LAGO POSADAS/SANTA CRUZ
UN SECRETO EN LA MONTAÑA
Oculto a un costado de la mítica Ruta 40, en el noroeste de Santa Cruz, se levanta Lago Posadas, un pequeño poblado de apenas 250 habitantes. Su verdadero nombre, Hipólito Yrigoyen, quedó en el olvido relegado por el de su bellísimo espejo de agua, uno de los pesqueros de truchas más pródigos de la Patagonia.
El incierto origen del pequeño pueblo profundiza el misterio de este lugar cuya gente, aún sin decirlo, no se desvela por recibir turistas.
Si llegan, como está ocurriendo, se muestran hospitalarios, especialmente con aquellos que, despojados de urgencias, se animan a dejar que el tiempo transcurra lento, generoso.
Se dice que fueron las familias de los establecimientos rurales de la comarca las que se afincaron junto al Lago Posadas, de 45 kilómetros cuadrados de superficie, en cuyo centro hay una curiosa formación rocosa a la que los lugareños llaman el arco y que, en realidad, es una enorme piedra a la que el viento y la lluvia le fueron dando la forma de un túnel.
En los días en que el viento sopla calmo, los kayakistas cruzan ese arco natural cincelado por la naturaleza, en una experiencia que, dicen, vale la pena.
Mostrar de a poco.
Lo cierto es que el pueblo comenzó a formarse a orillas de los 30 kilómetros de costas del Lago Posadas, salpicadas de playas tranquilas y de serenas aguas color turquesa, donde a la sombra de los calafates, hombres y mujeres confraternizaban al son de las guitarras y donde, de vez en cuando, también se organizaban cuadreras.
Los expertos en destinos turísticos emergentes no dudan en decir que Lago Posadas se inscribe en la línea de "ciudades lentas", que son las que tienen mucho para ofrecer pero que lo van mostrando con sabia paciencia oriental.
Los primeros en descubrir esos secretos fueron los pescadores, una raza de hombres nómades, callados, reflexivos. Atributos que se necesitan para esperar, pacientemente, que las plateadas y saltarinas truchas muerdan el anzuelo.
Los pescadores llegan para capturar truchas arco iris y marrones, percas, salmones y pejerreyes patagónicos en el Lago Posadas y también en el cercano Lago Pueyrredón, separados por un istmo de 200 metros al que cruza La Angostura, un breve curso de agua.
El Pueyrredón es un lago mucho más grande (abarca 300 kilómetros cuadrados) que Argentina comparte con Chile, país donde adopta el nombre de Lago Cochrane.
Es un lago poblado de salmónidos que cruza el eje de la cordillera andina para desaguar en la cuenca del río Baker, en el Pacífico.
A diferencia del Lago Posadas, de aguas calmas, el Pueyrredón es un lago de aguas profundamente azules, que el viento sacude y torna furiosas.
Los deportistas del silencio cuentan que, caminando por la estrecha franja de tierra que separa los lagos (ambos de origen glaciario), se accede a un espectáculo singular: las truchas agazapadas, entre las rocas bajo las aguas clarísimas.
También el cercano río Oro es otro importante pesquero de esta comarca que está a sólo 110 kilómetros de la famosa Cueva de las Manos, donde el pueblo tehuelche dejó mensajes en las rocas, en forma de dibujos, que tienen más de 10 mil años de antigüedad.
Los fanáticos del trekking descubrieron que en los alrededores de Lago Posadas se realiza uno de los circuitos más exigentes de esta disciplina, una travesía que recorre pasos angostos y glaciares y que vadea numerosos ríos de deshielo.
Las expediciones llegan hasta el monte San Lorenzo, de 3.700 metros de altura, el pico más alto de Santa Cruz, cuyo ascenso es un desafió para los escaladores del mundo.
Un monte rodeado de cumbres nevadas que forman un anfiteatro natural.
También hay, por allí, un par de muros, pétreas paredes escarpadas que sirven para no quedarse con las ganas de realizar un ascenso, en medio de un paisaje espectacular.
Los secretos del campo.
En la estancia Suyai, cuyo casco enfrenta las aguas del Lago Pueyrredón, se organizan actividades como prácticas de windsurf y expediciones de pesca, tanto desde puntos estratégicos de la costa, ideales para la pesca con mosca, como desde embarcaciones.
En Suyai los visitantes pueden participar de las tareas rurales y siempre deleitarse con un sabroso cordero patagónico, de carne suave y desgrasada, producto de los pastos duros que abundan en esas latitudes donde el clima es adverso.
Fogones donde los peones cuentan mitos y leyendas de esa comarco fronteriza con Chile y le develan, a los extranjeros, los secretos del mate con bombilla y las tortas fritas.
Un poco más lejos, la estancia El Correntoso es fiel testimonio de la fe y los esfuerzos que los pioneros patagónicos dejaron en estas tierras del confín del mundo.
Esta estancia es un pequeño albergue cuyos dueños saben cómo hacer cálida la estadía de los visitantes, para los que organizan caminatas y cabalgatas que llegan a sitios arqueológicos, como los campamentos y cementerios ocultos que allí dejaron los pueblos nativos.
Vidas serenas.
La geografía que rodea a Lago Posadas es pródiga en yacimientos arqueológicos que pueden visitarse y de otros aún de acceso restringido.
Entre estos últimos figura el Cerro de los Indios, un coloso rojizo que alberga cuevas y pinturas rupestres, donde las rocas forman miradores que se asoman a los lagos y donde es frecuente observar el vuelo silencioso de los cóndores.
Esas pinturas rupestres reflejan que los tehuelches siguen mirando sus tierras desde una estrella.
Mensajes pétreo que quedarán, más allá de que su lengua, el Aonikienk, fatalmente se está extinguiendo.
Las estancias son una parte viva de nuestra historia, muchas de las cuales rescatan la memoria de quienes vinieron de tierras lejanas, cuando no había caminos ni otros medios de moverse que no fueran caballos y carretas.
Como distantes del vértigo que causa el turismo, la más moderna de las industrias del planeta, los habitantes de Lago Posadas viven serenamente, sin urgencias bancarias, simplemente porque no hay bancos, y alejados de los ringstone de los celulares porque allí no hay señales que capten esas ondas.
Ningún servicio regular de ómnibus llega a este pueblo cordillerano.
Los visitantes vienen en autos o en buses de operadores turísticos.
Pero la mítica Ruta 40 (5.200 kilómetros desde Cabo Vírgenes, en Santa Cruz, hasta La Quiaca, en Jujuy) cada vez acerca más turistas a Lago Posadas desde Bajo Caracoles, Los Antiguos o Perito Moreno.
Entonces, cada vez más gente descubre los secretos ocultos en estas montaña.
CORINA CANALE
Dónde está
Lago Posadas está cerca del Parque Nacional Perito Moreno, el único parque patagónico que protege la estepa y algunas islas boscosas.
Cómo llegar
Se puede desviar de la Ruta Nacional 40, a la altura de Bajo Caracoles. Desde allí, son 75 kilómetros de camino de ripio, en dirección a la cordillera.
Qué se puede ver
Posee guanacos, zorros, flamencos y macáes, y tiene grandes condoreras, la más accesible la del cerro León.
Dónde alojarse
Estas son algunas opciones:
* Hostería La Posada del Posadas: tarifa habitación doble, 225 pesos por día. Teléfono (02963) 490205.
* Hospedaje Los Pioneros: tarifa habitación single, 40 pesos por día. Teléfono (02963) 490209/229.
* Estancia Suyai: tarifa habitación triple 235 pesos. Teléfono (02963) 490242-
* Camping El Tío: tarifa de una cabaña triple, 300 pesos por día. Teléfono (02963) 490241.
Dónde aprovisionarse
Lago Posadas tiene comercios generales y casas de comida.
Dónde informarse
Más informes se pueden conseguir en la Dirección de Turismo de Lago Posadas, con teléfono (02963) 490225/260 y e-mail: [email protected]