio de Guillermo Novellis (cantante de `La Mosca')?


 --Sí, fue así. Ya había colgado los botines. En 2007 jugué este mismo torneo para Teodelina, un equipo santafesino, y dije `no va más'. Sin embargo y por intermedio de Guillermo (padrino de la agrupación sanlorencista en Saladillo, que lleva su nombre) se iniciaron los contactos.


 "Me habló, se juntó con la gente de Olavarría, que necesitaba un delantero y le tiró mi nombre. Se interesaron, vieron que podía hacer alguna cosita adentro de la cancha y acá estoy".

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Habló del "Globito"






 --¿Qué conoces de Huracán?


 --Que está invicto. Que juega bien. Y que lo sigue mucha gente. Dicen que marcan la diferencia de mitad de cancha hacia delante. Será una serie muy pareja. Me parece que el equipo que pase de esta llave tiene muchas posibilidades de ascender.


 "Y no siempre el equipo que tiene un presupuesto mayor es superior a otro que posee base propia. Lo demostró Huracán y también nosotros, porque no se pensó en el ascenso exclusivo".

Dos momentos imborrables




 "Están relacionados con San Lorenzo. Y aquel título del Clausura `95. Un momento estupendo fue cuando le ganamos a Boca 2-0, con gol mío y del "Perro" Arbarello. Ni hablar del día de la consagración, en el Gigante de Arroyito, con miles de hinchas de San Lorenzo y esperando el final del partido en La Plata, rogando que Gimnasia perdiera con Independiente. Y así fue, nomás...".

Identikit




 Claudio Biaggio nació el 2 de julio de 1967, en Santa Rosa (La Pampa). Sus clubes: Belgrano de Santa Rosa (1986/88); Peñarol de Uruguay (1989/90); Danubio de Uruguay (1990/92 y 2002); San Lorenzo (1992/96 y 97/99); Bordeaux de Francia (1996/97); Colón (1999/01); Avispa Fukuoka de Japón (2001); Deportivo Cuenca de Ecuador (2002).


 Además jugó en Oriente Petrolero de Bolivia (2003); La Plata FC (2004); Juventud de Las Piedras de Uruguay (2005); Deportivo Laferrere (2006); Estudiantes de Río Cuarto (2006); Teodelina de Santa Fe (2007/08) y Ferro Carril Sud de Olavarría (2009). Disputó un partido con la selección argentina. En su carrera anotó 115 goles en 308 partidos.

Cristian Lema/Especial para "La Nueva Provincia"