Bahía Blanca | Viernes, 25 de julio

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Una mano para Bernardita

Bernardita Fuentes habla y no puede contener las lágrimas, lo hizo demasiado tiempo y ya no lo consigue. Esta mamá de cuatro varones se hizo conocida años atrás cuando acercaba a la Municipalidad proyectos que favorecieran la inclusión de su pequeño Martín y de todos los niños con síndrome de Down. Días atrás, distintos medios periodísticos mostraron uno de sus logros: Martín pudo comenzar a asistir a un jardín de infantes común.

 Bernardita Fuentes habla y no puede contener las lágrimas, lo hizo demasiado tiempo y ya no lo consigue.


 Esta mamá de cuatro varones se hizo conocida años atrás cuando acercaba a la Municipalidad proyectos que favorecieran la inclusión de su pequeño Martín y de todos los niños con síndrome de Down. Días atrás, distintos medios periodísticos mostraron uno de sus logros: Martín pudo comenzar a asistir a un jardín de infantes común.


 No obstante, la lucha de Bernardita está muy lejos de terminar.


 A Jeremías, su hijo de siete años, le descubrieron hace dos una poliposis crónica, pequeños pólipos que han tapizado íntegramente su intestino grueso, enfermedad que, si no se trata, indefectiblemente deriva en cáncer.


 Jeremías debe tratarse cada seis meses en el Hospital Garrahan de la Ciudad de Buenos Aires acompañado de su madre con todo los gastos que ello insume, cuanto más para Bernardita, que es sostén de hogar y se encuentra desempleada y sin obra social junto con sus chicos.


 "Yo no puedo mentir cuando voy a buscar trabajo, debo plantear cual es mi realidad, pero conseguirlo en estas circunstancias se me hace sumamente engorroso", expresa.


 Se solventa con trabajos independientes y esporádicos, pero atraviesa una situación acuciante agravada además porque debe devolver la vivienda que le prestaron desde hace años.


 "El Hospital Penna me da los pasajes, pero necesito algo de dinero para estar en Buenos Aires, poder tomar un taxi puesto que Jeremías no puede hacer trayectos muy largos sin ir al baño o poder comer en un lugar donde ofrezcan comida segura (la última vez, por comer en un sitio barato, nos intoxicamos)", dice.


 Bernardita diferencia que toda ayuda le viene bien para efectuar el tratamiento de Jeremías, pero que la mayor tranquilidad sería obtener un trabajo, que le permita contar con un ingreso regular y una obra social.


 De tanto "remarla", casi se está quedando sin fuerzas, sólo la empuja su instinto de madre. Entonces se angustia, se desespera y llora.


 "Mis cuatro hijos son buenas personas, yo me esfuerzo por educarlos en valores, pueden preguntarle a cualquiera del barrio, pero no puedo más, la carga es demasiada y necesito que alguien me tire una soga", señala.


 "Andar de oficina en oficina contando tu historia en un punto te averguenza, yo no quiero que me tengan lástima, sé hacer de todo, por que me tiren una soga porque sola no puedo", finaliza.


 Los interesados en colaborar con Bernardita Fuentes pueden comunicarse al teléfono 4821998.