"Yo, Cumbio", un fenómeno comunicacional en primera persona
Agustina Vivero tiene 17 años, todo el mundo la conoce como Cumbio. En su flamante libro cuestiona a los medios y rescata el valor de internet.
BUENOS AIRES (Télam) -- En el libro Yo, Cumbio, la adolescente Agustina Vivero --famosa a partir de la multitudinaria adhesión que generó desde un fotolog-- narra en primera persona parte del fenómeno comunicacional que tiene como expresión la reunión de centenares de jóvenes en las escalinatas del Abasto porteño, así como iniciativas de corte laboral y social.
Yo, cumbio reúne el ideario que esta chica de 17 años no pudo plasmar en los fotologs que la convirtieron en referente de miles de jóvenes por una cuestión de dinámica, puesto que son páginas diseñadas para subir imágenes.
Cumbio --sobrenombre ganado durante los años que cursó en el colegio de música Palermo Sounder porque lo "único" que escuchaba era cumbia-- cuestiona los medios tradicionales de comunicación y vierte sus opiniones sobre sexo, educación, crianza, amistad y la web vista como herramienta social y de aprendizaje en este libro editado por Planeta, que le llevó tres meses de trabajo.
Entre los proyectos que tiene para el año próximo se encuentra la página yocumbio.com "para poder poner lo que se me cante y opinar más, de la misma manera que lo hice en este libro", asegura Agustina sentada en un bar que queda a pocas cuadras de su casa, en el barrio porteño de San Cristóbal.
"Internet me da como beneficio la interacción con el otro y su opinión, todo el tiempo es un ida y vuelta, no como la tele que es sentarse a mirar y nada más", explica.
"La diferencia con lo que llaman la vida real es que yo estoy sentada acá hablando con vos y llego sólo a vos, en cambio estoy sentada frente a la compu y hablo con un chico de Chile, otro de Uruguay, otro de Israel y otro de Tucumán", sintetiza esta correntina nacida el 6 de mayo de 1991.
Si bien asegura que lo "inabarcable" de internet permite mucho contenido basura, de esto mismo señala como positivo "que cada uno puede poner lo que se le canta y dar la opinión que sea sin tener cuidado de la censura de los otros. Algo que pasa en muchos medios".
"Lo malo es que a veces se lastima un poco a las personas con lo que se le dice y no todos usan la red de la mejor manera", sostiene esta adolescente que debió dejar el último año de la secundaria a pedido de la dirección, por la reacción de los compañeros ante una alumna mediáticamente tan expuesta.
"Tengo mucha gente que visita mi blog y estoy tratando de hacer algo bueno con esa convocatoria: una campaña contra el sida, ayudo con un comedor y ahora quiero armar un hogar para recibir a adolescentes que los echan de sus casas cuando dan a conocer su condición sexual", cuenta Agustina.
El origen de todo esto "es tan simple como querer tener amigos, relacionarte y divertirte con ellos, yo conocí a muchos chicos que antes me cruzaba todo el tiempo por el barrio y ni me daba cuenta", explica al iniciar el libro en el que presenta a su familia y dedica un capítulo especial a contar su historia de amor con Marulina.
Se trata de dos puntos en los que siempre se negó a profundizar durante las numerosas entrevistas concedidas en programas de televisión y distintos medios gráficos que la convocaban para hablar "del fenómeno flogger" que, aclara, "lo constituyen todos aquellos que tienen un fotolog", más allá de que se identifiquen o no con alguna de las denominadas tribus urbanas.
Una casa llena de chicos echados de la suya
"Hay unos 20 chicos viviendo en mi casa que los echaron de las suyas porque blanquearon que eran gay y hablé con mucha gente grande que me dice lo mismo siempre 'por qué no exististe años atrás!'", agrega Cumbio.
En la casa de San Cristóbal, donde vive con su padres Fanny y Rubén, es habitual tanto movimiento de adolescentes, ya que "prefieren que nos quedemos acá a que andemos por cualquier lado" y a veces "no puedo creer que (los amigos) pasen 15 días viviendo conmigo y no mantengan contacto con sus papás", explica en el libro.
"Otra gente también tiene páginas muy visitadas en internet y usa ese espacio para insultar a otros sitios y podrían hacer cosas más productivas", asegura esta flogger que abrió su primer fotolog a los 13 años intercambiando imágenes con una sola amiga y hoy recibe cerca de 200 mil "amigos" contando a los usuarios que la suman como favorita en su fotologs.
Gratitud.
Esta adolescente que ahora va a las matineés de boliches de todo el país pero a trabajar (desfilar ropa de algunas marcas que la registraron a partir de la convocatoria generada en la red), destacó la importancia de la gratuidad de internet ya que funciona "como puerta de acceso a posibilidades" no existentes desde estructuras tradicionales.