Bahía Blanca | Sabado, 11 de mayo

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"Más allá de la calidad, lo que prevaleció fue el corazón"

Carlos Boismené repasó un capítulo sensacional para la historia del básquetbol bahiense, de cuando el profesionalismo todavía estaba lejos y la gloria tenía otro sabor. "Tite" contó lo ocurrido en el resonante triunfo de Olimpo ante Obras Sanitarias (75-67), en la final del Argentino de clubes campeones de 1978.

 Carlos Boismené repasó un capítulo sensacional para la historia del básquetbol bahiense, de cuando el profesionalismo todavía estaba lejos y la gloria tenía otro sabor.


 "Tite" contó lo ocurrido en el resonante triunfo de Olimpo ante Obras Sanitarias (75-67), en la final del Argentino de clubes campeones de 1978.


 En aquella definición resultó clave Alberto Pedro Cabrera, quien jugaba por Estudiantes pero había viajado como refuerzo del club de la vereda de enfrente.


 "Beto" fue el goleador del torneo y de la final (metió 32 en el juego decisivo).


 "Le ganamos la final a un Obras Sanitarias que era la selección argentina reforzada con un americano. Pero nosotros tuvimos a (Alberto) "Beto" Cabrera... Después, el mismo equipo de Olimpo salió tercero en Venezuela y, posteriormente, campeón Argentino", contó Boismené.


 --¿Qué otros condimentos hubo?


 --Bueno, el condimento fue que se tenía que jugar de noche y como llovía, se postergó para la mañana siguiente. Nos fuimos al hotel y los chicos comieron lo que por aquellos días comían siempre: empanadas picantes, vino y otras cositas, mientras que los de Obras tomaban agua mineral. Pero al otro día no ganaron los mejores sino que vencimos por la química que tenía el grupo y por el partido excepcional de Cabrera. También contamos con Muñiz, Ojunián, Monachesi, Meschini, Roldán y Allende chico, entre otros.


 --¿Le dejó alguna enseñanza?


 --La enseñanza fue que más allá de la calidad de los jugadores, lo que prevalece en un equipo de básquetbol es el espíritu, el corazón y la garra. Con aquella química de grupo le ganamos a un Obras repleto de estrellas como Cadillac, Romano, Spurio, Becerra y el americano Wasley.

En retro




 La final del Argentino de clubes campeones debió jugarse en la tórrida noche del viernes 8 de diciembre de 1978, en la cancha abierta del club Independiente de Santiago del Estero. Pero una hora antes del comienzo se desató un temporal de viento y posterior lluvia torrencial que, luego de varias horas de deliberaciones, llevó a los organizadores y a los representantes de ambas delegaciones a ponerse de acuerdo para jugarlo el día siguiente, a las 9 de la mañana.

Ricardo Sbrana/"La Nueva Provincia"