Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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Las aventuras de un elefante con consciencia cósmica

"El día quince de mayo en la selva de Nool, cuando el sol calienta más, sumergido en el frescor de la charca, estaba chapoteando... disfrutando de las grandes alegrías de la selva, cuando Horton el elefante oyó un ruidito". El escritor y caricaturista Dr. Seuss (Theodor Seuss Geisel), autor de El Grinch y El gato escribió estas primeras palabras en Horton hears a who! (Horton escucha un alguien), texto que sigue ahora la suerte cinematográfica de sus anteriores.

 "El día quince de mayo en la selva de Nool, cuando el sol calienta más, sumergido en el frescor de la charca, estaba chapoteando... disfrutando de las grandes alegrías de la selva, cuando Horton el elefante oyó un ruidito".


 El escritor y caricaturista Dr. Seuss (Theodor Seuss Geisel), autor de El Grinch y El gato escribió estas primeras palabras en Horton hears a who! (Horton escucha un alguien), texto que sigue ahora la suerte cinematográfica de sus anteriores.


 Jimmy Hayward (Bichos) y Steve Martino (Robots) dirigieron esta historia que acusa en la reproducción de los mundos y en las características del Mundo de los Quién influencias de ambos registros.


 El relato es protagonizado por Horton, un elefante que sabe apreciar el valor de la Naturaleza hasta en sus más pequeños detalles y los habitantes del Mundo de los Quién, seres microscópicos, cuyo hábitat es una ciudad entera inmersa en una partícula de polvo.


 Los Quién viven felices en su micromundo hasta que extraños movimientos comienzan a advertirles que algo muy importante está sucediendo y más allá del alcance de su vista, que puede alterar completamente su destino.


 El primero en darse cuenta es el alcalde, y aunque casi todos sus vecinos se niegan a creerle, él logra hacer contacto con eso tan grande, que no es otra cosa que... Horton.


 Al elefante le ocurre algo similar: alcanzó, con sus orejas gigantes, a escuchar las voces de los asustados habitantes del Mundo de los Quién, cuando la partícula era llevada por el viento desde un girasol hasta un trébol. Su curiosidad lo impulsó a atesorar la pequeña planta y a tratar de ayudar a esos pequeños seres en peligro, aún cuando el resto de los animales de la selva lo tilden de loco.


 Consciente de que la suerte de esas diminutas personitas dependen de él, Horton se dispone a encontrarles un lugar seguro donde permanecer y se encamina hacia su objetivo, enfrentando a un ave rapaz y una cangura ambiciosa de poder.


 Al fin y al cabo, "una persona es una persona, por muy pequeña que sea", repite Horton.


 La narración apela en parte a una voz en off que sigue el cuento original --en verso-- como enlace entre escenas dibujadas a la antigua y ajustadas a la pantalla según las técnicas modernas.


 A buen ritmo y con un sentido del humor en estado puro, el cuento enfatiza varios valores tradicionales, otros a rescatar en un planeta amenazado por el cambio climático, y alusiones a creencias milenarias que señalaban la existencia de otros universos, en el macro y microcosmos.


 Así, a la vez de hablar del respeto hacia los demás, también se enfatiza la necesidad del cuidado del propio medio ambiente y de atender la posibilidad de que existan esos otros mundos con cuyos habitantes deberíamos aprender a convivir.


 Una perlita: la película se pone a tono con la moda con la interpretación a coro --en los créditos finales-- del famoso tema de la banda de los '80 Reo Speedwagon, No puedo combatir este sentimiento.


 A propósito, "esos raros peinados" que lucen los simpáticos Quién, también aluden a esa época.

Calificación: 7

María Inés Di Cicco/"La Nueva Provincia"