Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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La esquina de los cien años

"El ancho campo de acción que presta nuestra plaza a las operaciones comerciales ha hecho que en ella se multipliquen los establecimientos de crédito. No menos de ocho bancos cuenta, hoy día, Bahía Blanca; crecida cantidad en relación con sus habitantes, y todos ellos realizan beneficiosas operaciones".




 "El ancho campo de acción que presta nuestra plaza a las operaciones comerciales ha hecho que en ella se multipliquen los establecimientos de crédito. No menos de ocho bancos cuenta, hoy día, Bahía Blanca; crecida cantidad en relación con sus habitantes, y todos ellos realizan beneficiosas operaciones".


 De esta manera describía este diario el panorama local en agosto de 1907, dando cuenta de cómo las entidades crediticias comenzaban a percibir que esta ciudad remota del sur bonaerense se convertía, de manera dinámica y contundente, en una verdadera potencia.


 Ferrocarril, zona agropecuaria y puertos de ultramar eran condiciones por demás claras para sostener este crecimiento.


 Fue en ese contexto que el banco Español del Río de la Plata, que estableciera su sucursal en nuestra ciudad en 1904, decidió construir su edificio propio, para atender una demanda que ya no podía satisfacer con la casona que alquilaba en calle O'Higgins 41.


 Para ello, disponía de un ventajoso terreno "en el riñón de la ciudad", según comentó este diario en 1907, en la esquina de la avenida Colón y Chiclana, el cual había adquirido al impactante precio de 55 pesos moneda nacional el metro cuadrado, en una de las operaciones inmobiliarias más importantes registradas en la historia local.


 Por entonces, el panorama edilicio del centro era por demás modesto. Las torres de la Catedral ya tenían su competencia en la recién terminada torre del Palacio Municipal, y la denominada "manzana fiscal" (propiedad del Estado nacional, delimitada por calles Moreno y Colón, entre Vieytes y Estomba) era un amplio baldío, con el elemental edificio que ocupaba la escuela N° 2 y el sí impactante edificio levantado por el banco de la Nación Argentina, en la esquina de Colón y Estomba (actual edificio de la Aduana).


 La sucursal del banco Español venía a reforzar el paisaje urbano del lugar, con una obra de un estilo "elegante y sobrio", adecuado, se dijo, "para un establecimiento serio del género que nos ocupa".

Los bancos, el banco






 Desde la aparición de los primeros bancos en el mundo, los proyectistas de sus sedes encontraron en las formas sobrias de la antigüedad la imponencia suficiente y una idea asociada de estabilidad y seriedad que la imagen de la institución necesitaba.


 Luego de una primera oleada de neoclasicismo, donde predominó la tendencia de construir copiando los pórticos de los templos griegos y romanos, fue el tiempo del eclecticismo, donde una misma fachada conjugaba varios estilos, ya marcada la presencia de modelos renacentistas y barrocos.


 Por otra parte, la tipología bancaria de los siglos XIX y XX presenta una propuesta de obras cerradas, con la idea de ocultar el manejo de las riquezas y defenderlas. Por ello la vocación de aparecer como edificios solemnes, expresando protección y poderío.


 De allí, entonces, el lenguaje elegido por el ingeniero Carlos Agote al diseñar la sucursal en Bahía Blanca, casi una réplica de la casa central de la Capital Federal y un modelo que repetiría en las muchas ciudades del interior donde el banco estableció sus sucursales.


 En un terreno de 20,54 metros sobre Chiclana y 39,44 sobre la avenida Colón, Agote ubicó el ingreso en la esquina, "muy ornamentado, con dos columnas formando un pequeño pórtico, rematado por un frontón en el que irá colocado un gran reloj", según se lo describió en la época.


 Ese jerarquizado acceso, que disponía de una puerta de hierro fundido, se armó con dos columnas de capiteles jónicos, sosteniendo parte de un entablamento decorado con triglifos, propios del orden dórico, y por sobre él una obra barroca, con un pequeño frontis curvo quebrado y uno de mayor tamaño rematando el edificio.


 Por lo demás, el banco se organizó en dos plantas, alcanzado los 14 metros de altura, y en dos partes, claramente divididas sobre la avenida. La primera, destinada al banco propiamente dicho; la segunda, para que funcionara la casa del gerente, según se estilaba entonces.


 Allí se mantienen todavía las dos puertas gemelas; una, que daba acceso al patio interior del banco; la otra, a la vivienda.


 El inmueble posee, en la planta baja, ventanas con dinteles de medio punto, separadas por pilastras que recorren los dos niveles, rematadas con capiteles corintios, y todo su perímetro superior es recorrido por un llamativo cornisamiento, donde se advierten diferentes figuras.

La puesta en valor






 La recuperación de la sede del ex banco por parte de la Bolsa de Comercio, en 1996, contó con la participación del arquitecto Jorge Gazaneo, todo un referente a nivel internacional en preservación, quien tomó a su cargo el diseño y la dirección de una intervención que respetó a rajatabla el diseño original, salvo el mantenimiento de su revoque símil piedra, ya afectado por la aplicación anterior de pintura. Iluminado con un criterio de rayos de luces, por las noches, el inmueble adquiere una presencia especial.


 No ha sido siempre buena la suerte corrida por edificios del patrimonio bahiense, aunque es sano destacar que muchos conservan su prestancia, a pesar del paso del tiempo.


 La sede de la biblioteca Rivadavia, el majestuoso club Argentino, en Colón y Vicente López; y el Palacio de Tribunales, Estomba 32, son algunos de esos modelos.


 El edificio de la Bolsa ha celebrado sus primeros cien años sin el indeseado destino de ser un inmueble en desuso. Por el contrario: La nobleza de sus materiales, la calidad de la mano de obra que lo levantó y el respeto de sus ocupantes actuales le permite seguir cobijando actividades del hombre.


 Se gana la vida por sus propios medios y sigue siendo parte de lo más preciado de nuestro patrimonio artístico, cultural e histórico.

Ficha descriptiva

* Uso original: Sucursal banco Español del Río de la Plata.
* Uso actual: Sede de la Bolsa de Comercio de Bahía Blanca.
* Año de ejecución: 1908.
* Proyecto: Ingeniero Carlos Agote.
* Constructor: Antonio Gerardi.
* Habilitación: 7 de septiembre de 1908.
* Puesta en valor: 1996.

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Carlos Agote, el autor

















 Nacido en Buenos Aires, en 1866, Carlos Agote, autor del edificio bahiense, fue uno de los profesionales más prestigiosos de nuestro país, recurriendo a un lenguaje ecléctico propio de su formación en la Escuela de Artes y Manufacturas de Francia.


 Autor de la casa central del banco Español, hizo varias de sus sucursales. Proyectó, además, la sede del diario "La Prensa" (avenida de Mayo 657, 1902) y la original rambla Bristol (ya demolida) de Mar del Plata. Falleció en Buenos Aires, a sus 84 años de edad.


 Su hermano menor, Luis, fue uno de los médicos más destacados de nuestro país, responsable de realizar, en 1914, la primera transfusión de sangre indirecta en el hombre.

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Otras sedes, otras suertes

La esquina de las cariátides, en Madrid










 Fueron muchos los edificios construidos por el banco Español del Río de la Plata, hasta su desaparición del mapa financiero. Uno de ellos, por demás emblemático, es el que fuera sucursal de la institución en Madrid, España, construido entre 1910 y 1918.


 Actual sede del Instituto Cervantes, el inmueble es conocido como "El edificio de las Cariátides", pues se destaca en la esquina un grupo escultórico de cuatro mujeres (cariátides), marcando su acceso.


 El edificio cuenta con el máximo nivel de protección en la capital española, incluido en el catálogo de edificios protegidos del plan general con grado singular, categoría esta última que incluye aquellos edificios considerados relevantes en la historia del arte y la arquitectura, o que constituyen un hito dentro de la trama urbana.


 Cuenta, además, con "protección de rango superior dentro del conjunto histórico de la villa de Madrid".


 En el lugar, se realizan variadas actividades culturales.

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Por casa, peor que nadie

La casa central del banco Español ya no existe. Se ubicaba en la esquina porteña de Reconquista y Perón y fue demolida en 2000, para dar lugar a una nueva obra, que ocupa el área con una estructura vidriada, en la cual "sobreviven" dos "pedazos" del inmueble original, acaso queriendo oficiar de homenaje a la obra desaparecida; sin dudas, una pésima muestra de pretender disfrazar con un pobre recurso un hecho irreversible como fue su demolición (destrucción).

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En Tucumán, un paseo de compras














 La sede del Español en San Martín de Tucumán es similar a la bahiense, y ha sido reciclada para servir como Paseo de Compras, con el nombre de "Paseo Español". La fachada conserva su diseño original, respetando, incluso, la esquina, la cual, a diferencia del edificio local, ha resignado esa pieza magnífica y tan valorada en su época, cual era el "reloj público" en el frente.