Una azafata contó que otro vuelo de LAPA pudo terminar en tragedia
BUENOS AIRES (DyN)-- Una ex azafata de LAPA contó ayer que, durante un vuelo de cabotaje, un avión de la compañía dio una vuelta de 90 grados a gran altura, provocando pánico generalizado en el pasaje y heridas leves en el personal de a bordo, por una falla en el timón de cola.
El relato fue realizado por la ex azafata Nelly Gutiérrez, quien declaró como testigo ante los integrantes del Tribunal Oral Federal Nº 4, a cargo de juicio por el accidente aéreo que, el 31 de agosto de 1999, dejó un saldo de 65 muertos, cuando un avión de la compañía se estrelló frente al aeroparque metropolitano.
La testigo se explayó sobre un episodio vivido cinco meses antes de la tragedia, en un vuelo a Comodoro Rivadavia, en el cual por una falla en el timón de cola, la aeronave dio una media vuelta de campana y tuvo que regresar a la base aérea.
"En el avión había un pasajero que estaba recién operado de un aneurisma (inflamación de una arteria cerebral) y muchos de ellos al regresar decidieron quedarse en tierra porque estaban muy asustados y otros, incluso, decidieron regresar por micro y juraron nunca más subirse a un avión", rememoró.
El episodio se produjo el 19 de marzo de 1999, en un vuelo de un Boeing 737-200 matrícula WBS (Whisky-Bravo-Sierra), el cual al partir rumbo a Comodoro Rivadavia y tras alcanzar la velocidad crucero, comenzó a tener fallas en el sistema yam-damper (timón de cola).
Ante el brusco giro de la aeronave, el comandante decidió retornar a la base aérea, pero la maniobra provocó que la ex azafata sufriera la fractura de una de sus muñeca y tuvo que ser atendida en una clínica privada de esta capital.
La echaron por hablar
Gutiérrez contó también que este avión y otros de la empresa tenían "reiterados problemas" técnicos y que luego del accidente de aeroparque, ella fue despedida por LAPA porque continuamente denunciaba este tipo de fallas.
"Lo arreglaban y seguía volando", dijo la ex empleada, quien aseguró tener conocimiento que una colega suya también sufrió heridas "y tuvieron que llevarla al hospital para coserle la frente".
Asimismo recordó que "era común" que algunos comandantes de la empresa rechazaran aviones, previo a los vuelos, por fallas en las máquinas. Y reveló que en una oportunidad pudo ver cómo un avión que había sido rechazado por un piloto, luego fue acomodado en la cabecera de pista y conducido por otro.
La testigo dijo que ella y otras compañeras tenían "miedo" de volar con el comandante Gustavo Weigel, piloto fallecido en el siniestro en el aeroparque, porque siempre llegaba a último momento y no realizaba los chequeos de rutina con la debida antelación.
Durante la jornada de ayer también declaró una ex encargada de Recursos Humanos de la empresa, María Alejandra Buossi, quien responsabilizó al aérea de Operaciones del otorgamiento de vacaciones a los pilotos en función de la programación de vuelos.
Otra de las testigos que compareció fue la ex azafata Andrea Noemí Kung, quien ratificó que cuando ingresó en la empresa, estuvo un año y siete meses sin tomarse vacaciones porque le dijeron que debía "esperar su turno".