Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Los "martes de challa" en los pueblos andinos

El "martes de challa" en los pueblos andinos de Bolivia comienza muy temprano, a las cinco de la mañana, cerrando los cuatro días del carnaval. Este año el ritual se inició el pasado martes 25 con una transmisión radial desde Lauka Ñ, localidad del trópico cochabambino, que encabezó el presidente de Bolivia, Evo Morales, primer gobernante aymara del país.

 El "martes de challa" en los pueblos andinos de Bolivia comienza muy temprano, a las cinco de la mañana, cerrando los cuatro días del carnaval. Este año el ritual se inició el pasado martes 25 con una transmisión radial desde Lauka Ñ, localidad del trópico cochabambino, que encabezó el presidente de Bolivia, Evo Morales, primer gobernante aymara del país.


 El sociólogo David Mendoza explicó que la challa es una ceremonia en la que se rocían las esquinas de las casas y los terrenos con vino, pétalos de flores, confites y cereales, pidiéndole a la tierra, la Gran Dadora, un año de paz, abundancia y prosperidad.


 Y el cosmobiólogo Edgar Fernández explicó que "también es una antigua fusión de energías para atraer a la buena suerte", y coincidió con Mendoza en que "hay que iniciar la challa antes de que asome el sol".


 A esa hora, en las comunidades originarias del altiplano boliviano los cohetes estallan para espantar a los malos espíritus y aventar las energías negativas, dejando el lugar limpio para el milenario ritual.


 Este año en la plaza Murillo de Lauka Ñ se sirvieron las "mesas blancas de la salud y la abundancia", y cuatro grupos realizaron otro ritual, la "hondeada", que consiste en lanzarse duraznos y membrillos, una vieja costumbre de los cosecheros.


 La tradición manda que ese día hay que escaparle a la soledad. Hay que encontrarse por lo menos con otra persona y abrir dos botellas de una bebida con alcohol, ofrendando el primer trago a la Pachamama. Y si llega un tercero, rápidamente hay que salir a buscar un cuarto invitado, porque ese día la paridad es la reina absoluta.


 Para esta tradición el par representa la fuerza, y remite a "la vida y la muerte; a Dios y al diablo; al cielo y la tierra; a la mujer y al varón; a lo andino y lo occidental...".


 La costumbre ya trascendió las fronteras de la puna y los valles de Bolivia. Ya llegó al norte de Chile, a las provincias del noroeste de Argentina, a las barriadas del Gran Buenos Aires, a los arrabales de la brasileña San Pablo y a Murcia, en España.


 Allí, bolivianos y amigos de los países andinos ese día challan y unen sus manos con esperanza, fuerza y alegría.


 Para explicar el fenómeno del Carnaval de Oruro, ciudad de la meseta del altiplano de Bolivia, hay varias historias que resumen el sincretismo que hay entre la religión católica y las raíces de las creencias andinas, cuyos ancestros son los Urus, los Coyas y los Quechuas.


 Turistas de todo el mundo llegan cada año a esta ciudad que se fundó en el 1601, tras el hallazgo de riquísimas minas de plata, y cuya devoción religiosa convirtió a las danzas del carnaval en arte popular vivo.


 Un arte en el que confluyen la cultura de los urus y los españoles, pero que también reconoce cierta raíz folclórica afro-boliviana, que los negros de Africa llevaron a La Paz con el ritmo cadencioso de la "saya".


 Un origen que se nota en la Danza de los Caporales, cuya coreografía ridiculiza a los capataces negros de los esclavos yungueños.


 La magia de esa demostración popular hizo que la UNESCO inaugurara una clasificación hasta ese momento inédita: la de Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.


 Una de las historias sobre los orígenes del Carnaval de Oruro habla de las plagas de Huari, el semidios y monstruo Huari, quien para castigar a los Urus por adorar a la Pachamama los atacó desde cada punto cardinal con serpientes, sapos, lagartos y hormigas.


 Un ataque que impidió la "ñusta", una mujer joven que transformó a los animales enviados por el Dios del Mal en figuras de piedra.


 La salvadora era la Virgen del Socavón, que derrotó al maligno y lo confinó a vivir en cuevas profundas y oscuras.


 Otra historia alude a la lucha entre ángeles y diablos, éstos últimos representados por los mineros que comenzaron a llamar a Huari "el tío de la mina", al que tanto le temían que bailaban en su honor vestidos con máscaras y plumas. Ese fue el origen de La Diablada.


 Hay, por ciento, otras historias como la que mentan al ladrón Chiru-Chiru, que le sacaba a los ricos para darle a los pobres, y a quien la Virgen de la Candelaria desamparó cuando le robó a un mendigo. Fue entonces que en las paredes de su cueva se descubrió la imagen de esa virgen, un sitio que desde entonces fue lugar de incesantes romerías.


 En cada historia es evidente la confrontación entre dos mundos. Por un lado la civilización española y la religión católica, y por el otro el mundo andino de los diablos.


 Más allá de leyendas y verdades, el Carnaval de Oruro, que comienza 40 días antes de la Pascua de Resurrección, tiene características únicas.


 Una de ellas es la peregrinación hacia la gruta de la Virgen del Socavón, patrona de los mineros, que está en el cerro Pie de Gallo, y el siempre renovado espectáculo de La Diablada.

El carnaval cruceño




 El carnaval de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, la Fiesta Grande de los Cruceños, tiene una estructura clasista que reproduce las divisiones de clases sociales existentes, y vestimentas muy diferentes a las del altiplano. Todo en él gira en torno de las reinas.


 La Asociación Cruceña de Comparsas Carnavaleras --ACCC-- representa a las clases media y alta, que junto con el consejo municipal organiza las fiestas precarnavaleras, también llamadas "precas", y coordinan el corso de la ciudad y el acto de coronación.


 Y la Federación de Comparsas Carnavaleras de la Ciudad --FECCI-- agrupa a las comparsas pobres de las ciudadelas, como Villa Primero de Mayo, Plan Tres Mil y Pampa de la Isla.


 El carnaval cruceño también refleja las relaciones de género de la sociedad. Con excepción de 7, el resto de las 161 comparsas de la ACCC están integradas por hombres.


 La explicación es que el elemento masculino, aunque siempre inspirado en la mujer, en esa sociedad es indiscutiblemente el que posee el poder político, económico y social.


 Por lo tanto, afirman, es quien se encarga de organizar tan trascendente manifestación cultural.

Las comadres de Tarija




 Tarija, la ciudad boliviana donde menos se nota la influencia indígena, zona vitivinícola en el valle del río Guadalquivir, celebra el carnaval con la Fiesta de Comadres, donde se sellan parentescos espirituales para toda la vida entre madres y madrinas.


 Elías Vacaflor, director del Archivo Histórico de la Prefectura de Tarija, realizó un estudio sobre esta fiesta, una de las manifestaciones más genuinas del transplante cultural desde España.


 El autor encontró dos antecedentes históricos; uno es la Fiesta de la Matronaria, que durante el imperio romano era el día dedicado a las esposas de los jerarcas, y el otro la Fiesta de la Saturnalia, que las mujeres romanas ofrecían a sus esclavas.


 El catolicismo criticó esta última celebración y la reemplazó por la Fiesta de Comadres, vocablo que viene del latín "cumatris", aludiendo al parentesco espiritual.


 En el mundo la celebración más parecida a la de Tarija se realiza en el municipio de Pola de Ciero, en Asturias, España, donde ese día se acostumbra a intercambiar un bollo "preñao" de chorizos, que sólo comparten las mujeres polesas.

Datos de interés






 * Cuando era dirigente sindical, Evo Morales realizaba en su región natal, el Chapare, una transmisión radial similar a la que concretó el pasado martes, donde compartía esta tradicional fiesta con los pobladores.


 * La ciudad de Oruro está situada en el oeste de la República de Bolivia, a los 3.706 metros de altura. Es rica en yacimientos de plata, estaño y plomo y por su famoso carnaval ostenta el título de Capital Folclórica de Bolivia.


 * Lor Urus fueron una de las civilizaciones más antiguas de América.


 * A Tarija, tierra de copleros, se la conoce como la Andalucía Boliviana.

Corina Canale/Especial para "La Nueva Provincia"