Fititos y algo más
El Fiat de Fabián Beteras, bautizado Pantera Rosa --por su color fluorescente--, exhibe sobre su capot numerosos trofeos. Después de ser rescatado y vuelto a armar en una semana, el "fierro" pasó de ser una carcaza destartalada a manos del dos veces campeón de picadas de Olavarría.
"El auto es una combinación de Fiat 600, con motor y suspensión de un 128. Lo más lindo que tiene es el ruido", dice su piloto, quien asegura que fue poco lo que invirtió para transformarlo en lo que es hoy.
"No lo cuido nada porque es un auto de picada y nació para ser destrozado".
A pocos metros, el Fiti Trailer (un Fiat original con carro adosado) de Leandro Gómez se luce en el interior del galpón de la Fisa (kilómetro 9 del Camino Sesquicentenario) durante del 6º Encuentro Nacional del Fiat 600 Club Bahía Blanca 2008, que culmina hoy en nuestra ciudad.
"Recorrimos con el auto los 905 kilómetros de Córdoba a Bahía Blanca. Tardamos unas veinte horas, pero viajamos cómodos. Las valijas iban todas en el trailer", dice Gómez, quien exhibe por primera vez su auto inspirado en los modelos ya armados de Buenos Aires y Mendoza.
En la jornada de ayer, el encuentro logró convocar unas 160 máquinas de distintos puntos del país, que ingresaron en las categorías de originales (según el modelo), tuning, modificado de calle, modificado deportivo y en proceso.
El galpón del predio se sonorizó con un intenso ruido de motores y la alta potencia de los buffers y equipos cenium, mientras que las chapas fluorescentes y de intensas tonalidades fueron las que dieron color.
Otros modelos, tuneados, se infiltraron entre los "fititos" o "cangrejos". Un ejemplo de ello fue el Volkswagen Polo tuneado de Mauricio Saavedra.
"Es uno estándar con paragolpe reformado, alerón, capot aerografiado, óptica con ojo de ángeles, neones adentro y fuera, sonido con equipo de celenium de una potencia de 4.000 wats", describió.
Otros fueron los nuevos restyling (autos antiguos reformados) y los modelos más modernos, como el 206, 306 o 307.
Desde hace unos años, el encuentro descartó la posibilidad de hacer votación en la categoría de Tuning, debido al elevado nivel de competencia.
Ante la pregunta de cuánto dinero se invierte en el auto, "menos pregunta Dios y perdona" fue una de las respuestas recuentes. En cuanto a cifras, los números circularon arriba de los miles de pesos.
A la intemperie, en la inmensidad del predio, otras 100 máquinas fueron admiradas por los visitantes, tanto por su belleza estética y cuidado, como por su equipamiento.
Con motores a la vista se vieron los clásicos Chevy que compartieron terreno con los Torinos y los Falcon. El Ford Fairline 500 norteamericano, modelo 58, fue uno de los que se llevó más miradas y comentarios.
"Es el único en Bahía Blanca y uno de los pocos a nivel país. Consume mucho combustible y no es de gran utilidad, pero por amor a la máquina la cuidamos y mantenemos en su forma más original posible", Matías Ocampo.
El de la abuela
Entre otros Fiat cordobeses que se sumaron a la caravana, se expone el original modelo 69 en color blanco, de Mateo Mónaco. Esta pieza de colección es una reliquia familiar, que heredó de su abuela.
"El Fiat se compró en el año '69 como cero kilómetro en Trenque Lauquen. Es un clásico que cuesta mantener, pero le tengo un cariño enorme por todos los recuerdos que me trae de mi infancia".