LAS LEÑAS, MENDOZA
OTRO VERANO, OTRA HISTORIA
No es para viajeros contemplativos. La geografía de Las Leñas, el centro de esquí más grande de América Latina desafía, en verano, a despojarse de morosidades para transitar por sus tierras aluvionales y pedregosas con memoria de lechos marinos. El botánico Peregrino Strobel lo llamó Valle de Las Leñas Amarillas, por la abundancia de los coli-mamil, los arbustos dorados de los mapuches. La novedad de este verano es la Tirolesa del Grito, 400 metros a puro vértigo. Los espíritus sosegados, abstenerse.
Mientras en la monturera se prepara la cabalgata y el mate amargo va de mano en mano, Gaspar Rojas asigna a cada expedicionario los caballos criollos, animales resistentes y conocedores del lugar, que acaban de llegar al valle buscando los pastos verdes.
Enseña a tensar las riendas, a sentir el cuerpo seguro y anticipa que "el río Leñas es fácil de cruzar".
Ese río, de cauce aún calmado, es el primer desafío de la travesía.
Allí está Ramón Rojas, simplemente don Rojas, observando a su hijo.
El organizó las cabalgatas durante 18 años y ahora acompaña a los animales en las veranadas.
Cuenta que "cuando cayó el avión de los uruguayos, en el Sosneado, en tierras de mi padre, pasé muy cerca de ellos, el 28 de noviembre, pero no los vi...".
"Los hallaron casi un mes después, el 23 de diciembre", aclara, y sus manos, tan morenas como inquietas, acarician una boleadora que hizo con cuero bien sobado de panza de vaca.
El hombre está orgulloso de las ovejas que cruzó con un carnero de Australia y con ovejas de Nueva Zelanda.
Se entusiasma pensando en la esquila de febrero --saca 5 kilos de lana de cada animal-- pero admite que "me pagan muy mal".
Los jinetes se van alejando y Juan Pedro Vilches, el responsable de las actividades de verano del complejo, cierra la marcha.
Junto con su equipo de guías diagramó los circuitos de aventura por ese entorno natural, ahora salpicado de vegas húmedas y flores silvestres.
Estos hombres enamorados de la montaña saben descubrir, en el verano, lo que la nieve oculta cuando el paisaje se torna blanquísimo.
Mejor, despacio.
Los paseos en buggy y cuatriciclos son itinerarios de 13 kilómetros que se realizan en poco más de una hora.
Los buggy de diseño italiano que se fabrican en Malasia pueden rodar a una velocidad de 80 kilómetros por hora, pero por seguridad no superan los 20 kilómetros.
Piloto y copiloto ajustan cinturones y cascos y aprenden a utilizar los comandos (apenas acelerador y freno) y los pequeños vehículos amarillos se internan por caminos de tierra, atravesando cortaderas y arroyos.
La excursión nocturna, una experiencia alucinante, hace un alto junto a una hoya profunda.
Entonces, se apagan las luces y no es cierto que las estrellas estén más cerca.
Sucede que el cielo es tan diáfano que parecen colgadas y al alcance de una pedrada.
La sensación es la de ser nómades entre montañas.
Lo ideal, después, es arrimarse a un fogón encendido, sentir el aroma inefable de un chivo bien asado --de esto el flaco Hugo sabe mucho--, saborear papas cocinadas bajo una plancha de acero y reconocerse como fiel devoto del Malbec.
Cuando Vilches y su equipo pensaron en bicicleteadas, escalada, rappel y rafting, lo hicieron a lo grande.
La jornada comienza con la elección de la mountain bike, tarea que parece fácil pero no lo es.
Tiene que ver con la altura del ciclista, con saber para qué sirve el freno derecho y para qué el izquierdo, y también para memorizar los cambios.
Lo reconfortante es que el mate siempre acompaña estas charlas didácticas y que, después, con el casco puesto y el ánimo de colores iniciar la travesía que alterna senderos más o menos llanos, pedregales, una vega de azufre y paisajes salpicados de flores silvestres.
En el trayecto de 10 kilómetros se cruza el río un par de veces y los guías van develando sorpresas y contando mitos y leyendas de estas tierras en la que habitaron los pehuenches.
Y es bueno saber que hay circuitos con diferentes niveles de dificultad y exigencia física.
La bicicleteada con las Zenith finaliza en la tirolesa de 20 metros situada en la confluencia de los ríos Leñas y Desechos, exactamente en las nacientes del Salado.
Es allí donde la montaña se impone.
Del otro lado del río está la Pared de los Morros y la posibilidad de escalar quince metros, con el cuerpo apretado a la roca, o descender desde un poco más arriba --unos 20 metros-- acostado sobre la nada.
Lo obvio es que primero hay que animarse a la tirolesa, calzarse un arnés y confiar en las maniobras que ejecuta Sebastián "ojos azules" Ontivero en la plataforma de salida.
Del otro lado aguarda Gastón "el Pelado" Castro, morochón insondable si los hay. Un buen equipo.
Camino al cielo.
Si la opción es el rappel hay que rodear la montaña por un camino lateral, ir enganchado a un cable y después descender con las piernas estiradas contra la pared y animarse a saltar.
Y para escalar por esa palestra natural, "Camino al cielo" --tal vez, la emoción más fuerte-- hay que saber dos cosas: que desde abajo todo está controlado y no mirar hacia el abismo.
Esa conexión del cuerpo pegado a la pared rocosa desata una adrenalina inexplicable.
Para regresar, una sugerencia: no perderse el Puente Comando, popularmente conocido como puente mono, similar a los que se encuentran en Nepal y en los Himalayas.
Un tránsito fantástico sobre el río y de cara a las montañas.
Si sopla algo de viento, mejor.
"Este verano la gente que nos visite encontrará otra tirolesa, la Tirolesa del Grito", informó Ernesto Irrazabal, director comercial y de marketing de Valle de las Leñas, quién agregó que son casi 400 metros de largo, cruzando el valle sobre los medios de elevación a una altura de 80 metros.
A pura adrenalina.
Los fanáticos del rafting saben que la previa es parte de la expedición fluvial.
Hay que meterse dentro del traje de neoprene, tarea nada fácil; calzarse las botas de goma, enfundarse en el salvavidas color naranja y ajustar el casco.
Después, conocer las características de la embarcación, aprender a trabar las piernas, saber cómo manejar el remo y encomendarse al santo preferido para no terminar en el agua.
Para los neófitos el guía zafa.
No rema y maneja los tonos de su voz para que, los que sí la van remando, lo obedezcan sin chistar.
De todas las indicaciones la que mejor suena en este trayecto de siete kilómetros es cuando dice "¡alto!", y la más divertida cuando se levantan los remos y se grita, en una suerte de catarsis colectiva.
Con "adelante" y "atrás" la cosa se complica, pero uno hace lo que puede.
El objetivo, que es la diversión, se cumple.
Lo cierto es que el guía la tiene clara.
El hombre ve bajo el agua; sabe como remontar los rápidos --que, en una escala de 6, son de 2 o de 2 y medio--, y sabe sortear "el colmillo", una piedra puntiaguda capaz de perforar balsas.
Los safaris fotográficos y el buceo en la Laguna Escondida de Valle Hermoso son otras actividades del verano en Las Leñas.
Para el buceo los guías prepararon un singular bautismo en la pileta del Hotel Piscis, el cinco estrellas del complejo, para llegar a la laguna con las nociones básicas de ese deporte.
Al Restaurante Olimpus, que está a los 2.620 metros de altura, en el verano se llega con la telesilla de Minerva.
De noche, desde su deck de madera, las luces del complejo semejan luciérnagas plateadas.
Allí se arma un fogón a leña con troncos que crepitan a cielo abierto.
Y un gran vaso de ron comunitario suele circular de mano en mano.
Si, entonces, el "Malevo" Ferreira, dulce hombre de montaña, toma la guitarra y entona canciones de Charly, de David o de León, la noche está sacralizada.
CORINA CANALE
DATOS DE INTERES
Dónde alojarse
El Complejo Las Leñas dispone de 3.000 camas en hoteles y departamentos. En invierno la ocupación oscila entre el 75 y el 90 por ciento y en el verano, con menos camas, entre el 40 y el 50 por ciento.
En verano
La temporada alta de verano comprende los meses de enero y febrero. El verano pasado se alojaron 31.000 personas, aproximadamente la mitad de los visitantes del invierno.
Ya llegan
Los turistas del verano comienzan a llegar a mediados de diciembre y finalizan en la Semana Santa.
Para moverse
El costo de un buggy, para dos personas, es de 150 pesos y un cuatri, para una persona, de 100 pesos. El verano pasado tomaron esta excursión 1.178 personas.
Paquetes
* Por 7 noches/8 días hay que pagar 2.600 pesos por persona en el 5 estrellas Hotel Piscis. Incluye excursión de un día a Valle Hermoso, con almuerzo de chivo. También, visita al Pozo de las Animas, cabalgata, escalada, rappel y tirolesa; telesilla minerva con treking. De las siete opciones se eligen seis.
* Existe un paquete de Fin de Año, de 3 noches/4 días.
Aventura
La edad mínima para actividades de aventura desde 12 años. Hay propuestas de miniaventura para chicos de entre 6 y 12 años a cargo de profesionales.
Dónde informarse
Más información se puede recabar en Valle de las Leñas Turismo con web www.laslenas.com o al teléfono (011) 4819-6060/6000.
RECUADRO
Mirando el pasado
Para comprender el espacio natural y la geografía del Complejo Las Leñas, se sugiere realizar una visita previa al Museo Institucional y de Ciencias Naturales, cuyo director es el geólogo Luis "Yiyo" Ballarini.
Allí está la historia de este emprendimiento que se inició en 1982, se inauguró en 1983 y este año está cumpliendo 25 años de vida.
Hay cartas topográficas y se exhibe el primer monoski usado en Las Leñas en 1988, cuando esta disciplina hacía furor en Francia.
Y también las tablas Rossignol de Ernesto Lowenstein, el hombre que cumplió con un sueño en el que muy pocos creían.